- La pandemia ha trastocado también una de las campañas solidarias con mayor respuesta: la Gran Recogida del Banco de Alimentos. ¿Cómo se va a llevar a cabo este año?

-Este año recogida física, como tal, de comprar tu paquete de arroz y entregarlo, no habrá; funcionaremos con los bonos en los supermercados. Una persona va al supermercado a hacer la compra y, cuando llega a la caja, o bien dice que quiere comprar un bono o lo ofrece el personal que está en la caja. Hay bonos de muchas cantidades y puedes dar lo que tú quieras. Además, a través de la página web del Banco de Alimentos también se podrá donar.

¿Cómo funcionarán esos bonos?

-Tú eliges la cantidad que quieres donar y se lo dices al personal que esté en caja, que lo reflejará en el tique de compra, pero la gente no va a recibir nada físicamente. Quedará reflejado en los tiques y luego los supermercados nos abonarán ese dinero. Para nosotros, en todas las grandes recogidas ha sido muy importante el papel del personal de caja, que siempre nos han ayudado muchísimo y han tenido un espíritu de colaboración grandísimo, pero es que este año va a depender muchísimo de ellas. Y por eso quiero agradecer su ayuda todos estos años, sobre todo ahora que las necesitamos más que nunca.

¿Temen que este nuevo formato sea más frío y la gente se anime menos a ser solidaria?

-Habrá dos voluntarios en los supermercados informando de la campaña y en algunos estarán también miembros del Colegio de Enfermería, que este año son la imagen de la recogida. Pero somos conscientes de que es más difícil. Antes llegabas al supermercado, veías todo el lío que había montado ahí y te invitaba a participar. Lo de ahora es mucho más frío y necesitamos movilizar a la gente que, por otro lado, es una maravilla ver cómo responde.

¿Qué objetivo se marcan para la Gran Recogida de este año?

-El año pasado recogimos 600.000 kilos de comida entre bonos y recogida física. Eso se traduce en 600.000 euros en bonos, que se dice pronto. Este año va a ser todo un poco frío y pienso que va a ser difícil llegar a esas cifras, pero es el reto que nos ponemos. En este sentido, es muy importante decir que antes había mucha gente que daba una lata de sardinas, o un paquete de arroz o de espaguetis... A esa gente este año igual le da apuro decir que quiere colaborar con un bono de un euro. Pero tenemos que decir que todos los euros cuentan y que eso supone muchísimos euros para nosotros.

Gipuzkoa siempre responde bien en esta campaña solidaria.

-La gente está muy concienciada y en cuanto nos presentamos como Banco de Alimentos responde muy bien. En cuatro años hemos pasado de recaudar 300.000 euros a 600.000 euros y habíamos llegado casi a un euro por guipuzcoano y esa es nuestra meta.

¿El COVID-19 ha influido en las necesidades de la gente?

-No sabes cómo está aumentando la gente que pide. Una vez que volvimos a abrir después del confinamiento, aumentó muchísimo la gente que nos llegaba a través de las asociaciones que trabajan con colectivos vulnerables. Muchos son trabajadores precarios que si trabajan un día no comen. Y poco a poco y conforme esta situación se alargue, las necesidades van a ser mayores. Calculamos que este año vamos a atender un 30% más de personas que el año pasado. Es muchísimo y si esto continúa así, seguirá creciendo.

¿Nos estamos acercando a los niveles de la crisis de 2008?

-En 2008 llegamos a atender a 24.000 personas, que es nuestro pico máximo. Luego fuimos bajando y llegamos hasta los 17.000. Ahora estamos ya en más de 21.000. Pensamos que se llegará a esos niveles, porque hay gente que lo va a pasar mal mucho rato. Lo que es terrible es pensar que en un país como este se pueda pasar hambre. Tenemos un nivel de vida suficiente como para solucionar esa situación, sin necesidad de que cada uno de nosotros tenga que dar una cantidad extraordinaria de dinero.

Además de la Gran Recogida, ¿qué otras campañas importantes llevan a cabo?

-Tenemos un programa muy importante que es el del Último MinutoSe resintió en el confinamiento porque las asociaciones no podían entregarlo, la gente no podía venir al banco a recogerlo, y aunque hicimos una cosa con DYA y la Cruz Roja y con varias organizaciones, hasta el 1 de junio no pudimos recuperarlo. Para nosotros es un programa muy importante porque recuperamos un millón de kilos al año que los supermercados iban a tirar. Es una comida que está fantástica y para nosotros es una maravilla. Los supermercados se portan muy bien con nosotros. Además de este programa y otras donaciones a lo largo del año, durante la Gran Recogida, nos donan el 7% de lo que recaudamos.

¿De qué manera ha afectado la pandemia a la labor que realizan a lo largo de todo el año?

-La Gran Recogida nos surte de alimentos para en torno a ocho meses. Además, ahora, con esto de los bonos con los que empezamos a trabajar hace dos años, hemos solucionado el problema de que algunas cosas se nos caducaban. Luego en primavera hacemos dos o tres recogidas, además de las colectas que hace la gente a nivel particular, y así vamos tirando. Este año eso no lo hemos podido hacer y tuvimos que recurrir a las empresas y los particulares. Conseguimos que muchísima gente nos ingresara dinero en la cuenta corriente, con lo que hemos podido suplir ese déficit. En realidad, el Banco de Alimentos nunca ha cogido dinero, pero no nos quedaba otra, nos hemos tenido que reinventar. Antes nos entraban alimentos y ahora nos entra dinero, con lo que hemos tenido que aprender a comprar, a buscar...

¿Se ha resentido el número de voluntarios que trabajan en el Banco?

--No. Hay algunos voluntarios, sobre todo los que son muy mayores o tienen algún problema de salud que sí que han dicho que no van a venir. Pero también nosotros hemos reducido mucho el número de gente que va a trabajar. Tenemos 200 voluntarios fijos que van, normalmente, una vez a la semana e iban, por ejemplo, 20 cada día. Ahora van doce para que haya más seguridad. Hemos reducido en ese sentido, nada más.