- Suso Ayestaran, un guipuzcoano amante de las montañas y el alpinismo, vive con especial interés las noticias que le llegan de La Palma, una isla que conoce al dedillo y en la que lleva pasando largas temporadas desde hace doce años. "Tengo muchos amigos allí y lo estoy viviendo con preocupación, en contacto con la gente de allí. Parece que la cosa es algo más sería de lo que se preveía y la colada se está extendiendo hacia el norte, a la zona de Todoque", apunta este veterano donostiarra. Confía en que todo regrese a la normalidad y no haya daños personales, pero recuerda que la última erupción del volcán Teneguía en 1971 "tardó entre 30 y 40 días en estabilizarse".

Ayestaran, al igual que otros guipuzcoanos con los que comparte excursiones montañeras por la isla, conoce bien este volcán y los pueblos que amenaza su lava. "Conozco muy bien la zona. Cumbre Vieja es una cumbre que paso todo los años. El año pasado pasé por allí con mi hija".

Según dice, la comunidad de vascos que tiene vínculos en La Palma es importante. "Estoy en contacto con gente que vive en Biarritz y tiene casa en Las Manchas, donde ha reventado el volcán y tienen pensado ir el 10 de octubre", explica.

Según cuenta, los vecinos de la zona "viven con toda tranquilidad y sin ningún temor" a lo largo del año pese a la proximidad de los volcanes, al igual que él, como visitante asiduo que pasa tres meses cada año allí, ya que estas erupciones "se producen en periodos largos y cuando estás allí confías en que no pase nada".

Ayestaran confía en que "en enero, de nuevo, cogeré mis cosas, mi mochila y me iré a Tazacorte, en las cercanías de donde se ha producido el siniestro, y espero seguir haciendo senderismo, visitando las cumbres, los volcanes y los pinares, que son extraordinarios, escapando del invierno triste de San Sebastián".