Lo que muchas personas piensan es que Dios está en todos lados, incluso en los llamados chatbots. Así, por ejemplo, en las diversas aplicaciones religiosas, miles de usuarios confiesan sus secretos más audaces, sus preocupaciones más profundas y sus impulsos más oscuros.
Se sabe que los chatbots están entrenados con IA, en este caso, con textos religiosos, y pueden actuar como consejeros sacerdotales digitales, ofreciendo consuelo y orientación espiritual. En ciertas aplicaciones, incluso canalizan la conversación como si fuese Dios quien estuviese respondiendo.
Auge espiritual
La industria de la tecnología y la inteligencia artificial para los fieles de la fe está en auge. En este contexto, las aplicaciones religiosas cuentan con más de 30 millones de descargas, lo que las coloca por encima de plataformas tan populares como Netflix o redes sociales como Instagram. Además, estas apps católicas ofrecen suscripciones que rondan los 70 euros al año, y son miles de personas las que están dispuestas a invertir en ellas. Entre las más populares destacan Bible Chat o Pray, ambas con chatbots integrados de gran calidad.
Ayuda espiritual para muchos
Hay un sector de personas que nunca han asistido a un servicio religioso en un templo o iglesia. Por tanto, las aplicaciones espirituales pueden convertirse en un camino que les lleve hacia la fe. La profesora Heidi Campbell, especialista en tecnología y religión, explicó que en su primera experiencia con un chatbot, algunos participantes hacían preguntas como: “Oye, Jesús, ¿cuál es tu equipo favorito de fútbol?”. Otros, en cambio, preferían realizar preguntas más personales relacionadas con la muerte, el tiempo o la depresión.
Y es que, con el auge de ChatGPT y otras inteligencias artificiales conversacionales, estos chatbots abordan cualquier problema e incluso recitan oraciones de sanación. Para muchas personas que antes debían recorrer grandes distancias para acceder a un guía religioso, los chatbots representan una conexión inmediata con lo divino.
También hay quienes recurren a estas aplicaciones en momentos en los que no pueden contactar con un sacerdote o pastor. Es allí donde actúa la aplicación bíblica y, a su vez, también se ha registrado que ChatGPT es una compañía a la que se le pueden realizar preguntas de carácter espiritual.
En busca de respuestas
La pregunta más habitual que reciben estos chatbots es: “¿En verdad estoy hablando con Dios?”. Si bien estas herramientas satisfacen una necesidad emocional individual, a su vez plantean ciertos cuestionamientos porque se basan en modelos fundacionales. Esto significa que están diseñadas con el propósito de validar a los usuarios, darles lo que quieren escuchar.
El fundador de la aplicación Pray, Ryan Beck, no considera que esto sea un problema, ya que, después de estar en la cárcel tras involucrarse con bandas ilegales en la ciudad de Los Ángeles, en Estados Unidos, se propuso que otras personas tuvieran acceso a alguna forma de culto y de reflexión. Así, en el caso de Pray, la aplicación está configurada hacia preguntas relacionadas con la confesión y la muerte.
Oír lo que uno necesita
Los chatbots religiosos gustan a muchas personas porque ofrecen apoyo sin prejuicios, donde compartir abiertamente los problemas personales dirigidos hacia un grupo de personas reales y presentes puede resultar, si no negativo o contraproducente, sí complicado o difícil.
En cambio, estas aplicaciones permiten consultar aquella curiosidad, esa duda o un temor en cuanto a temas existenciales y teológicos sin la incomodidad o la vergüenza de hacerlo cara a cara en una reunión en persona.
De todas formas, no hay que olvidar que los usos de estas herramientas sin una supervisión humana que las dirija correctamente pueden resultar peligrosos para la salud mental, como ocurre con esos usos en los que se busca consejo terapéutico ante situaciones personales en lugar de acudir a un profesional, como ya ha sido denunciado repetidamente.