¿Cómo valora las novedades de la nueva Ley de Tráfico?

-Lo más importante es que la norma se adecua a la nueva realidad, porque esta, muchas veces, va por delante de la legislación. Y lo que hay que hacer es adaptarse a las nuevas realidades. También es importante que pone todo el foco en la protección de aquellos colectivos que son más vulnerables como los ciclistas, los conductores de motocicletas, los viandantes, los usuarios de vehículos de movilidad personal... Esta reforma de la Ley de Tráfico es fruto de un amplio debate, de una gran reflexión de todos los agentes, instituciones, grupos con representación en el Congreso, federaciones, asociaciones, de todos los colectivos que están comprometidos con el gran reto de reducir la siniestralidad tanto en vías interurbanas como en vías urbanas. Ha habido acuerdo, consenso, debate, reflexión y eso siempre eleva y le da valor al cambio.

Está demostrado que el uso del móvil al volante es una de las principales causas en los accidentes. ¿Por eso el endurecimiento de las sanciones?

-El mal uso del móvil en el habitáculo del vehículo es un factor que incide directamente en la accidentalidad. Este factor es relativamente nuevo. Hace unos años no había este problema, pero hoy en día la distracción por el uso del smartphone en el vehículo es uno de los factores concurrentes que incide y está presente en el 70% de los accidentes de tráfico con resultado de persona fallecida o herida grave. Es un factor al que hay que prestar mucha atención y, desde luego, la nueva ley de tráfico lo hace, pasando de tres a seis puntos por el hecho de sujetar el móvil en la mano dentro del vehículo.

¿Cómo se puede evitar algo que es tan evidente?

-Nosotros, desde la dirección de Tráfico del Departamento de Seguridad del Gobierno Vasco tenemos claro que la seguridad vial se sustenta sobre un binomio que, a la vez, se sujeta sobre dos aspectos fundamentales. Por una parte, el aspecto que tiene que ver con lo coercitivo. Al que no cumpla la norma de tráfico, se le sanciona. Hay personas que solo responden ante una multa para cambiar el comportamiento. Esa es una vía, pero creemos también en la segunda vía que es la más importante para nosotros. Las acciones que tienen que ver con la concienciación y con la sensibilización para la prevención de accidentes de tráfico y para corregir esos comportamientos irresponsables en la vía. Ese es el binomio sobre el que funciona la Seguridad Vial. ¿Qué es lo que hay que hacer? Trabajar mucho la concienciación, la formación y la información y hacer mucha pedagogía. Recordar a las personas que realizan este tipo de comportamientos eso de que en un segundo te puede cambiar la vida y que cuando conducimos con comportamientos de riesgo, nos ponemos en riesgo nosotros y también ponemos en riesgo a otras personas. Hay que prevenir y convivir en las vías. Hay que hacer mucha pedagogía, pero hay que pensar que la seguridad vial es una responsabilidad compartida entre todos a los que nos preocupa este gran reto de reducir la accidentalidad.

En este sentido, el diálogo social tiene que ser clave para impulsar esta ley, ¿no?

-Ha sido clave. Ha habido un largo debate, se han presentado muchísimas enmiendas, se han producido muchísimas reuniones, se ha trabajado a muchos niveles, se ha pedido opinión, información, se ha contrastado y se han barajado argumentaciones. No olvidemos que todo el mundo está de acuerdo en esta cuestión. Nadie quiere que haya personas fallecidas o personas heridas graves de por vida como consecuencia de un accidente de tráfico. Si hay consenso en que todos debemos trabajar de una manera coordinada para reducir la siniestralidad, bueno será el escucharnos entre todos y todas, debatir, reflexionar y acordar un texto que se pueda ir mejorando y adaptando en función de las nuevas realidades.

Un sector de alta vulnerabilidad es el de los ciclistas ¿Cómo se le puede proteger?

-Con mucho respeto en la carretera. En la carretera hay que trabajar el valor de la convivencia vial. En la carretera cabemos todos y también en las ciudades, tenemos que compartir espacio y hay que respetar a los más vulnerables y hay que tener en cuenta que hay que protegerlos de una manera especial. El año pasado fallecieron en Euskadi dos ciclistas como consecuencia de accidentes de tráfico y en lo que llevamos de 2022, tenemos un ciclista fallecido por un atropello en Gipuzkoa. Tenemos que tener mucho respeto a la hora de adelantar, tenemos que mantener esa distancia de metro y medio y, si hay posibilidad, ocupar parte del otro carril para intentar que haya una distancia suficiente para evitar una colisión o evitar la caída del ciclista. Hay que ser muy respetuosos en la carretera. Y, por otra parte, los propios ciclistas también tienen que tomar precauciones, saber que son vulnerables y respetar las normas.

