- “Salí a pasarlo bien con mis amigas y desperté desnuda de cintura para abajo”. “Me dolía todo el cuerpo, me sentía mal y desorientada”. “Sabía que algo malo había pasado”. Son las frases con las que una joven, menor de edad, describió ayer, rota por la emoción, la presunta violación que sufrió en Donostia en 2017.

“Vi al acusado sentado en un sofá, vestido, y pensé: ¿quién es este tío?”. “En ese momento le vi como un violador, que es lo que es”, sostuvo esta chica durante el primera jornada del juicio por estos hechos celebrada en la Sección Primera de la Audiencia de Gipuzkoa. La joven no recuerda absolutamente nada de lo sucedido desde que la madrugada del 29 de octubre de 2017 accedió a una discoteca donostiarra, acompañada por una amiga, tras haber estado bebiendo vodka, chupitos, “cubatas” y otros licores durante la noche por la Parte Vieja, si bien sospecha que en algún momento alguien echó algo a su bebida.

Según la versión de la Fiscalía, la víctima y su presunto agresor se quedaron solos sobre las 5.00 horas en la sala de fiestas y, para cuando ambos abandonaron el local, la menor era “incapaz de mantenerse en pie” dado su “estado de embriaguez”, tras lo que fue “llevada” por el encausado hasta un local de jóvenes del barrio de Gros.

En estas circunstancias, “aprovechándose de que estaban solos” y de la situación de desvalimiento de la entonces menor, el imputado la habría violado sin que ella pudiera oponer “obstáculo alguno, dado el grado de inconsciencia en el que se encontraba”. Unos hechos por el que la Fiscalía reclama seis años de cárcel para el hombre, aunque la acusación particular, que ejerce la víctima, eleva esta petición hasta los 15 años de reclusión, al entender que, además de un delito de abuso sexual, fue víctima de otro de detención ilegal.

Un situación que se habría producido porque el inculpado supuestamente encerró a la menor “bajo llave” en el local y la habría mantenido “deliberadamente” privada de libertad, haciendo “caso omiso” a las reiteradas llamadas que el padre de la chica (que había encontrado el lugar en el que estaba gracias a una aplicación de localización instalada en el móvil de la menor), hacía al teléfono de su hija desde el exterior y sin atender tampoco a las “insistentes llamadas a la puerta del local” que realizaron agentes de la Policía Municipal.

Con la ayuda de una amiga y una vecina, el padre, que también testificó ayer, logró localizar al arrendador del local, quien sobre las 13.00 horas abrió la primera puerta del local, donde aún se hallaban la víctima y su agresor. Este desde dentro de una segunda estancia le facilitó una llave doblada para que pudiera abrir una verja que aún le separaba de su hija.

“Me desperté y vi a mi padre en la puerta, detrás de unas barras, busqué algo para taparme y encontré mis pantalones. Luego se encendieron las luces”, recordó la chica, que inmediatamente sintió que el acusado había “abusado” de ella. “Pensé que me había violado, lo sentía yo y también mi cuerpo. Era como si me hubiesen tirado por las escaleras”, explicó.

La joven señaló que, desde aquel momento ya no es “la misma persona de antes”. “Me miraba al espejo y no podía evitar llorar”. “Es como si no fuera yo”. “Solo salía de casa para ir a la universidad”, relató acongojada la chica, que ha necesitado ayuda psicológica a raíz de estos hechos.

El acusado es un joven que ya ha sido condenado en un ocasión anterior a diez años y medio por abusar sexualmente de otra menor, una niña de 14 años con la que mantuvo una relación sentimental y con la que llegó a tener relaciones completas en dos ocasiones. Este hombre relató que una semana antes había comenzado a seguir a su víctima a través de una red social, si bien no la conoció en persona hasta aquella noche, de la que no tiene un recuerdo general, sino que solo conserva partes de lo ocurrido en su memoria, aunque sí se acuerda de haber estado bebiendo con unos amigos en la Parte Vieja y luego con la chica en la discoteca, donde se estableció cierta “complicidad” entre ambos. El hombre explicó que a la salida de la sala de fiestas la chica “se caía todo el rato” y quiso ayudarla llevándola a su local. Según su testimonio, una vez dentro del local, ambos se quedaron dormidos y, al despertar, cuando ella ya estaba “bien” se “enrollaron” y mantuvieron relaciones sexuales consentidas, porque él le preguntó si le gustaba y ella respondió que sí.

La Fiscalía pide seis años de cárcel para el acusado, que ya fue condenado a diez años de prisión por abusar sexualmente de otra menor