DONOSTIA - ¿Hay alguna facultad que haya tenido que reciclarse más que la suya?

-Los estudios oficiales de informática tienen solo 40 años, que no es nada en comparación con otros más clásicos, pero avanza muy rápido y los cambios han sido enormes.

¿Por ejemplo?

-La tecnología. Hoy en día tenemos dispositivos, como pueden ser los teléfonos móviles, con capacidades similares o incluso superiores a las de un PC de hace diez años. En cuanto a las comunicaciones, en 15 años hemos pasado a tener conexiones mil veces más rápidas.

La de Donostia es una de las tres primeras facultades del Estado, junto con las de Madrid (UPM) y Barcelona (UPC). Suena bien, pero cuando las cosas vas a tan rápido, si quieres seguir siendo alguien, te tienes que poner las pilas. ¿Cómo están ahora?

-En 2017 llevamos a cabo un proceso de reflexión estratégica. Como universidad pública, siempre nos ha preocupado formar profesionales cualificadas y cualificados, con una formación básica muy sólida. Para poder seguir el ritmo vertiginoso de la informática es imprescindible tener una buena base, que permita nos permita adaptarnos a los cambios tecnológicos.

Cambios que van a ser constantes.

-Efectivamente. Pero como he mencionado, si la base informática (conocimientos de programación, matemáticas, arquitectura...) es buena, si se comprende cómo funcionan los ordenadores, los sistemas y las comunicaciones, podremos asimilar rápidamente los cambios; por ejemplo, aprender un nuevo lenguaje de programación. Por ello, los primeros cursos de los estudios están diseñados para proporcionar, como en los edificios, unos cimientos sólidos.

Eso chocará con las expectativas de quienes lleguen con ganas de aprender cosas apasionantes...

-Inicialmente sí. De hecho, para muchos alumnos y alumnas, cuando llegan, esto es lo que les sorprende. Se les informa, se les pide un poquito de paciencia y, poco a poco, en el segundo curso, empiezan a ver ámbitos de comunicaciones, de sistemas, de programación, de métodos estadísticos.... Es a partir de tercero cuando la o el estudiante elige la especialidad que más le atrae, su camino.

¿Qué ha cambiado en su facultad fruto de esa reflexión de 2017?

-Constatamos que en los últimos diez o quince años, los diferentes grupos de investigación de la facultad habían ido desarrollando sus actividades en el ámbito del análisis de datos (Big data), la visión por computador, el procesamiento del lenguaje natural o la robótica. Es decir, que estábamos generando conocimiento en ramas asociadas al ámbito de lo que hoy en día conocemos como inteligencia artificial. Y tomamos la decisión de diseñar un grado nuevo, en inteligencia artificial, que se pondrá en marcha en septiembre, en el curso 20/21, con una oferta de 40 plazas. Pese a que aún no está abierto el plazo de inscripción (se hará en breve), hemos recibido múltiples consultas, solicitando información adicional. Es un grado muy atractivo para estudiantes a las y los que les gustan las matemáticas, con muchas oportunidades.

¿Es cierto que no hay paro en la informática?

-No hay paro en informática. Existe una necesidad urgente por parte de empresas y entidades. A modo ilustrativo, nuestra facultad tiene acuerdos con cerca de 100 empresas para la realización de prácticas voluntarias y, anualmente, estas ofertan en torno a 200 prácticas, quedando la mitad de ellas desiertas. Y esta misma tendencia se repetirá para la inteligencia artificial.

Informática es una ingeniería más; sin embargo, parece como si antaño no hubiese tenido esa consideración y resulta que hoy, el resto de ingenierías están confluyendo hacia la ingeniería informática.

-Existen aspectos de la informática que son transversales, y por ello durante mucho tiempo no se ha distinguido entre usuaria o usuario de informática e ingeniero o ingeniera informática. Es decir, no parecían necesarios conocimiento de informática para ejercer en este campo. La revolución tecnológica está cada vez más presente, los sistemas son más complejos, y los responsables de las entidades y empresas se han dado cuenta de que necesitan profesionales con formación específica. Capaces, además, de interactuar con profesionales de otros perfiles, como ingenierías industriales o electrónicas.

