Gipuzkoa no se escapa de los efectos del calentamiento global. La década que acaba de finalizar, aquella que ha discurrido entre los años 2010 y 2020, ha sido la más cálida desde que se tienen registros. La temperatura media ha aumentado 1,2 grados en los últimos 50 años y los cambios proyectados no dan datos más halagüeños para el futuro, ya que el incremento podría llegar hasta los 3 o 4 grados para finales de este siglo.

Así lo constata el informe de Impacto y Vulnerabilidad del Cambio Climático en Gipuzkoa, elaborado por Naturklima y que esta mañana han presentado en el Kursaal de Donostia el diputado de Medio Ambiente y presidente de la Fundación de Cambio Climático de Gipuzkoa, José Ignacio Asensio y el director general de Naturklima, David Zabala.

Esta es la segunda edición de este documento anual, realizado por el Observatorio de la fundación en colaboración con la dirección de Medio Ambiente del Gobierno Foral. "El cambio climáticoy necesitamos abordar sus efectos con decisión, si no queremos poner en riesgo nuestro medio ambiente y la salud y el bienestar de nuestra ciudadanía", ha insistido Asensio en el acto de presentación del informe.

Los datos reflejan una emergencia climática incontestable, tanto a nivel global como a nivel guipuzcoano. Los principales indicadores se hallan en la temperatura, las precipitaciones y el estado del mar, entre otros, y en la repercusión que todos esos factores tendrán en la población y en diversas actividades socioeconómicas.

Un mes más de calor

Tal y como recoge el informe, el aumento de las temperaturas en Gipuzkoa ha provocado que se registraran 30 días cálidos más que hace 50 años, alargando el verano un mes. En cuanto a la temperatura media, la primavera es la estación que ha sufrido un incremento más acusado, aumentado 0,4 grados en la última década, mientras que en invierno apenas se han percibido cambios. Esta situación podría empeorar considerablemente a largo plazo, ya que, en el peor de los escenarios, la media aumentaría hasta 6,4 grados en otoño y 4,7 grados en primavera a finales del siglo XXI.

La subida de las temperaturas traería consigo un descenso de las precipitaciones, siendo probable que fuera de un 11% al finalizar el siglo y con especial incidencia en época estival. Esto traería consigo periodos de sequía que afectarían especialmente al sector agrario, por la 'mediterraneización' de los ecosistemas forestales y la aceleración de la degradación de los suelos. El área destinada al uso agrario no alcanza el 2% en Gipuzkoa, pero el documento incide en que el 100% de los municipios del territorio se verían afectados por este efecto adverso.

El estado del mar es otro punto de alerta que destaca el informe. Nombra el calentamiento del agua, la acidificación del medio ambiente marino y la subida del nivel medio como las principales consecuencias del cambio climático en ese aspecto. El agua del golfo de Bizkaia se ha calentado entre 0,10 y 0,25 grados por década desde los años 80; el incremento es más acusado en la superficie y cerca de la costa guipuzcoana. Especialmente preocupante es la subida del nivel del mar, con una tasa media de 2,5 centímetros por década desde los años 90, ritmo que se está acelerando y acabaría con un ascenso de entre 40 y 70 centímetros para finales de siglo en el litoral guipuzcoano. Esto, junto con un aumento de las olas de entre un 5 y un 10%, puede provocar que el territorio pierda una media del 40% de superficie seca en sus playas; algunas incluso podrían desaparecer casi completamente.

Las consecuencias del cambio climático impactarán en buena parte de la población de Gipuzkoa, según el documento. A pesar de la disminución de las precipitaciones indicada, las inundaciones fluviales y marítimas serán más frecuentes, afectando las primeras especialmente a las poblaciones de las cuencas del Oria y el Urumea y las segundas a un 40% de los habitantes del litoral guipuzcoano, triplicando aquellas potencialmente afectadas en las zonas donde las inundaciones por la subida de nivel del mar sean frecuentes.

Aumentan los desprendimientos y la mortalidad

Por otro lado, la pérdida de arena en las playas perjudicará previsiblemente al turismo, al ser una de las atracciones destacadas del sector. Este efecto del calentamiento global en las playas de Gipuzkoa también supondrá una perdida para la biodiversidad del territorio.

El sector de los transportes sufriría también un impacto directo con las precipitaciones intensas y la subida del nivel del mar, ya que el riesgo de deslizamientos y desprendimientos puede ser mayor y, por tanto, afectar a las carreteras y otras infraestructuras viarias cercanas a la costa o en zonas con una mayor probabilidad de inundación.

Los fenómenos meteorológicos extremos también se reflejarían en un aumento de las olas de calor en verano y las de frío en invierno, según el informe de Naturklima. Las olas de calor supondrían un mayor riesgo de mortalidad; como ejemplo, en una ciudad como Donostia, subir de los 30 grados aumentaría la tasa en una media de 6,54%. Las olas de frío, por otra parte, afectarían principalmente a la población más vulnerable a sufrir pobreza energética. Cabe destacar que Gipuzkoa tiene un 63% de población urbana, siendo esta una tendencia en alza; sin embargo, el documento insiste en que el impacto final en las urbes dependerá al propio diseño que tengan las ciudades.

Cabría esperar que este camino al desastre climático, si no se toman medidas, se hubiera visto frenado en 2020 por la reducción de la actividad y las restricciones de movilidad, consecuencia del Covid. Sin embargo, las emisiones se vieron incrementadas y la concentración atmosférica de CO2 alcanzo el año pasado un nuevo máximo anual, con 411 partes por millón (ppm), según refleja el documento de Naturklima.

En la presentación del segundo informe anual de este tipo, Asensio ha incidido en situar la lucha contra el cambio climático como una de las prioridades de Gipuzkoa. Ha insistido en crear "una acción local clara" en la que interactúen "instituciones, agentes económicos y sociales y ciudadanía" y encaminar la estrategia a "hacer de Gipuzkoa una sociedad neutra en carbono".