está claro que habrá un antes y un después tras el partido contra el Murcia. Por si los ingredientes no fueran suficientes, Pablo Laso se ha encargado de poner uno más con sus declaraciones de ayer al Mundo Deportivo, tan sorprendentes como fuera de lugar, al menos para mí, justo en este momento.

Tras siete derrotas y a unos días de jugar una verdadera final contra el colista, suelta perlas del estilo "Sólo quiero jugadores comprometidos", "Estoy valorando si la gente está por el equipo o sólo por su propio interés", "En algunos momentos empiezo a dudar de que algunos jugadores muestren actitud, esfuerzo y compromiso, y esto es lo que me preocupa" o "Tengo claro que si hay algún jugador del equipo que se quiere bajar de este barco, que lo haga pronto".

Esta rajada contra sus propios jugadores se sale del habitual discurso del club, con la mesura por bandera. Por eso no entiendo que diga estas cosas en una semana clave, en la que sólo vale ganar y en la que desde el club se solicita unidad. Me parece que dudar públicamente del compromiso de su plantilla, sin citar nombres, es echar a los leones a sus propios jugadores ante una afición ya bastante quemada. ¿A quién se refiere? ¿Qué pasará si Barbour, o Ignerski, o Sergio, o Panko fallan sus tres primeros tiros el domingo? ¿Serán silbados por la gente? ¿A quién beneficia eso?

Tampoco leo en ningún momento algo del estilo de "Soy el primer responsable de la situación". Teniendo en cuenta que él es el entrenador y quien ha construido esta plantilla, no estaría de más decirlo. ¿Qué busca? ¿Que sus jugadores reaccionen? ¿O escurrir el bulto? Si realmente piensa que algún jugador se está borrando, que se rescinda su contrato y punto, que no ande lanzando mensajes públicos sin dar nombres y alimentando las dudas.

El año pasado, Laso ya mandó un mensaje parecido, aunque más sueve, tras aquella derrota en Fuenlabrada por 108-75. Entonces le salió bien la jugada, porque, pese a que el equipo perdió el siguiente partido contra el ViveMenorca, ganó luego tres de forma consecutiva. Veremos qué pasa esta vez. Si el Lagun Aro gana, las aguas volverán más o menos a su cauce, aunque probablemente seguirá siendo necesario algún refuerzo en el juego exterior, porque el rendimiento de Barbour y Detrick es preocupante. Pero como pierda, alguna cabeza rodará, porque si no hay reacción después de este mensaje, algo debe cambiar. Ante un partido crucial, Laso se ha jugado todo a la victoria.