Despierta del coma justo antes de morir y acusa a su novia de provocar el accidente de coche

Los accidentes de tráfico están desgraciadamente a la orden del día, por mucho que mejoren los sistemas de seguridad y los métodos de vigilancia, y por ello no es noticia que un joven muera en uno de ellos. Pero lo que pasó con el estadounidense Daniel Waterman entre el accidente y su fallecimiento, que tuvo lugar a principios de octubre a consecuencia de las heridas sufridas en el siniestro, ha dado mucho que hablar.

Conducía su novia

El accidente se produjo meses antes, el 8 de febrero, la noche de la Super Bowl. El joven, de 22 años y natural de Florida, viajaba de copiloto en un coche con su novia, Leigha Mumby, de 24 años, que iba al volante en una autopista a la altura de Siracusa (Nueva York), según relatan diversos medios estadounidenses. Ambos regresaban a casa después de una discusión y el coche, que circulaba a 95 millas por hora (unos 150 kilómetros por hora), impactó contra un árbol.

Mumby, que estaba embarazada (y meses después dio a luz) resultó ilesa. Peor suerte tuvo Waterman, que entró en coma en el hospital, en el que estuvo ingresado ocho meses en una situación muy angustiosa para su familia. Pero el joven despertó poco antes de morir y tuvo tiempo de decir unas palabras que han tenido una enorme repercusión, además de importantes consecuencias en la investigación del siniestro.

Sale del coma antes de morir

Según reveló su madre a diferentes medios de comunicación, tras salir del coma Daniel Waterman acusó a su novia de haber provocado el accidente de forma intencionada. Su progenitora asegura que el joven dijo desde la cama a la Policía que su novia le pronunció justo antes del choque una frase de gran trascendencia: “No me importa lo que pase, recibirás lo que mereces”. Eso sí, pese a despertar del coma falleció poco tiempo después al no poder superar las heridas sufridas, situación agravada por una neumonía.

Faltaba el testimonio de Waterman sobre lo sucedido en aquella autopista de Florida y hubo que esperar ocho meses para obtenerlo, pero esas palabras han cambiado de forma radical el rumbo de la investigación policial. En un principio, Leigha Mumby fue acusada de conducción temeraria con resultado de lesiones graves y agresión agravada con un arma mortal.

Todo ello desembocó en su arresto el pasado verano y su entrada en prisión, aunque obtuvo su libertad tras pagar una fianza de 150.000 dólares (unos 130.000 euros). Y así se habría quedado la cosa si Waterman no hubiera despertado. Pero tras la declaración de su novio y su inmediato fallecimiento, los cargos se han actualizado a homicidio vehicular, lo que probablemente la devuelva a la cárcel. La familia del joven lucha por conseguir la custodia del bebé.