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Se ha eliminado el margen de 20 km/h, que hasta ahora podía superarse al llevar a cabo un adelantamiento en carretera. ¿Cuál es la razón?

-Es algo que va dirigido, sobre todo, a los coches y a las motocicletas. Es un tema que está asumido en Europa. Las carreteras convencionales registran gran impacto de accidentalidad, sobre todo por colisiones frontolaterales y está demostrado y comprobado que la velocidad es un factor determinante en este tipo de accidentes con fallecidos o heridos graves. Ha habido mucho debate en torno a esta eliminación de rebasar los 20 km/h, pero no tiene sentido mantener esta excepción que no existe en ningún país de nuestro entorno. Según la DGT, en 2019 hubo 896 fallecidos en carreteras convencionales. Tres de cada cuatro fallecidos en carretera son en carretera convencional. La seguridad en las carreteras convencionales es una prioridad de la política de seguridad vial y exige la adopción de medidas concretas. Si se quiere reducir los accidentes en carreteras convencionales, es una prioridad actuar sobre los adelantamientos. La medida tuvo su origen a finales de los años 70, cuando se priorizaba la fluidez sobre la seguridad vial. Actualmente no tiene sentido que persista esta excepción, que constituye un anacronismo y que no favorece el mensaje de que los adelantamientos son peligrosos y de que el impacto frontal es más lesivo cuanto mayor sea la velocidad de los vehículos implicados. El mantenimiento de los 20 kilómetros de exceso para adelantar en carretera convencional invita a los adelantamientos, por lo que va contra la seguridad vial.

A partir del 6 de junio de 2022, los vehículos europeos de nueva homologación tendrá que llevar instalados de forma obligatoria diferentes sistemas de ayuda a la conducción. ¿Hay previsiones de reducción de la accidentalidad?

-Es lo que se refiere a las ADAS, sistemas avanzados de ayuda a la conducción que, por normativa europea, poco a poco, se van a ir incorporando a los nuevos vehículos. La reducción de la accidentalidad se va confirmando en tanto en cuanto los vehículos cada vez son más seguros. Si nos retrotraemos al año 2000, en Euskadi fallecieron 218 personas como consecuencia de un accidente de tráfico. En 2010 fueron 67. Cerramos el 2019 con 51 personas fallecidas y el año pasado, con 41. Es decir, en esta gráfica de accidentalidad, en Euskadi vemos que nuestra tendencia es descendente. Y alguien puede preguntar: ¿Qué es lo que se ha hecho? Se han mejorado las carreteras. Cada vez tenemos mejores carreteras y todo en aras de la Seguridad Vial. Existen políticas de concienciación que van calando cada vez más en todos los usuarios y usuarias de los distintos vehículos. Van cambiando las normas. Ahora es obligatorio el cinturón de seguridad. Los que tenemos una edad echamos la vista atrás y antes no era obligatorio. Lo es desde 1974. Las normas se van adecuando y nos van protegiendo cada vez más. Y a los vehículos se incorporan asistentes a la conducción que nos van ayudando. La tecnología tiene que servir para ayudarnos. Eso contribuye en gran medida, la incorporación de los nuevos ADAS, a reducir la accidentalidad y a tener una movilidad más segura. Si es más segura para el que conduce, también es más segura para el que va compartiendo la vía.

De ahí el lema 'Nuevos tiempos, nuevas normas'...

-La norma tiene que adaptarse a la realidad. No podemos tener realidades que no se sujeten a ninguna norma. Hay que ordenar. Por ejemplo, la nueva realidad de la aparición de los llamados vehículos de movilidad personal (patinetes eléctricos), hay que ordenarlo, no pueden ir por cualquier parte. Ya saben por dónde pueden circular y a qué velocidad pueden hacerlo. Están sometidos, como cualquier otro vehículo, a pruebas de alcoholemia y están sujetos a la norma de circulación. Esta realidad se va ordenando poco a poco. Era necesario, porque si no, el caos estaba servido en las ciudades. Hay que adecuarse a las nuevas realidades, readecuando las normas a este nuevo panorama. Cuanto más vulnerables, más atención se les presta.