valladolid. El nuevo Lagun Aro GBC no arranca. Lejos de enmendar su incomprensible tropezón de la primera jornada ante el Obradoiro, el equipo de Sito Alonso encajó ayer ante el Blancos de Rueda Valladolid su segunda derrota del curso, esta vez tras una prórroga (89-86). Fue otro golpe duro, muy duro, de digerir porque el equipo ha perdido ante dos rivales a priori inferiores y que debería haber superado de hacer las cosas bien para colocarse así con un cómodo 2-0 en la clasificación. Sin embargo, está con un balance de cero victorias y dos derrotas. Solo es la jornada dos, pero en la ACB de los modestos todos los choques cuentan, y más los que se disputan ante rivales directos. Desde luego, no es la mejor manera de abrir un proyecto nuevo.
El Lagun Aro empezó fatal, reaccionó y tuvo la victoria en sus manos. Pero erró en los momentos decisivos y se volvió de vacío del Pisuerga, lo cual se ha empezado a convertir en una desagradable rutina. Lo de ayer no fue tan horrible como los dos últimos años, pero la derrota escoció de lo lindo. Tras un batacazo como el de la primera jornada frente al Obradoiro, resulta difícil de justificar cómo el equipo pudo empezar tan mal contra el Valladolid. El Lagun Aro estuvo blandísimo y despistado en defensa, concediendo demasiados rebotes ofensivos, y lento en ataque, tomando decisiones a destiempo, casi siempre malas. Vamos, justo lo contrario a lo que quiere Sito. El Valladolid movía el balón como quería, contraatacaba con tremenda facilidad por el nulo balance defensivo del GBC y el hueco en el marcador se iba agrandando: 9-2, 14-8, 19-8, 25-10… hasta el 30-10, la máxima renta que tuvo el conjunto local en el minuto doce de partido.
Cuando había tocado fondo, el Lagun Aro reaccionó. La defensa se entonó con la entrada de hombres como Neto, Adeleke y Lorant, y luego empezaron a aparecer en ataque Baron y Panko para empezar a reducir esa desventaja. El 42-30 al descanso dejaba al menos el partido abierto para la reanudación. En el tercer cuarto, los de Sito Alonso salieron a la cancha con otra actitud, con una defensa más activa. Eso, unido a dos espectaculares acciones de Baron y a la irrupción de Vidal, brillante en ese tercer acto, niveló el choque. En el minuto 26, ocho puntos seguidos del catalán pusieron el 48-47 en el marcador. Empezaba otro partido, en el que el Lagun Aro daba la talla gracias a su quinteto de gala: Salgado, Baron, Vidal, Panko y Doblas. De hecho, Sito no hizo ningún cambio en esos diez minutos del tercer cuarto. Un dato que confirma que la brecha existente hoy por hoy entre los cinco titulares y los reservas es demasiado grande. Es urgente reducirla cuanto antes porque el equipo necesitará mucha mayor aportación de gente como Papamakarios, Lorant o Adeleke.
Quizás por ese cansancio de los hombres importantes, al Lagun Aro le faltó confirmar esa remontada. Cuando tenía el partido igualado, no logró dar la estocada a un rival tocado, y el Valladolid volvió a crecerse jaleado por su público. Andy Betts, que jugó cinco minutos, puso por primera vez por delante a su equipo a nueve minutos del final con un 2+1 (55-57). Sin embargo, un parcial de 7-0 en contra volvió a poner el partido cuesta arriba. Tocaba remontar otra vez. Logró hacerlo el Lagun Aro con otra acción positiva de Betts y una canasta de Panko, por lo que a cuatro minutos y medio del final la desventaja era mínima (62-61). Empezó ahí el partido de los nervios y el equipo de Sito no supo controlarlos. Panko falló dos tiros libres, primero con 70-69 y luego con 72-71 y luego, tras canastas de Salgado y Dumas, Baron tuvo el triunfo con dos tiros libres a su disposición a tres segundos del final. Metió el primero, pero falló el segundo, con lo que el encuentro se fue a la prórroga.
la prórroga Panko y Vidal fueron quienes tomaron la iniciativa en el tiempo extra. Esta vez fue el ex del Baskonia y el Real Madrid quien tuvo el triunfo en sus manos, pero tampoco acertó desde 4,60. Pero eso no explica la derrota. Los 15 puntos encajados en la prórroga, algunos de ellos tras segundas opciones debido a los rebotes ofensivos -hasta 14 cogió el Valladolid- fueron más importantes. Por no hablar de que Salgado alternó acciones brillantes con errores de bulto y de que Baron volvió a tener otro día nefasto en el tiro: 2/10 en triples. También resultó clave que Doblas no pudiera jugar el tiempo extra. El pívot, que se había entonado en el tercer cuarto, fue eliminado por cinco faltas en el minuto 39 y el equipo lo acusó en defensa. Como siempre, alguna de esas faltas fue prescindible. Ante su ausencia, Nacho Martín se puso las botas. Y es que Panko tendrá muchas cualidades, pero sufre y seguirá sufriendo en defensa como ala-pívot, porque casi siempre ha jugado de alero.
Con todo, con el fatídico inicio, con los fallos desde la personal de jugadores más que capacitados para asumir la responsabilidad, con la lacra del rebote, con la escasa aportación de los reservas, con la irregularidad en la dirección de juego y con el desacierto desde 6,75, el Lagun Aro debió haber ganado en el Pisuerga. Como debió haberlo hecho el pasado domingo. Pero ha perdido ambos partidos y ahora toca remar contracorriente. Mañana, sin apenas descanso, llega el Unicaja, uno de los grandes. Es el momento de reaccionar, porque los malos inicios pesan demasiado en esta liga.