- Nagusilan ha reforzado su servicio Hilo de Plata de acompañamiento telefónico gratuito. Las personas usuarias de este servicio, atendido por voluntarios preparados en "escucha activa", necesitan que se les oiga ante situaciones de soledad. La necesidad de ser escuchado ha aumentado con el confinamiento. Por ello, Nagusilan ha sumado voluntarios a este servicio, cuya demanda ha crecido estos días casi un 50%, aunque el aumento se prevé que será mayor según vayan sumándose días de encierro.

Antes de que se decretara la emergencia sanitaria, el número de usuarios de este servicio era de 118, a los que se han añadido otros 55, llegando a 173. La tendencia sigue siendo al alza por lo que se ha recurrido a la colaboración de once voluntarios más, llegando a los 24.

Las personas que quieran contactar con el Hilo de Plata deben llamar al 900 713 771 y dejar el nombre y el teléfono en el contestador, y los voluntarios contactarán con ellas. Otra forma para tomar parte en esta propuesta es llamar al 688 741 451 en horario de 10.30 a 14.30 horas de lunes a viernes o mandar un wasap con su nombre.

Joserra Ezenarro, de Elgoibar, es vicepresidente de Nagusilan y voluntario en el Hilo de Plata, y cuenta a NOTICIAS DE GIPUZKOA detalles del servicio.

¿Por qué ha decidido Nagusilan reforzar la línea Hilo de Plata?

-En Nagusilan llevamos tres semanas sin realizar nuestra actividad presencial en domicilios, residencias y centros de día. Nos hemos visto en casa y hemos decidido seguir acompañando a la gente. Teníamos este servicio gratuito, con el que pretendemos acompañar emocionalmente a quien nos llame, y aprovechamos la herramienta para atender a la gente que esté en su casa en situación de soledad y ahora, además, de confinamiento. Este servicio es para escuchar y hablar. Todas aquellas cuestiones que nos planteen en materia de salud, alimentación... las derivaremos a las administraciones competentes y les damos sus teléfonos. No somos médicos, ni psicólogas, ni enfermeras y no damos el servicio de estos profesionales.

El incremento en la demanda del servicio está siendo significativo.

- Sí. Este es un servicio que tenemos activo siempre, no es nuevo y seguirá siendo importante cuando pase esta situación, porque cada vez son más las personas que viven solas y aisladas en sus casas. Pero desde el inicio de la pandemia, la demanda ha subido casi el 50%.

La situación se alarga y el estado de soledad, también.

-Hasta el inicio del estado de alarma, la gente llamaba directamente al teléfono. Ahora nos derivan de los servicios sociales de los ayuntamientos contactos de quienes consideran que necesitan esta asistencia de charla y acompañamiento telefónico. Muchas de estas personas acuden a las administraciones y allí pueden percibir que, por su estado de nervios u otros motivos, lo que necesitan es ser escuchadas.

¿Por qué motivos acuden a ustedes estas personas?

-Principalmente porque están solas mucho tiempo y necesitan hablar. La comunicación, si la ejercemos con afecto, produce bienestar y ahora más. Relacionarnos con otras personas es fundamental. Si perdemos ese contacto, llevamos camino de quedarnos aislados.

Y les cuentan que tienen miedo, dudas...

-Hablamos de todo: de la telenovela, de la preocupación por un hijo que vive fuera... De lo que se puede hablar con un amigo. Por ejemplo, a través de los servicios sociales contactamos con una persona que estaba muy nerviosa porque creía que su hijo no le quería atender. El hijo, que hablaba con esta persona por teléfono y WhatsApp, no quería ir por no ponerle en riesgo, porque salía a la calle y tenía miedo a infectarle. Pero ella no lo veía y pensaba que le engañaba, que no quería ir. Se le hizo una llamada, se le tranquilizó y ya hemos fijado otro día de llamada.

¿Cómo plantean la conversación?

-Cuando vienen derivados por los servicios sociales o por Osakidetza, te dan algunos apuntes. Hasta ahora, cuando llamaban, nuestra misión ha sido escuchar y no meternos en sus cosas (porque hay que crear un clima adecuado para que hable), intentando que la conversación discurra sin ruidos externos que molesten, etc. La persona que está en casa tiene ganas de hablar, pero en la primera llamada intentamos saber algunos datos, si vive sola o no, cuáles son sus gustos... Se llega a un acuerdo para establecer la frecuencia de las llamadas.

¿Quiénes integran este grupo de voluntarios?

-En el voluntariado de Nagusilan, un porcentaje muy alto nos dedicamos a acudir y hacer acompañamiento en residencias y centros de día. Incluso salimos a pasear con ellas. Cada voluntario tiene su perfil y, cuando se puso en marcha el Hilo de Plata, las personas interesadas realizaron un curso de escucha activa.

¿De estas conversaciones puede nacer una relación de amistad?

-Ante estas situaciones, el voluntariado tiene que ser un poco fuerte. No te puede afectar personalmente todo lo que te cuentan, tienes que conseguir cierto distanciamiento. Si no, acabarías quemado y sumando a tus problemas los de los demás. Por eso en la formación se incluyen técnicas para que puedas actuar de esa manera. No le llamas de tu teléfono privado porque, la verdad, sí se crean vínculos y, si das tu contacto, puedes estar muy expuesto. Lo que respetamos escrupulosamente es la confidencialidad. Cada voluntario debe firmar un documento en este sentido.

¿Quién acude más al servicio, las mujeres o los hombres?

-Las mujeres, por goleada. Los hombres somos más xomorros y, además, las mujeres viven más. Pero las cosas van cambiando, aunque a los hombres nos cuesta más dar el paso.

Hablamos de gente mayor, ¿influye el sexo de la persona que les atiende a la hora de hablar?

-Siempre se procura llegar a un acuerdo con las personas usuarias. Día y hora de la llamada y, si prefieren que les llame una mujer, lo intentamos también. Pero es verdad que en el voluntariado las mujeres ganan por goleada. Así que, siendo las usuarias mayoría, no tendrán problemas para que quien les atienda, si quieren, sea mujer. Otra cuestión que cuidamos es el idioma. Si quieren conversar en euskera o castellano, porque hay mucha gente mayor a la que le cuesta expresarse si no es en euskera.