- La ciudadanía de Gasteiz se echó ayer por la tarde a la calle para condenar de forma rotunda el asesinato machista de Erika Tavares, una mujer de 37 años, el martes en la capital alavesa. La ciudad respondió con una protesta en la Plaza de la Virgen Blanca al llamamiento del movimiento feminista para acabar con esta lacra que, en palabras de las autoridades, es un atentado contra los derechos humanos, un atentado contra la democracia, un atentado contra las mujeres y un atentado contra toda la sociedad.

La protesta tuvo también su réplica en la capital guipuzcoana, donde representantes del Ayuntamiento donostiarra, entre ellos el alcalde Eneko Goia, llevaron a cabo una concentración”contra las agresiones sexistas”, como se podía leer en el cartel.

Y es que precisamente el asesinato machista es la hipótesis con la que trabaja la Ertzaintza en la investigación del trágico suceso ocurrido en Gasteiz. La víctima no había presentado ninguna denuncia por violencia de género pero, según fuentes conocedoras del caso, la pareja estaba en trámites de separación, el varón no lo aceptaba e, incluso, había manifestado en alguna ocasión a familiares su intención de matar a la mujer.

La repulsa por el crimen machista reunió por la mañana en la Plaza Nueva de Vitoria a representantes institucionales y de los distintos partidos políticos. La Paloma de Sebastián Iradier sonaba en el reloj de la Casa Consistorial justo cuando las agujas marcan las doce del mediodía. En ese momento, las autoridades, acompañadas por decenas de ciudadanos, muchos de ellos llegados de Sansomendi, tomaron del suelo la morada pancarta contra la violencia machista. Bajo el lema Vitoria-Gasteiz: contra las agresiones machistas/Vitoria-Gasteiz eraso matxisten aurka, secundaron la convocatoria del Ayuntamiento en condena y repulsa por el crimen machista.

Tras unos minutos de silencio, los asistentes rompieron en aplausos, al tiempo que doblaban las campanas de las iglesias y las conversaciones en los corrillos acababan con el silencio en la Plaza Nueva. En ese momento, tomó la palabra el alcalde de Gasteiz, Gorka Urtaran, para denunciar “la violencia machista como un atentado contra la democracia, al atentar contra las mujeres y, por ende, contra toda la sociedad. Una tragedia”, lamentaba.

En este sentido, el regidor gasteiztarra reclamó un compromiso claro de la ciudadanía para erradicar la violencia machista, una violencia que “limita la democracia, pone en cuestión la libertad de las mujeres y ataca al bienestar de la ciudadanía”, condena. Urtaran incidió en la consternación que sufre Vitoria ante el asesinato de una de sus vecinas, un crimen que supone “un auténtico drama y una tragedia muy difícil de superar para los hijos, familiares y allegados de la víctima”, se solidariza el alcalde, no sin antes transmitir todo su cariño y solidaridad al entorno de la víctima.

Por su parte, la directora de Emakunde, Izaskun Landaida, reclamó una actitud activa de toda la sociedad contra la violencia machista. “La violencia contra las mujeres es la expresión más brutal de la desigualdad que aún existe entre mujeres y hombres”, aseguró antes de incidir en el necesario cambio de mentalidad.

El asesinato de Erika Tavares tuvo lugar en torno a las 7.15 horas del martes cuando un menor de edad alertó a los servicios de emergencia de que había encontrado a su padre malherido, con cortes en el cuello y un cuchillo clavado en el pecho, a la altura del corazón. Y que su madre presentaba también un corte en el cuello.

Al llegar los ertzainas y sanitarios, la mujer había fallecido y tampoco pudieron evitar que muriera desangrado el presunto agresor. El hombre había trabajado en el turno de noche de Mercedes y acudió al domicilio, en el que se desconoce si seguía residiendo. Encerró a su víctima en el balcón de la cocina y la degolló con un cuchillo. Luego, se autolesionó, provocándose cortes en el cuello y terminó por clavarse el cuchillo en el corazón. Los hijos de la pareja, dos chicos de 17 y 13 años, se encontraban en la casa pero, al parecer, no fueron testigos presenciales del crimen.

Mientras, la fábrica Mercedes de Vitoria parará hoy jueves veinte minutos para facilitar la concentración de condena por el asesinato machista que el martes acabó con la vida de Erika Tavares, que trabajaba en la empresa automovilística. La plantilla guardó ayer un minuto de silencio al término de cada turno, en solidaridad con las víctimas y sus allegados. Asimismo, en un comunicado conjunto, la dirección y el comité de empresa condenan profundamente el crimen machista que acabó con la vida de Erika.

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