El Balonmán Cangas ha presentado una “reclamación” ante el Comité Nacional de Competición de la RFEBM, que se reúne este miércoles, en la que pide volver a disputar el último minuto y 22 segundos del partido contra el Bidasoa, y que el delegado federativo, José Carlos de Castro, no vuelva a ejercer en O Gatañal.
El conjunto gallego, que en el momento de los hechos perdía 28-30, se declara “claramente perjudicado” por el oficial, José Carlos de Castro, al asegurar que fue él quien quitó la tarjeta del tiempo muerto de las manos del entrenador bidasotarra, Álex Mozas, mientras este “se gira hacia su ayudante para preguntarle si pide el tiempo muerto”.
Más aún el equipo gallego asegura que “es especialmente grave que el delegado federativo del encuentro haya admitido públicamente estos hechos, siendo él quien tomó la tarjeta de tiempo muerto de las manos del entrenador del Bidasoa Irun, cuando este no hizo gesto alguno de solicitar el tiempo muerto, ni como marca la reglamentación, depositar la tarjeta en la mesa delante del cronometrador”.
El comunicado oficial no detalla la supuesta confesión del delegado federativo, aunque el principal diario de la zona, Faro de Vigo, recoge que "el propio de Castro reconoció los hechos delante del director deportivo de la entidad, Óscar Fernández, y de varios integrantes de la directiva y del cuerpo técnico del conjunto morracense".
El Bidasoa, centrado en el tiempo muerto
Según se observa en las imágenes del partido disponibles en el archivo de LaLiga+, los jugadores y el cuerpo técnico guipuzcoanos, lejos de protestar al ver arrebatada en contra de su voluntad la posibilidad de un tiempo muerto que podía necesitar más adelante, se reúnen en torno a su cuerpo técnico para preparar la jugada que termina con el 28-31 que anota el capitán, Gorka Nieto.
En una secuencia que sucede con rapidez, la confusión inicial apuntaba más a si la petición de tiempo muerto del Bidasoa hubiera sido extemporánea. Si antes de pedir el tiempo muerto, el equipo guipuzcoano había perdido el balón al resolver el colegiado Soria Fabián con falta en ataque el agarrón recíproco entre el cangués Javier Iglesias y Dariel García.
Habían transcurrido apenas 20 segundos desde que David Faílde detuvo su segundo siete metros consecutivo y el bidasotarra Rodrigo Salinas se disponía a organizar la ofensiva amarilla cuando sucedieron los hechos, en los que Cangas reconoce que suceden cuando “el CD Bidasoa estaba con el balón en su posesión”.
Lejos de esta versión que cuestiona si el cuerpo técnico del Bidasoa iba a pedir tiempo muerto, Mozas circunscribe la confusión a la propia norma, en si bastaba con entrar en la zona próxima a la mesa para solicitar el tiempo o si hay que depositar la tarjeta ante el cronometrador: “A veces ya ha solido pasar que cruzas sin darte la cuenta y han pitado sin que dejes la tarjeta en la mesa. Es un poco ambiguo, pero ha coincidido ese momento con que hemos perdido el balón y se ha dado todo así”.
Cangas, contra el delegado federativo
“Desde el Club Balonmán Cangas, en vista de haber recibido un agravio deportivo tan importante, solicita al Comité Nacional de Competición la revisión de este hecho y pide la reanudación del partido desde que se produjo esta infracción en el minuto 58:38”, recoge el comunicado, en el que el club gallego apunta contra el delegado federativo: “Esta es la tercera ocasión en la que nuestro club se ha visto claramente perjudicado por las actuaciones del mismo”.
En la primera de ellas, el Guadalajara impugnó el partido y la Federación, que sancionó y afeó a los colegiados que no informaran de los sucedido en el anexo del acta, corrigió un gol que subió dos veces al marcador del pabellón a falta de ocho minutos para el final. El duelo terminó en empate en lugar de 24-23.
El club cangués, que entonces tachó de “injusto rearbitrar” el choque, se escuda ahora en aquel episodio, que la Federación calificó de “error material” al computar en dos ocasiones un tanto validado una vez.
Tres años después, fue el Cangas quien impugnó otro choque disputado en el mismo escenario. Con el Sinfín cántabro como rival, el local Mario Dorado robó balón al interpretar que los cántabros habían sacado ya de centro tras el 23-22. Los colegiados y el delegado federativo entendieron que el saque no se había ejecutado y sancionaron con dos minutos al extremo gallego. Sinfín terminaría empatando en el medio minuto que restaba para el final. Sin mediar “error material” como en el caso anterior, el Comité de Competición rechazó rearbitrar decisiones arbitrales.
La solución, los pulsadores
Las Reglas de Juego recogen, en la aclaración correspondiente a la norma 2:10, que los equipos podrán solicitar tiempo muerto depositando la tarjeta a tal efecto en la mesa arbitral. Una norma que ha sufrido reajustes en los últimos años. Así, también ha solido valer para que el cronometrador conceda tiempo muerto el hecho de que un técnico del equipo se acerque junto a la mesa con la tarjeta en la mano, sin llegar a dejarla de manera física en la mesa.
Ante este tipo de polémicas que se repiten cada cierto tiempo, el estamento de entrenadores ha reclamado en más de una asamblea de la RFEBM que se instaure el sistema mediante pulsadores, como ocurre en las competiciones de la EHF. Estos están conectados con el tiempo oficial, el del marcador, y cuando un técnico pulsa el tiempo se detiene de manera automática. Sin necesidad de interpretar en qué momento la tarjeta está depositada o cuándo ha cruzado un entrenador la línea junto a la mesa arbitral.