- Recibieron sin dudar la segunda dosis de la vacuna de Pfizer el jueves y en unos días habrán alcanzado la inmunidad. El doctor Luken Eizagirre y la enfermera Eva CobosLuken EizagirreEva Cobos confían en esta solución y aseguran que ya se están notando el efecto de la vacunación en ancianos y ancianas residentes.

"Ahora mismo llevamos unas semanas que estamos con una bajada importante de ingresos, que tiene claramente que ver con la campaña de vacunación en las residencias", explica el médico.

"De semana en semana, desde primeros de enero hasta hoy, es claro. La semana pasada hubo diez o doce pacientes que nos llegaron de residencias de mayores, y esta (el jueves) llevamos tres; y cuando salen casos más numerosos, suelen ser por un brote", señala.

El debate sobre "si me vacuno o no", no se ha dado entre la plantilla de trabajadores de la planta covid de Eibar. Y eso que "aquí se ha infectado mucha gente de la parte de enfermería; no sabemos si aquí o en la comunidad, pero es posible que fuese por los aerosoles, que antes no se sabía que contagiaban y no teníamos separación con la zona sucia en la que están los pacientes", explica Eva Cobos.

"Depende también de la gente que haya en cada centro. Si tú eres un destructor, vas a destruir. Lo que está claro es que la vacuna es nueva para todo el planeta. Nosotros nos hemos vacunado prácticamente todos, ¿qué otra cosa podemos hacer? Si hubiera sido solo por mí, no me hubiera vacunado quizás, pero lo hago por los demás. Me parece que no es una decisión individual, sino un compromiso social absoluto. Se ha puesto todo en el asador para sacar una vacuna, ¿y ahora nos vamos a poner suspicaces? La incertidumbre es entendible, pero yo creo que hay que vacunarse", zanja.

También se ha vacunado el doctor Eizagirre, aunque ya se ha contagiado dos veces de covid. "Pasé en abril una neumonía, estuve pocho, y no me detectaron ni en PCR ni nada, pero a los quince días de darme el alta, di positivo en anticuerpos y le pude poner nombre a la criatura", bromea.

No es de los que se apuran fácilmente. "Y luego, hicimos un rastreo, creo que fue en octubre, y di positivo, pero esta segunda vez, aunque sí he dado positivo en el screening, no he tenido ni un síntoma. Y a los tres o cuatro días ya tenía todos los anticuerpos. Desde luego, está claro que el hecho de haberlo pasado una vez, no te evita el volver a cogerlo, pero es cierto que la segunda vez yo no notaba nada", precisa Eizagirre.

Cree que la vacuna es fundamental para los profesionales que operan en primera línea de la guerra contra el virus. Trabaja a tiempo parcial en la planta de Eibar y el resto de su jornada lo cumple en su puesto habitual, en una "unidad de psicogeriatría en la que terminarán de vacunar el día 15 y yo creo -dice- que con eso, mi unidad, se medio salvará, pero allí estamos así (se echa las manos a la nuez)", debido a la dificultad añadida que tiene trabajar con pacientes de esa tipología, explica.

Eizagirre lo ve claro. En el papel de médico, "procuras, dentro de lo que tú sabes, conoces y piensas, estimular un poco a que se vacunen todos, pero allí en el hospital psiquiátrico, en la unidad donde nos hemos vacunado, alguno (trabajador) aislado ha habido que lo ha rechazado", afirma. "Y entre los pacientes, "ha habido tres de la unidad residencial que no se han vacunado, uno es capaz, y los otros dos, al ser incapaces, tienen tutores, y han sido estos quienes han decidido que no", explica.

"Yo estoy convencido de que la vacuna va a bajar de forma significativa la incidencia. De lo que no estoy tan convencido es que eso lleve aparejado el relajamiento de ciertas limitaciones", asegura.

La plantilla de la planta covid de Eibar recibió el jueves la segunda dosis de Pfizer: "Nos la hemos puesto prácticamente todos"

"Creo que vacunarse o no, no es una decisión individual, sino un compromiso social absoluto", asegura Cobos