- Hace unos días, el lehendakari Iñigo Urkullu refrendó una declaración firmada por el Gobierno Vasco, ONG y entidades del ámbito sanitario de Euskadi para pedir la exención temporal y puntual de patentes de vacunas con el objetivo de aumentar “de manera urgente y exponencial” la el proceso de inmunización mundial contra la pandemia. También lo han hecho ayuntamientos en los que se ha planteado esta propuesta como los de Donostia, Gasteiz, Getxo... y en las Juntas Generales de Gipuzkoa y Araba, por ejemplo.

Pero no siempre los mecanismos institucionales funcionan como debieran para responder con agilidad a una urgencia tipo pandemia. Es entonces cuando saltan todos los resortes en el universo que forman las plataformas civiles, las entidades sociales y las asociaciones del Tercer Sector. Más aún cuando grandes cantidades de dinero público están de por medio -como ocurre con las vacunas- y el retorno de esa inversión a la sociedad no es el que debiera.

Las farmacéuticas están en el ojo del huracán de la solución global a esta crisis sanitaria, social y económica. También la Unión Europea, el único agente mundial de peso que todavía no se ha pronunciado abiertamente y con transparencia sobre la liberación de las patentes y de la tecnología que hacen posible la fabricación industrial de antídotos. Y cada día que pasa es otro más perdido para esas miles y miles de personas, millones, que no tienen acceso a una vacuna, tenga el nombre que tenga. Y, lo peor, subrayó ayer Yahcov Ruiz, es que el mundo se podía haber ahorrado la mitad de este año y medio de pandemia si se hubiera abierto el grifo de las dosis desde el principio.

El portavoz de la iniciativa mundial Right2Cure -que ahora abre sucursal en Euskadi- expresó que “en ocho meses el 70% de la población mundial” podría haber estado inmunizado si la producción y posterior distribución de las vacunas hubiera seguido unos patrones más solidarios y humanitarios que propiamente mercantilistas.

La propia OMS ha afeado el proceder de las farmacéuticas y su monopolio sobre las vacunas. La consecuencia real de todo esto es que a día de hoy un 21% de la población del mundo -básicamente la que habita en la mitad norte- ha recibido la pauta completa. En África esa tasa de inmunización apenas llega al 2%, y muchos países no tienen acceso a las vacunas porque no pueden tirar de talonario como se ha hecho en otros lugares.

Ni siquiera las iniciativas Covax y ACTA -Access to Covid-19 Tools Accelerator-, puestas en marcha por la OMS para tratar de reducir esa brecha sanitaria mundial están dando los frutos deseados. La consecuencia directa, otra vez, es la desigualdad, tal y como ha denunciado la OMS. Solo diez países se han puesto el 75% de las vacunas y el 85% de la producción ha ido a países adelantados. Así lo evidenció Eduardo García Langarica, presidente de Médicos Mundi, entidad adherida a la iniciativa Right2Cure-Euskadi.

“Han vaciado el mercado”, enfatizó en la presentación de esta iniciativa que pretende recoger un millón de firmas en Los Veintisiete para instar a la Comisión Europea a tomar cartas en el asunto. De momento ya se han validado más de 200.000 (casi 30.000 en el Estado español). Las personas que quieran contribuir con su firma a la iniciativa Right2Cure podrán hacerlo en www.noprofitonpandemic.eu.

Barreras. Itziar Irazabal (Medicus Mundi Bizkaia) destacó que “necesitamos que se liberen las patentes y se libere la tecnología de fabricación para que más países, que los hay capaces de hacerlo, puedan fabricar vacunas que se extiendan a todo el mundo, de esa manera se acabaría la barrera a la distribución de las vacunas y demás tratamientos”.

Concentración. La plataforma vasca de Right2Cure contribuirá a “visibilizar la problemática que suponen las patentes, que ha pasado mucho tiempo desapercibida”. Mañana, a las 19.00 horas en la plaza del Teatro Arriaga de Bibao, habrá una concentración con el lema Vacunas para todas.