n solo nueve meses de este oscuro 2020, se han atendido más casos que en todo el año anterior. Familias en crisis, hogares que saltan por los aires. O están a punto de hacerlo. Más de 1.000 consultas hasta septiembre. Llamadas de socorro. Da igual que la asociación tuviera que cerrar sus puertas de forma forzosa en marzo, no importa que el mundo se parase... El confinamiento, de hecho, fue como una bomba de relojería en mitad del salón. Tic-tac, tic-tac. Era cuestión de tiempo. La pandemia y sus consecuencias sanitarias y económicas también, con familias sin trabajo, sin recursos: terreno abonado para el divorcio y la separación.

"Hemos recibido llamadas de gente absolutamente desesperada", asegura Juan Pousibet, el presidente de Agipase, la Asociación Guipuzcoana para el Apoyo Integral en las Crisis Familiares: "La pareja es como una mesa que siempre cojea por algún lado, pero si el suelo está nivelado, la mesa se soporta. Pero cuando hay algo que desnivela el suelo, unido a la cojera de la mesa, eso ya lo hace inviable. Pues imagínate cómo nos ha pillado esta pandemia del coronavirus, que nos ha cogido a todos de imprevisto", afirma.

"Porque la crisis de 2008 a todos no nos afectó; pero es que esta, o bien de forma sanitaria, o económica, sí que nos ha afectado a todos, porque nos han encerrado en casa, nos han cortado nuestras vidas, nos ha llevado al ERTE...", recuerda Pousibet. Y todo ello, añade, "lo metes en una coctelera, lo agitas y..." ¡Voilá!

Más de 1.000 llamadas de socorro en solo nueve meses. Cifras inéditas en Agipase. Números que seguramente no se reflejarán en las estadísticas de divorcios y separaciones oficiales de 2020. Sencillamente, porque los juzgados estuvieron cerrados durante buena parte del confinamiento y porque actualmente están saturados. Y sin juzgados, no hay divorcios, ni separaciones sobre el papel. Pero sí crisis familiares. Muchas de ellas destructivas.

Trabajar para orientar y asistir a estas familias tampoco es fácil para los profesionales de Agipase, abogados, psicólogos y asistentes sociales. "Es que nosotros trabajábamos en (edificio) Txara (Intxaurrondo, Donostia), justo debajo de un centro gerontológico. Y por eso, antes de que nos encerrasen en casa, ya nos cerraron las oficinas, con lo cual tuvimos que entrar en un ERTE", dice Pousibet.

El expediente de regulación temporal de empleo contuvo las cuentas de la asociación, pero no las crisis de cientos de parejas de Gipuzkoa. "La gente nos seguía necesitando y como somos una asociación, lo que hicimos fue trabajar de voluntarios, sin cobrar un duro", asegura el presidente de esta organización.

"Había que seguir atendiendo a la gente, por Zoom (videollamada), por WhatsApp (redes sociales), que nos resultaba curioso. Les atendíamos por WhatsApp porque su pareja estaba también en casa y no tenía intimidad para llamar a alguna de nuestras psicólogas y contarle lo que estaba viviendo". Situaciones que rozaban el esperpento.

"Y luego ya estaba la rocambolesca. Un caso de una pareja que estaba rota, pero una de las dos partes ya tenía nueva pareja y cuando llegó el confinamiento, se tuvo que quedar en casa con su exmujer. ¿Cómo gestionas eso? ¡Imagínate! En casa, con tu exmujer, la tensión que eso supone, y al mismo tiempo, echando de menos a la otra persona. Situaciones surrealistas", admite Pousibet.

entre 35 y 45 años

"Normalmente recibimos llamadas de gente que está harta, que espera al último momento, hasta que la olla explote, que estira y estira la situación, que no quiere ver hasta que tiene el problema que no saber qué hacer y lo que tiene es ya el problema al cubo. Y la pandemia de COVID-19 ya ha sido el remate", apunta el responsable de Agipase, "porque las crisis familiares se han precipitado".

La edad media de las parejas en crisis está acotada. "Se mueven entre 34 y 45 años, aunque las hay de todas las edades", incide Pousibet. Hay más patrones que se repiten: "Normalmente ellas van pidiendo apoyo emocional y los hombres, asistencia legal". Aunque es cierto, añade, que "la gente ahora opta menos por el juzgado, desde que se aprobó la Ley de Relaciones Familiares en 2015; eso fue todo un logro, porque aparte de que introdujo la mediación no judicial dentro de la ley, ahora la gente ya no tiene tanto miedo a la custodia compartida. Ya se ve más normal; deseable, incluso y la gente llega a más acuerdos", dice.

