En campaña electoral se tira mucho de fondo de armario. Y esos políticos, que un día lo fueron todo pero andaban desaparecidos, reaparecen en los mítines como un muñeco de José Luis Moreno que estaba guardado en el baúl y, de pronto, te sorprendes escuchándoles hacer chistes que suenan a otra época. Y ahí tenemos a Zapatero, Aznar y Rajoy reconvertidos en el “also starring” de algún mitin. Lo de menos es que no tengan claro a qué se presenta el candidato al que acuden a apoyar. Lean ahí abajo a lo que Rajoy cree que se dedica Ayuso, a la que tanto gusta rodearse de presidentes de gobierno del pasado mientras tiene en boca siempre al del presente, sin desvelar las cartas de lo que ella misma aspira a ser en el futuro mientras intenta llenar el currículum dando patadas en regional a quien juega en otra división.

A Felipe González parece que nadie le ha llamado todavía, quizás porque hace tiempo que usa el escenario del PSOE para hacer campaña (voluntariamente o no) para otras formaciones, como hacía Joquín Leguina cuando en las tertulias de gatos le rotulaban como algo del PSOE mientras metía goles en propia puerta.

Tampoco hemos visto a Odón Elorza tras abandonar el escaño de diputado e intentar volver a ser alcaldable de Donostia (en lugar de Marisol Garmendia), mientras la exconsejera socialista Gemma Zabaleta ha reaparecido en escena solicitando el voto para EH Bildu.

La campaña sigue con sus ritmos y aunque suene duro escucharlo nadie es imprescindible, tampoco esta página y mucho menos el periodista que la escribe, como ha quedado demostrado estos días. Perdón por la ausencia, andaba dando un mitin por otra parte. Puedo prometer y prometo que, si la autoridad no lo impide, lo que queda de campaña me quedo.