Y que han estado más de moda.

-Sí, sí. Está relacionado, en gran medida, con el tipo de empresas que tenemos, pero informática es una carrera que tiene mucho tirón. El pero que tenemos, y trabajamos para tratar de cambiar la situación, es el poco interés que los estudios de informática suscitan en las chicas. Y no es un hecho aislado, sino a nivel mundial.

¿Y hay una explicación para esto?

-Los motivos no están claros. Quizás los estereotipos suelen asociarse a una persona que está solo relacionada con el ordenador, en un sótano.

¿Frikis? ¿Es usted un friki?

-Quiero pensar que no. De hecho, las y los informáticos son gente de lo más normal. Los estudios de informática, al fin y al cabo, tienen un componente muy importante de creatividad. Es decir, la capacidad para resolver un problema en base a piezas (herramientas) que en algunos casos existen y hay que combinar, pero que en otros hay que desarrollar desde cero. Para ello, hay un primer paso, fundamental, de interlocución con el cliente, comprender cuál es su problema, e idear y proponer una solución. Es un trabajo en equipo.

¿Cuántos alumnos tiene su facultad y cuántos entran cada año?

-Sumando estudiantes de grados, máster y doctorado, hay en torno a 800. Se ofertan 145 plazas cada año y las cubrimos todas.

¿Qué nota es necesaria para entrar?

-No existe de momento nota de corte en convocatoria ordinaria. Dada la necesidad de profesionales, los estudios de Informática se ofrecen en muchas universidades y campus. Por ejemplo, en la propia UPV/EHU, además de la oferta de la Facultad de Informática de Donostia, también se oferta un grado en Bilbao y en Gasteiz, para impedir, por ejemplo, que situaciones económicas desfavorables limiten las opciones de aquellas y aquellos estudiantes vascos que quieran cursar estudios. No obstante, un número importante de estudiantes provenientes de estos centros se incorporan a nuestro grado en tercer curso, dada la variedad y calidad de estudios que ofertamos. Hay una oferta muy variada y, aparte de la pública, también está la privada. Ha sido tal el boom de la informática, que los estudios de informática se ofertan prácticamente en cada capital.

Esto nos lleva a la competencia.

-Por eso ese proceso de reflexión. Siempre hemos sido, y lo digo humildemente, referencia en el ámbito de la informática y queremos seguir siéndolo. El número de grupos de investigación que hay en la facultad y su labor no tiene comparación a nivel del País Vasco. Son grupos de investigación consolidados, con proyección internacional. Nos gusta recalcar la importancia de la investigación, porque eso se traduce en una docencia más puntera. En un entorno tan cambiante, tener grupos que investigan dos pasos más adelante, hace que sus conocimientos se trasladen a diferentes asignaturas, sobre todo optativas, que permitirán a las y los estudiantes formarse en tecnologías muy actuales. Yo, particularmente, no tengo ninguna duda de que la Facultad de Informática de la UPV/EHU es la más potente de nuestro entorno.

¿Cuánto cuesta estudiar Informática en la UPV/EHU?

-Cada curso ronda entre los 1.200 y los 1.400 euros, pero no debemos olvidar que el coste real se podría situar entre los 8.000 o 9.000. Es decir, una parte importante de la matrícula está subvencionada, fijando unas tasas que no supongan un obstáculo insalvable para acceder a estudios universitarios. Lamentablemente, en ocasiones parece que por pagar más (universidad privada) vamos a tener un mejor servicio, y esa es una opinión que no comparto.

En muchas carreras, se dice que un grado sin máster sirve de poco. Pero en Informática no sucede eso y parece que sin hacer el máster cualquiera se coloca a trabajar.

