- La zarauztarra Ana Belén Juaristi ha sido vicepresidenta de Adegi y de Confebask (2008-2015) y actualmente es directora gerente de Engranajes Juaristi, una empresa familiar dedicada a la producción de engranajes. Un sector, el del Metal, en el que la presencia de mujeres es aún muy escasa.

En los últimos años ha aumentado el número de mujeres en cargos directivos en Euskadi, situándose en 2020 en torno al 24%. ¿Desde que tomara el cargo de gerente en la empresa hasta hoy en día, cómo ve la evolución del papel de la mujer en el mundo empresarial?

-Cada vez somos más las mujeres que ostentamos cargos de responsabilidad y estoy convencida de que eso nos da seguridad y un entorno más favorable para continuar con nuestro propósito, haciéndonos más fuertes. Aunque he de decir que cuando era más joven y pensaba en el futuro papel de la mujer en la empresa, estaba convencida de que íbamos en el buen camino y que en unos pocos años podríamos hablar de igualdad en este sentido. La realidad es que a día de hoy hay mujeres en puestos y órganos directivos, pero quizá no tantas como esperaba. Aún hay camino por recorrer.

Los foros empresariales son una muestra del aumento progresivo de la presencia de la mujer en la empresa.

-Efectivamente. Los foros, como los que organiza Adegi, y las diversas formaciones son un punto de encuentro para intercambiar opiniones, inquietudes, experiencias, y por qué no, también satisfacciones. Un puesto de responsabilidad comporta también muchas gratificaciones: cuando haces una planificación y sale adelante tal y como estaba prevista, es una gran satisfacción, al igual que es muy gratificante trabajar con personas que se sienten implicadas con un proyecto y trabajan con ilusión.

Hace pocas semanas conocíamos la noticia de que se ha constituido por fin la Comisión de Igualdad en el sector del Metal. Un sector en el que las mujeres no lo han tenido fácil. No hablamos solo de las dificultades en el plano laboral, sino también en las etapas previas en las que vemos pocas estudiantes en los grados de FP.

-Colaboro con el liceo politécnico Oteitza de Zarautz ofreciendo conferencias para fomentar la incorporación de la mujer a los puestos técnicos. También recibimos visitas en la empresa de grupos de alumnos y he de decir que vienen muy pocas chicas. En la Formación Profesional del Metal la presencia de la mujer es muy reducida. En cualquier caso, estamos viendo mujeres con cierto recorrido laboral que se han empezado a incorporar a los grados técnicos, con el objetivo de reciclarse y mejorar. La formación dual permite en solo año y medio estar presente en la empresa, trabajando.

Ha sido vicepresidenta de Adegi y Confebask durante siete años. ¿Cómo fue su paso por dichas organizaciones?

-Aprendí mucho y también tuve ocasión de aportar desde mi conocimiento. Adegi, como asociación de empresas, me invitó a participar y consideré que, como representante de una empresa guipuzcoana, tenía el compromiso de estar ahí. También me sirvió para tomar conciencia de lo que aporta el tejido empresarial de cada uno de los tres territorios a la sociedad vasca.

Un año después, en 2016, tras dejar el cargo en Adegi y Confebask, Aspegi le otorga el premio a la mejor empresaria del año.

-Fue un gran honor. Al margen de la satisfacción que comporta recibir un premio, la importancia de estos galardones es que visibilizan que hay mujeres en el mundo de la empresa, que lo están haciendo bien y, de paso, invitan a otras mujeres a que sigan por ese camino. Me parece importante el tema de la visibilización, porque en Gipuzkoa son muchas las empresas que han estado al cargo de una mujer, pero a lo mejor no lo han hecho desde el plano de la gerencia, sino desde puestos de administración.

Engranajes Juaristi es una empresa mediana, dedicada a la producción de engranajes. ¿Cómo están afrontando la actual situación de incertidumbre?

-Partimos de la idea de que todos contamos y que al final saldremos adelante. No cabe duda de que la situación que estamos viviendo es complicada. Veníamos de un año, el 2019, muy bueno en lo que a producción se refiere, y en marzo del año pasado, la sociedad se paralizó. Ahora tengo la sensación de que estamos encogidos, con poca movilidad en general y nuestra producción va en la misma línea. Trabajamos para muchos sectores como el ferroviario o el eólico, que no han parado, pero en todos la sensación es la misma: no estamos parados pero ha bajado mucho el ritmo.

¿Ha cambiado la pandemia la manera de consumir?

-Muchas actividades han quedado en un segundo plano, porque las necesidades básicas se han colocado en primer plano. Con todo esto hemos comprobado que podemos vivir con menos cosas. Quizá estamos a las puertas de un repunte, pero no me atrevo a decirlo muy alto.

Además de la carrera empresarial, tiene especial sensibilidad por temas sociales, estando vinculada a diversas organizaciones. Imagino que no le sobra mucho tiempo€

-Soy madre de tres hijos y en el momento más intenso de la crianza también trabajaba. Aunque es duro, tiene su parte gratificante el hecho de sentirte capaz. Creo que es importante poner en valor esto último, porque tengo la sensación de que siempre destacamos la parte negativa. Cuando los críos crecieron, tuve más tiempo y empecé a vincularme a divesas asociaciones como la ONG Ori-Zarautz que trabaja en Ruanda cubriendo necesidades básicas como la educación, o la Fundación Aubixa que tiene como fin contribuir a la mejora de la calidad de vida de las personas afectadas por Alzheimer y otras demencias.