- El objetivo es claro: avanzar hacia la máxima normalidad que sea posible. Y hacerlo siguiendo las recomendaciones de las voces expertas que durante esta pandemia han vigilado las maniobras del SARS-CoV-2 a su paso por la geografía vasca y alrededores. La meta está fijada desde hace meses: alcanzar una incidencia acumulada de 60 casos sería la llave que abriría una nueva fase en Euskadi. Está cerca. Mucho. El último dato es de 78. Y la próxima revisión de las medidas preventivas vigentes también está ahí, a la vuelta de la esquina. El martes día 5 se reunirá el LABI y a media tarde se espera que el lehendakari Iñigo Urkullu desgrane cuál será el escenario que tendrá bajo sus pies la ciudadanía vasca, con una pandemia a raya gracias a la vacunación.

Primero será la comisión científico-técnica del LABI la que proponga las medidas a adoptar tras analizar la situación epidemiológica. Previsiblemente habrá una flexibilización e incluso no se descarta desactivar la Emergencia Sanitaria que ha marcado la vida diaria en Euskadi desde agosto del pasado año. Al otro lado de la muga, el Gobierno de Francia ya ha comunicado que no tiene intención de retirar ese distintivo hasta el verano de 2022 para poder aplicar medidas restrictivas en caso de que la pandemia repunte. El Ejecutivo vasco, como ha hecho durante todo este vaivén de desescaladas y repuntes, esperará a conocer la opinión experta para actuar en consecuencia.

En cualquier caso, las medidas que se hagan públicas el martes después de la reunión del LABI tendrán un carácter aperturista. Las voces consultadas leen el partido en clave de flexibilización que afectará a horarios, aforos y estructuración de actividades, básicamente. Hace unos días, el secretario general de Transición Social y Agenda 2030, Jonan Fernández, dejó entrever que un nuevo ciclo está a las puertas, "seguramente no hacia una normalidad del cien por cien pero a algo que se le aproxime bastante", expresó.

La propia consejera de Salud venía a decir que el análisis de los últimos informes epidemiológicos de Osakidetza sitúan a Euskadi en algo así como un momento dulce en comparación con los meses y semanas tan atroces y despiadadas ocasionadas por el covid-19 incrustadas para siempre ya en los recuerdos de la ciudadanía. Los datos que maneja el Servicio Vasco de Salud apuntan a que se ha superado la fase de transición y se está en una fase de consolidación. "Vamos bien, todo hace pensar que iremos adelante. ¿Cuál va ser ese adelante? Pues habrá que esperar a ver cómo se fijan ciertos indicadores", apostilló Gotzone Sagardui.

Hasta el martes quedan unos días por delante en los que se continuará analizando la situación epidemiológica contenida y a la baja -que es necesario consolidar- sin olvidar que el virus sigue circulando. Nadie quiere que se repita lo vivido meses atrás. Por eso, el lehendakari insistió ayer en llamar a la prudencia. "La evolución está siendo positiva", reconoció Urkullu al tiempo que aprovechó para subrayar que las decisiones no serán adoptadas atendiendo en exclusiva a la incidencia acumulada. Hay muchos otros factores e indicadores que marcan cualquier movimiento antes de relajar restricciones.

Ahí están, por ejemplo, el índice de reproductividad o la ocupación de camas en las UCI. "Es verdad que la situación va a mejor, pero tenemos que seguir haciendo esfuerzos para que todavía siga siendo mejor", redondeó el lehendakari. Lo importante es que se mantenga la tendencia a la baja porque, de ese modo, será más fácil anunciar "un salto cualitativo" en el aligeramiento de las medidas preventivas de salud pública en vigor y acercarse a una fase de normalidad responsable porque habrá que seguir conviviendo con el virus y con las mascarillas.

"La situación va a mejor, pero tenemos que seguir haciendo esfuerzos para que siga siendo mejor"

Lehendakari