-Efectivamente. Teniendo en cuenta la demanda actual, las y los graduados se pueden incorporar rápidamente al mercado laboral. No obstante, es decisión de cada estudiante el nivel de estudios que desea alcanzar. No olvidemos que se diferencian tres niveles: grado, máster y doctorado. Por ejemplo, en los últimos años se han puesto de moda los grados dobles, e incluso algún que otro grado triple, pero no debemos olvidar que dos grados no equivalen a una formación de grado más máster. Cuando terminas el máster tienes una formación académica mayor.

¿Se puede ser paciente y seguir formándose, sin ir al pájaro en mano en cuanto nos ofrecen un empleo?

-Seguro. Al fin y al cabo, es una decisión personal. Al terminar el grado estás preparado para incorporarte al mercado laboral, pero si además realizas un máster, podrás especializarte en áreas como BigData, Sistemas empotrados, o Lenguaje Natural, por poner como ejemplo los másteres que ofertamos en nuestro centro. Esta formación adicional permite acceder a otro tipo de perfiles profesionales, más especializados, y en principio de mayor nivel y responsabilidad.

¿Es algo vocacional la informática?

-Estudiar una carrera universitaria porque está "mal visto" no tener estudios universitarios, sin otro motivo, me parece un error. Una vez finalizados los estudios, comenzarás un recorrido laboral de 40 años, y si tu profesión no te gusta, difícilmente vas a progresar como profesional. En este sentido, la UPV/EHU, junto con el Gobierno Vasco, está desarrollando acciones para mejorar la orientación que reciben las y los estudiantes de bachillerato, con el fin de ayudarles a acertar con sus futuros estudios.

Me hablaba antes de las prácticas en empresas. ¿Cómo es esa relación con el sector privado?

-Uno de nuestros ejes de actuación principal es mantener una relación directa y fluida con las empresas. Gracias a ello, las y los estudiantes pueden realizar prácticas desde segundo curso. Además, en 2019 hemos inaugurado tres aulas universidad-empresa, con entidades y empresas con las que han mostrado su compromiso y arraigo con la facultad: Eurohelp, BCAM o Innovae. Esta última, por ejemplo, es una empresa puntera en el ámbito de la realidad virtual y aumentada. Estas tecnologías se están implantando en varios ámbitos y traen consigo una revolución.

¿Algún ejemplo?

-En la realidad aumentada, un usuario podrá visualizar, a través de un dispositivo, como podrían ser unas gafas, una parte del mundo real sobre la que se superpone información gráfica. En un entorno industrial, podríamos recorrer con la vista una cadena de montaje recogiendo información en tiempo real sobre el estado de diferentes máquinas y sensores.

¿Y eso ya lo tienen?

-Suena futurista, pero es presente. Y es una oportunidad docente que no podemos perder. Es decir, tenemos que ayudar a formar profesionales capaces de trabajar con y desarrollar estas tecnologías. La sinergia con las empresas es fundamental.

Ha mencionado antes la investigación. ¿Qué investigan en la facultad?

-Dentro de nuestras labores como profesoras y profesores está la investigación básica, tratando de realizar desarrollos metodológicos en diferentes temáticas y frentes, como pueden ser interacción persona-computador, procesamiento del lenguaje natural, análisis de datos, computación de alto rendimiento...; y luego existen convenios con diferentes entidades que tienen un problema a resolver, para el cual no hay una solución comercial y por ello contactan con la facultad: en traducción automática de textos, sistemas ciber-físicos, BigData en estadística oficial (Eustat), predicción de accidentes en colaboración con la Ertzaintza...

¿Predicción de accidentes?

-Puntos negros. El objetivo del proyecto, a grandes rasgos, es desarrollar un modelo matemático que te ayude a predecir cuáles pueden ser las zonas más conflictivas en función de la climatología, intensidad del tráfico, etcétera, Dicho modelo podría ayudar a distribuir las patrullas.