a familia Marisco Echeverz, del caserío Bidegorrieta de Urritzate, en Baztan, ha pasado dos años sin servicio telefónico. El repetidor que estaba situado en Otanarte, entre Gorramendi y Gorramakil, se estropeó y lo sustituyeron por otro, de menor altura, con el que no llegaba la señal hasta el caserío. Desde entonces, el teléfono, instalado hace más de 25 años, no sonaba. Juan Marisco, de 86 años; Mari Carmen Echeverz, de 83; y sus hijos Antonio y Joxe Mari no podían comunicarse con nadie a través de la línea telefónica, y para poder hacer alguna llamada, Joxe Mari -que es el único en la casa que tiene carnet de conducir- debía desplazarse con su vehículo trece kilómetros por pista, hasta el collado de Itzulegi, en las inmediaciones del puerto de Otsondo.

Durante todo este tiempo, unos vecinos de un caserío a cinco kilómetros de Bidegorrieta, en el término municipal de Bidarrai, en Iparralde, hacían las labores de mensajeros si había algún mensaje importante. Además, los lunes, miércoles y viernes Joxe Mari transporta la leche ordeñada de sus ovejas hasta Itzulegi, donde el lechero también le hacía llegar mensajes. Paralelamente, la hija de Juan y Mari Carmen, Josefina, que vive en Erratzu -a aproximadamente 50 minutos en coche- junto a su marido, Antonio, e hijo, Mikel, invertía horas colgada del teléfono, intentando hablar con los operadores telefónicos para que restauraran el servicio telefónico.

A pesar de hablar en incontables ocasiones con los operadores, a pesar de que el técnico acudió muchas veces a intentar arreglarlo, el problema persistía: “Unos decían que el problema estaba en el repetidor de Otanarte, que el fallo está en Bidegorrieta, se pasaban la pelota unos a otros”, denuncian. También les dijeron que lo mejor sería instalar un sistema por satélite, “pero la compañía decía que no disponía de ese servicio”.

Dos años después, casualidad o no, a raíz de la publicación en el Grupo Noticias del artículo Regreso al pasado el pasado mes de marzo, las cosas cambiaron en Bidegorrieta. El problema de Bidegorrieta tuvo mucho eco y más de una empresa se acercó hasta ellos para ofrecer la instalación telefónica a través de diferentes sistemas.

La familia agradeció las ofertas, pero querían que su proveedor, Movistar, les arreglara el problema, porque si cambiaban de compañía no podrían reclamar todas las mensualidades pagadas durante los dos últimos años, de más de 60 euros cada una, sin poder utilizar el servicio. Y por fin, llegó la solución. El pasado fin de semana los técnicos de la compañía telefónica que suministra a Bidegorrieta instalaron otro sistema, vía satélite, con el que el pasado lunes el teléfono del caserío volvió a tener línea. Han sido dos años de preocupación, de malabarismos comunicativos, pero al final se ha solucionado el asunto. Ahora, los cuatro moradores del caserío vuelven a tener comunicación telefónica para lo que necesiten.

La infraestructura del nuevo sistema es un poco aparatosa. Han colocado un plato satelital en la fachada del caserío, pero están contentos porque vuelven a tener línea telefónica para lo que necesiten. Estaban un poco preocupados porque si surgía alguna urgencia estaban “vendidos”. Aunque gozan de buena salud, “nunca sabes lo que puede pasar”. Ya tuvieron un susto hace más de dos años, cuando Juan sufrió un ictus. “Menos mal que entonces teníamos teléfono y pudimos llamar al 112”. Gracias a ello, lo trasladaron en helicóptero y se recuperó.

Por el momento, antes del 19 de abril Juan y Mari Carmen recibirán la llamada del Servicio Navarro de Salud para comunicarles la cita de la segunda dosis de la vacuna contra el coronavirus. El pasado lunes recibieron la primera, y aunque en esa ocasión no pudieron recibir la llamada en casa, les pusieron la vacuna. Para la segunda, sí, el teléfono sonará.

Y aunque todavía falten algunos meses, el teléfono también estará operativo para el 11 de noviembre, día en el que echará humo, pues Juan y Mari Carmen celebrarán sus bodas de diamante.