uando finalice todo esto, alguien deberá hacer una profunda revisión de lo pasado para mejor actuar en el próximo episodio similar que, sin duda, se repetirá. Suele ocurrir que las exigencias del día a día van posponiendo esa catarsis y finalmente solo quedan las anécdotas. Sirve de ejemplo aquel espantoso ridículo del perro Excalibur de la enferma del ébola, Teresa Ribera. Y entre de los temas que saldrán a colación, uno será los motivos reales de la aplicación del 155 sanitario y sus disfunciones en la adquisición de material de protección y otro, el desfile de la UME. La Unidad Militar de Emergencias es uno de los aciertos del presidente Zapatero, aunque para la oposición popular fuera entonces un capricho del leonés. Ahora el pobre Iturgaiz les da la bienvenida. Creada en 2006 para la intervención frente a grandes catástrofes, por ejemplo, la privatización de la sanidad en Madrid. Por eso intervienen, quizás.

Su misión es apoyar a las autoridades civiles, a solicitud de estas. Doy fe de que son un referente mundial en su especialidad.

He asistido como alumno a clases impartidas por ellos en Donostia y he compartido mesa y mantel con sus mandos. Los equipos de emergencias guipuzcoanos hemos aprendido mucho con ellos. A destacar sus recursos, preparación y autonomía de medios. Llegan al lugar, se les indica el objetivo y se organizan. Todo. Material, provisiones, alojamiento. No admiten la injerencia del político local que desea hacerse la foto o interferir de alguna manera, lo que, al parecer, ignora nuestro acordeonista. Lo que no termino de entender es que se les pasee por Gasteiz o el aeropuerto de Loiu desinfectando, algo que deberían asumir las contratas al efecto, aunque los retretes de la estación lo habrán agradecido, o pretendiendo instalar un hospital de campaña a espaldas de Osakidetza. ¿Nos oculta algo el doctor Sánchez?

Doctor en Veterinaria