"el tipo de vida que llevamos"

Ese cambio legal fue importante, asegura, porque hizo que las dos partes "llegasen al juzgado de manera más equilibrada. Con la anterior ley una de las partes iba en desventaja y eso no invitaba a ningún tipo de negociación", asegura. La consecuencia directa del cambio legal es menos judicialización. Menos contenciosos. Y más acuerdos. El 58% de las rupturas de 2019 en todo Euskadi se saldaron de mutuo acuerdo y un 42% de forma contenciosa. En todo caso, añade Pousibet, gran parte de los fracasos familiares se producen "por el tipo de vida que llevamos. Date cuenta de que nos han tenido que encerrar en casa para hablar en familia".

Agipase cuenta en su equipo con una psicóloga propia y una red de otros tres psicólogos colaboradores, además de una trabajadora social, "que es la que hace las entrevistas y derivaciones" a otros servicios de asistencia especializada (alcohol, juego, adicciones, violencia...), si se da el caso; y un equipo legal de cinco abogadas. Además, asegura el presidente de la organización, "tenemos equipos de coparentalidad y conciliación familiar. Nosotros no solo atendemos gente que se quiere separar, sino a gente que quiere arreglar su familia, que también lo tenemos".

dudas legales por el covid-19

Durante la pandemia, según recoge un informe de Agipase, se han detectado tres grandes tipos de familias en crisis. En primer lugar, aquellas que se han encontrado de sopetón con una crisis que hasta ahora, con sus rutinas, "habían conseguido esquivar". Es decir, "durante 24 horas al día, y todos los días de la semana, estas familias se dieron de bruces con una situación donde ya no existía una pareja, pero sí existían unos hijos. Simulacros de pareja con sus rutinas hechas trizas. Y hemos tenido mucha suerte de que los chavales y los niños lo han gestionado mejor que los adultos", explica Pousibet.

El segundo grupo lo han formado aquellos a quienes la pandemia cogió con los pantalones en los tobillos: parejas que habían iniciado el proceso de divorcio, pero en ese momento seguían conviviendo.

Y el tercer grupo. Los nuevos modelos familiares: familias con el proceso de divorcio realizado, y las nuevas formas de vida en marcha, pero con grandes dudas legales a la hora de llevar a cabo sus rutinas parentales: con una custodia compartida, ¿pueden los niños moverse de una casa a otra tal y como establece nuestro convenio? ¿O es inviable por el estado de cuarentena? Con custodia monoparental, ¿puedo estar con mis hijos los fines de semana que me corresponden? ¿O las tardes correspondientes? ¿Si vivo en otro municipio, puedo ir a ver a mis hijos? ¿Puedo llevármelos conmigo a mi casa?

5.487

Rupturas en Euskadi en 2019. Según recoge la memoria de la Fiscalía de Euskadi de 2019, ese año se produjeron en la CAV un total de 5.487 divorcios (3.401), separaciones (192) y rupturas de parejas de hecho (1.894). De todos esos procesos, 2.289 fueron contenciosos, es decir, terminaron sin acuerdo y con litigio; y otros 3.198, es decir, el 58%, con acuerdo. La mayoría de acuerdos se produce entre las parejas divorciadas y la mayoría de procesos contenciosos en las rupturas de parejas de hecho. Se sigue constatando, por otro lado, el aumento de los casos de custodia compartida, sobre todo desde la entrada en vigor de la Ley Vasca 7/15 de 30 de junio, de relaciones familiares en supuestos de separación o ruptura de los progenitores.

Orientación e intervención psicosocial. Agipase nació en 1994 como la Asociación Gipuzkoana de Madres y Padres Separados/as. Es una ONG de carácter social que surgió cuando un grupo de madres y padres separados/as decidieron asociarse con el objetivo de intervenir y orientar en los procesos de separación y divorcio, desde una perspectiva psicológica, jurídica y social. Más tarde cambió su nombre por el de Asociación Gipuzkoana Para el Apoyo Integral en las Crisis Familiares.

Todo tipo de familias. Los objetivos de la asociación se basan en apoyar, tanto a la familia tradicional, como a los diferentes tipos de familia que van surgiendo, con una casuística muy variada, en consonancia con la sociedad actual. Se les ofrece cobertura jurídica, psicológica y social para que puedan resolver su crisis familiar.

Convenios municipales. Además de en sus oficinas de Txara, en Donostia (Intxaurrondo), atienden en el nuevo local del edificio Mamut de Oiartzun y se desplazan entre semana a localidades como Aretxabaleta y Zumarraga, mediante convenios con ayuntamientos, para ofrecer asistencia a familias que lo requieren allí. Web: www.kidetza.org. Mail: agipase2@gmail.com. Teléfonos: 943 292 496 / 843 631 221 / 666 558 195.

"Normalmente las parejas esperan a que la olla explote, pero la pandemia ha sido un detonante"

"No solo atendemos a gente que se quiere separar, sino también a quien lo quiere arreglar"

Presidente de Agipase