- Italia empezó ayer a juzgar a más de 300 acusados de pertenecer o colaborar con la potente mafia calabresa, la ‘Ndrangheta, toda una multinacional de la droga y del delito que se sienta en el banquillo del mayor proceso contra la criminalidad organizada en más de tres décadas.

El juicio se celebró en un búnker construido en un polígono industrial de la localidad calabresa de Lamezia Terme por motivos de seguridad y también para poder acoger a los 355 acusados, a sus respectivas defensas y a los más de 900 testigos.

Los imputados deberán responder a una ristra de delitos que van desde el de pertenencia a asociación mafiosa hasta el homicidio, la extorsión, la tenencia ilícita de armas y explosivos, el tráfico de influencias, la corrupción, el abuso de poder o el narcotráfico.

El juicio se centra especialmente en la familia Mancuso, dueña y señora en la provincia de Vibo Valentia y una de las más respetadas de la organización, así como en sus presuntos colaboradores de las instituciones públicas y de las empresas privadas.

El fiscal del caso, Nicola Gratteri, escoltado permanentemente, empezó a indagar en sus sucios negocios a partir de la excarcelación en 2012 del patriarca Luigi Mancuso, de 66 años, considerado la máxima autoridad de la provincia y uno de los más influyentes de la ‘Ndrangheta. Ahora el mafioso, sucesor de una dinastía que se remonta a principios del siglo XX, responderá de nuevo ante la Justicia.

Además, se procesará por colaboración a agentes del orden, empresarios y políticos, como el exparlamentario de partido de Berlusconi, Giancarlo Pittelli.

La ‘Ndrangheta echó raíces en la remota región de Calabria, la punta de la Bota italiana, una de las zonas más pobres de Italia. Subestimada durante décadas, ha logrado convertirse en una de las organizaciones criminales más poderosas del planeta. Su imperio de la droga, del juego de azar y de la corrupción en las licitaciones públicas le granjea en torno a 50.000 millones de euros cada año.