Bruselas - El Reino Unido ya no es un Estado miembro. El 31 de enero de 2020 fue un día histórico para ambos lados del canal de La Mancha. Un momento "sobrio" y "emocional", según Michel Barnier, pero también una "oportunidad para un nuevo comienzo". La Comisión Europea presentó ayer la hoja de ruta sobre la que negociará la relación futura con Londres. Tres campos monopolizan el mandato: economía, seguridad y marco institucional.

"Se trata de una oportunidad para un nuevo comienzo, una nueva relación. Nuestro objetivo es construir con un gran país, aliado y vecino una relación fuerte, aunque la más ambiciosa es la que teníamos porque estábamos en la misma Unión", señaló el jefe negociador en la presentación del mandato para la negociación futura.

El mensaje de Bruselas a Londres es claro: negociará de buena fe y con apetito de entablar una relación ambiciosa, pero estar fuera del club no puede reportar las mismas ventajas. "Tenemos que lidiar con las consecuencias de las decisiones del Reino Unido. En consecuencia, el Reino Unido no podrá contar con los mismos beneficios y ventajas de la UE", apuntó el francés, que hizo hincapié en que el acceso al Mercado Interior europeo dependerá del respeto de Londres a las regulaciones y normas comunitarias, aspectos de materia fiscal, social o de ayudas de Estado.

El Reino Unido suma tres días fuera de la Unión Europea. Pero en la práctica estas 72 horas no han cambiado nada salvo la desaparición de la Union Jack (la bandera británica) de las instituciones europeas. Y todo seguirá así al menos durante este año gracias al periodo transitorio, el tiempo de gracia acordado para negociar las relaciones futuras. Según fuentes comunitarias, las negociaciones durante este tiempo tendrán lugar tanto en Bruselas como en Londres y se llevarán a cabo a través de "diez o doce" mesas de diálogo divididas por temas.

Antes del arranque de estas conversaciones ya han emergido las primeras fisuras. Boris Johnson, primer ministro británico, reiteraba que no pedirá una prórroga para esta etapa, llamada a concluir el 31 de diciembre de 2020. Un calendario que para la UE es insuficiente para entablar una alianza ambiciosa. El Acuerdo comercial de la UE y Canadá se fraguó tras siete años de negociación y el de Mercosur tardó 20 años.

En cualquier caso, el momento clave será el 30 de junio de 2020, el plazo límite para solicitar la extensión de uno o dos años -solo podrá pedirse una vez-. Con el objetivo de maximizar este tiempo limitado, la UE se centrará en los campos que pueden resultar más problemáticos si el 31 de diciembre no están pactados. Es decir, la economía, la seguridad y el marco institucional."Estamos preparados para ofrecer un acuerdo comercial ambicioso que sea el pilar central de nuestra alianza y que incluya cero tarifas y cero cuotas a los bienes de nuestro mercado único que alberga a 450 millones de personas", señaló Barnier. La UE está dispuesta a incluir en el pacto a servicios, empresas, telecomunicaciones, comercio digital o propiedad intelectual.

¿Cuál es la contrapartida? Por un lado, el Reino Unido deberá efectuar una competencia "justa" y "abierta" y dar garantías efectivas para que exista un level playing field (terreno de juego justo) a largo plazo. Por el otro, el acuerdo comercial debe incluir un apartado sobre pesca permitiendo el acceso recíproco a mercados y aguas con cuotas establecidas, una demanda con acento francés. "Es una condición para el acuerdo comercial, (la pesca) será una parte importante de las discusiones porque es muy importante para la economía europea", apuntan fuentes comunitarias. Otra de las líneas rojas en las que Bruselas no está dispuesta a ceder, y se perfila como otro de los puntos de disputa con Londres, es el papel del Tribunal de Justicia de la UE (TJUE). Pese a la negativa euroescéptica, el bloque comunitario insiste en que la corte de Luxemburgo tendrá potestad para dirimir cualquier disputa que afecte a la normativa europea.