El Bidasoa quiere dar la campanada en Flensburg, 'el Irun de Alemania'
Con la clasificación en el bolsillo, el Bidasoa quiere puntuar ante el todopoderoso Flensburg-Handewitt para no pasar de vacío a la Fase Principal
El Bidasoa juega este martes por primera vez en su larga historia europea en Flensburg (18:45 horas, ETB4 y Dazn) el último partido de una Fase de Grupos de la EHF European League que, ambos clasificados para la siguiente ronda, se convierte en una jornada preliminar de la liguilla de la Fase Principal o Main Round. Los puntos que ambos contendientes sumen en sus duelos directos se pasan a la siguiente liguilla. Allí se sumarán Kiel y Montpellier en un asombroso grupo con cuatro campeones de Europa y que también juegan este martes en tierras alemanas tras la victoria teutona en Francia.
Logrado el gran objetivo de superar la fase y con los duelos de Liga Asobal que restan hasta Navidad muy presentes, ahí apunta el deseo de los de Álex Mozas en el mítico Campushalle, conocido como el Infierno del Norte: ganar dos puntos que, además de hacer saltar la banca, serían diamante para febrero. Más valiosos que el oro.
Flensburg, el Irun de Alemania
El equipo guipuzcoano, que ha volado este lunes a Hamburgo vía Zürich y ha entrenado en Flensburg con los mismos protagonistas que el sábado ante Atlético Valladolid (incluido un debutante Unai Barreto y un Esteban Salinas que apeó 27-35 con Granollers al Flensburg de la Final a Cuatro que organizaba en 2023), jugará en una ciudad que es el Irun de Alemania.
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No solo por una cuestión geográfica de que Flensburg forme parte de la frontera alemana con Dinamarca (allí también emplean el concepto eurorregión: la de Sønderjylland-Schleswig; con el triángulo fronterizo Grænsetrekanten con las danesas Sønderborg y Aabenraa), sino porque muchos daneses cruzan al sur para comprar tabaco, cerveza y vino —hasta 2018, los comercios fronterizos estaban exentos de pagar la tasa por envase—.
No se puede entender Flensburg, cuyos arenques enamoraron a Otto von Bismarck, sin Dinamarca. No ya solo hoy, donde residentes de un país trabajan en el otro (cantidad de empresas danesas como Danfoss, patrocinadora del equipo de balonmano y con factoría en Usurbil, tienen sedes en Flensburg), sino porque entre 1460 y 1864 fue el segundo puerto del Reino de Dinamarca tras Copenhague, el principal fuera de las fronteras danesas.
De los 22 jugadores que tiene en la EHF dados de alta el Flensburg (cuenta hasta con 19 oficiales de equipo), que compone su nombre oficial de su ciudad (unos 98.000 habitantes) con la vecina localidad de Handewitt (otros 12.000), siete lucen la bandera danesa y nueve, la alemana.
Hablamos de un territorio que bien podría ser de soberanía compartida. El año 1920 un plebiscito con cobertura de la ONU (venía del Tratado de Versalles que acabó con la I Guerra Mundial) terminó de definir las fronteras entre Dinamarca y la derrotada Alemania. Cien años más tarde, en las elecciones municipales danesas de hace dos semanas en Tønder ganó el partido que representa a la minoría alemana (Slesvigsk Parti); mientras que el principal partido del Ayuntamiento de Flensburg es… el Südschleswigscher Wählerverband, de la minoría danesa.
Una ciudad que fue la última capital del III Reich tras el suicidio de Adolf Hitler, con el gobierno del almirante Karl Dönitz acuartelado en la academia naval de Mürwik. Flensburg, donde en 1962 Beate Uhse abrió el primer sex-shop del mundo (llamado Instituto de Higiene Matrimonial), alumbró el carné de conducción por puntos (allí es al revés: lo deseable es seguir con 0 puntos Flensburg).
Los puntos del Bidasoa
No es este el objetivo del Bidasoa, que quiere volver a Irun con dos de su primera visita a Flensburg, única cancha histórica del balonmano alemán que no ha pisado en su historia en 12 visitas a Alemania. Para ello quiere dar continuidad a la regularidad que ha tomado por bandera desde que derrotó al Saint-Raphaël, mostró ante Eón en Alicante pese a las bajas y remachó el sábado ante Atlético Valladolid, un rival empatado a puntos que aniquiló en 12 minutos. Como entonces y ahora en víspera del Día del Euskera, el Bidasoa volverá a lucir la camiseta verde del proyecto Lurraldea Gara.
Encuentros en los que se ha jugado a lo que el Bidasoa quería y como quería, más allá de las apreturas puntuales en algunas fases de los partidos. En la ida contra Flensburg-Handewitt ya fue capaz de tener a los de Ales Pajovic en su terreno, pero el vigente campeón de la competición clavó las jugadas finales para voltear el 30-26 al 32-33 en el primer duelo entre ambos clubes.
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Bombazo en Flensburg
El poderoso rival, segundo a dos puntos del Magdeburgo tras ceder un sorprendente empate a 37 en casa ante el Gummersbach (13 goles de Marko Grgić), comparecerá sobre la pista del Campushalle (GP Joule Arena por motivos comerciales) tras una noticia de gran impacto: su principal astro, el danés Simon Pytlick, abandonará Flensburg en verano de 2027 rumbo a Berlin. El coste del traspaso no ha trascendido, pero se especula con que en su reciente renovación hasta 2030, se fijó la libertad de Pytlick a partir de 2027 en 750.000 euros.
En la capital federal se reencontrará con otros dos ex GOG: Mathias Gidsel y el técnico Nikolej Krickau, que formaban parte del conjunto danés que apeó al Bidasoa en Europa en 2022. Y más aún: Füchse podría tener hecho el fichaje del culé Dika Mem por un millón de euros. Por él puede aterrizar en Barcelona al pequeño de los hermanos Costa, Kiko Costa.
“El club es más importante”
Por fuerte que es un golpe de estas características, el director general del Flensburg, Holger Glandorf, ha lanzado un mensaje que a veces se olvida: “El club es más importante que los jugadores individuales”. El club quiere centrar la atención en un choque importante para la lucha por el primer puesto de la Main Round. Aun así, está por ver el recibimiento que el Campushalle le ofrece a Pytlick, que ha justificado que su salida “no es una decisión contra el club, sino una decisión para un nuevo reto en mi vida”.
En lo deportivo, en el empate ante el Gummersbach entraron en la convocatoria tres balonmanistas que no viajaron a Irun: el tercer portero Catalin Haidu (tercer portero), Lukas Jørgensen (pivote) y Jonas Rithaphorn (extremo izquierdo), estos dos, daneses. Lucas Witzke —ausente ya en Irun por una lesión en el tobillo— y Lasse Møller, que se fracturó la mano en Artaleku, no fueron de la partida.
El choque, para el que se han vendido unas 4.000 de las 6.000 localidades con entradas entre 9 euros (de pie) y 30 euros (contra Füchse en Liga el jueves día 11 costarán entre 20 y 64 euros), arbitrarán los noruegos Andreas Daviknes Borge y Magnus Muri Nygren. Los colegiados son inéditos en la historia continental del equipo guipuzcoano; igual que el delegado de la EHF, el que fuera árbitro belga Sigurd Thomassen.
