Las mascotas son unos personajes habituales en el mundo del deporte. Muchos equipos de diferentes disciplinas cuentan con esas figuras, manejadas por un humano, que sirven de entretenimiento antes de los partidos o para animar en los descansos, y que pueden ser desde una persona a un animal, una verdura, un balón, un castillo o cualquier cosa que se pueda imaginar, y que suelen tener relación con el escudo o con la ciudad del equipo.
Generalmente resultan muy simpáticas a los aficionados más jóvenes, a quienes van dirigidas muchas de sus acciones o movimientos. De ahí que lo lógico es que su comportamiento sea divertido dentro de la formalidad. Pero a veces pasan cosas con las mascotas, porque siempre dentro del disfraz hay una persona que tiene días mejores y peores.
El león borracho
Y este pasado fin de semana una de esas mascotas se convirtió en protagonista, para mal, en un campo de fútbol de Inglaterra en el que se disputaba la primera eliminatoria de la FA Cup. El equipo local, el Burton Albion, que juega en la Ligue One, la tercera categoría de ese país, se medía al St Albans City, un club semiprofesional de la séptima división. Y este modesto equipo del condado de Hertfordshire acudió acompañado por su mascota.
La verdad es que la cosa no les salió bien, porque se llevaron un contundente 6-0 y apenas les duró un minuto el empate a cero. Un resultado lógico y esperado que les dejó eliminados, pero la atención se la llevó la mascota. Quizá porque Burton es una de las ciudades del Reino Unido con mayor producción de cerveza, pero la cuestión es que la mascota, que representa un león vestido con la equipación del St Albans City, apareció por el césped del Pirelli Stadium con toda la pinta de ir absolutamente ebria.
Desalojado del campo
Llamada Sammy the Saint (Sammy el santo), de santo no tuvo un pelo en este caso. No fue capaz de pasar con dignidad una valla publicitaria y acabó cayendo al suelo en el intento. Ante las burlas de la afición local, y mientras caminaba dando tumbos producto de su lamentable estado, dedicó varias peinetas a los seguidores del Burton Albion.
Todo ello llevó al personal de seguridad del equipo anfitrión a desalojarlo del campo, acompañándolo con bastante paciencia en su tortuoso devenir, como si el árbitro le hubiera mostrado una tarjeta roja. Mientras tanto la mascota seguía realizando aspavientos y calentando a la afición local. Por suerte, gracias al disfraz nadie le vio la cara.