El Bidasoa logró en territorio Kurt Wallander, el famoso inspector de policía cuyo domicilio el escritor Henning Mankell lo ubicó en el barrio del actual Ystad Arena, un triunfo que adquiere múltiples valores: romper con el mal sabor de boca que habían dejado las últimas citas, ganar por primera vez a domicilio esta temporada, sumar de dos en dos en la EHF European League en un grupo con tan poco margen, y hacerlo para firmar la victoria número 80 en la larga trayectoria guipuzcoana en el Viejo Continente. Alcanzar esa cifra redonda a domicilio no es moco de pavo: el Bidasoa no lograba ganar lejos de Artaleku en competición continental desde que arrolló 23-37 al Pfadi Winterthur en Suiza en diciembre de 2021.

De esos 80 encuentros, las tres cuartas partes de las victorias las ha vivido Artaleku. El cuarto restante hay que buscarlo lejos de Gipuzkoa: desde el triunfo en Bélgica ante el Sporting Neerpelt (17-18) en la Copa de Europa de 1988 hasta la del martes en Ystad (23-29), a no muchos metros de la abadía de Greyfriars que los franciscanos habitaron entre los siglos XIII y XVI, y a orillas del agitado Mar Báltico. 

Ni siquiera un año tan brillante como el de la Champions ganada en 1995 el balance a domicilio fue el mejor: triunfo en Kielce polaco (23-26) y ante el OM Vitrolles galo, con un golazo providencial de Nenad Perunicic (19-20). 

Semanas después la estrella balcánica sería protagonista involuntaria. Con el equipo clasificado para la final, el técnico, Juantxo Villarreal, tenía el sueño de ganar en una cancha mítica como la del Dukla de Praga. Todo un símbolo que persiguió: apretó con escaso éxito a los suyos, que cedieron 26-25. El enfado del entrenador de Errenteria, cuentan veteranos de la época, fue monumental.

Dos años después, con la Recopa de Veszprém, Villarreal se desquitó con victoria en la capital checa (25-26), único triunfo continental a domicilio aquella temporada junto al de Aalsmeer (Países Bajos, 20-33).

“Mayor acierto en ataque”

Su entrenador, Álex Mozas, se mostró satisfecho y quiso darle justo valor al “ejercicio de resistencia” que realizaron los suyos. El técnico alabó el “trabajo de los jugadores en el día a día, que está siendo muy bueno”, una labor que en el coqueto Ystad Arena sí se vio reflejada en la pista con una actuación en la que como gran diferencia respecto al partido de cuatro días antes ante Ademar, Mozas situó como clave haber tenido “algo más de acierto en ataque”.

“Defensivamente hemos estado a ese nivel o quizá algo superior, pero hemos generado muchos lanzamientos y las hemos metido más que el otro día”, resumió el entrenador bidasotarra: “Yo estaría muy preocupado, y así se lo digo a la gente, en el caso de que no llegáramos a lanzar, o nos levantan el brazo del pasivo en todas las acciones o si perdemos 15 balones por partido… No es el caso. Ya irán entrando, ya están entrando y si defensivamente estamos así, ganaremos muchos partidos”.

El Bidasoa ofreció una versión de menos carrera, más control y mucha incomodidad para el ataque del Ystads: “Pienso que todo se construye por ahí. Las limitaciones (con el número) de jugadores no nos han permitido correr como habitualmente porque había que contemporizar un poco más y cuando no puedes correr y meter goles fáciles, atrás tienes que estar muy bien. Ha sido el caso: ellos en ningún momento se han visto cómodos, salvo quizá al final con lanzamientos cómodos, pero en cuanto hemos asentado la defensa…”.

“Necesitábamos un partido así”

Mozas veía con confianza a los suyos: “Teníamos muy claro que ellos tenían un juego muy directo y que eso nos podía venir bien, porque nuestros jugadores en el centro son muy buenos en el uno contra uno. Hemos controlado su lanzamiento exterior, que es una virtud muy buena que tienen y pienso que esto nos hará mejores”.

Los dos puntos tuvieron un factor de liberación parcial que nadie en la delegación bidasotarra desplazada hasta Suecia ocultó. Tampoco Mozas: “El trabajo está siendo bueno y me daba pena que no se reflejara en los partidos, pero el día a día está siendo bueno. Necesitábamos un partido así y creo que de aquí vamos a crecer, porque no entendíamos muy bien por qué no conseguíamos llevar a la pista lo que trabajamos en el día a día o incluso lo que hemos hecho en pretemporada, que ha sido muy bueno”. 

“Quizá por esa presión que tiene este grupo por tener que ganar todos los partidos y parece que tiene que ganar sobrado… Está claro que somos el Bidasoa, que somos un gran equipo y que tenemos que aprender a convivir con esa obligación, y quizá nadie hemos sabido hacerlo hasta el momento. Esto es una liberación, pero también un premio al trabajo a los jugadores, que está siendo muy bueno, y ya pensamos en el siguiente partido, que será muy difícil”.

Una vez la expedición vuele de vuelta a casa este miércoles, ya pensará en la visita de este sábado a Torrelavega, donde Mozas se encontrará con su exequipo y sus jugadores, con su exentrenador, Jacobo Cuétara. El técnico bidasotarra reconocía aún en Suecia que “sobre todo tenemos que recuperar a la gente y seguir con esta inercia defensiva, porque nos encontraremos un equipo defensivamente muy fuerte y va a ser un partido de poder a poder”.