- Pocas veces se ha experimentado una campaña en el Estado tan polarizada como esta última que está a punto de expirar en la Comunidad de Madrid. Desplantes en pleno directo en debates, cartas amenazantes, insultos por doquier, menosprecios constantes y y faltas por debajo de la rodilla se suceden hasta un final de periodo electoral en el que le derecha volvió ayer a elevar el tono, cuando PP y Vox acusaron al candidato de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, de enviar "matones a sueldo" a un mitin de la formación de Santiago Abascal celebrado en el barrio de Vallecas, y que terminó en graves disturbios. La formación morada solo reconoció la ligazón de uno de los arrestados con el partido.

Es una historia que se viene repitiendo durante los últimos días, pero que se recrudece en el esprint final de la carrera electoral del 4-M. Acusaciones, una tras otra, sin apenas dejar lugar a las propuestas. Ayer, desde el lado de la derecha política a la izquierda. Más concretamente, por un mitin de Vox -del que el PP de la candidata a hacerse con el cargo, Isabel Díaz Ayuso, parece ser una especie de primo de Zumosol- celebrado el pasado 7 de marzo, en el que hubo enfrentamientos entre la Policía Nacional y manifestantes contrarios al acto que acabaron con 13 detenidos, algunos de los cuales tienen relación con grupos de extrema izquierda como los Bukaneros, los hinchas del Rayo Vallecano, o el Movimiento Antirrepresivo de Madrid. Bajo ese pretexto, ayer se dio a conocer -por parte de El Confidencial- que entre los últimos detenidos figuran dos empleados del área de seguridad de Podemos por agredir presuntamente a agentes de la Unidad de Intervención Policial de la Policía durante los incidentes. Esa chispa se convirtió rápidamente en incendio en una campaña que sale a fuego diario. Serían Daniel J.J. y Alberto R.R., ambos dados en alta en la Seguridad Social como trabajadores de Podemos e integrantes de la escolta personal de Pablo Iglesias, según confirmó a ese medio fuentes próximas al caso.

Pese a que Iglesias negara que son trabajadores de Unidas Podemos, aún reconociendo que uno está inscrito en el partido morado, el fuego alcanzó cotas mayores ayer mismo. Y en una campaña en la que los rivales no perdonan el menos desliz para lanzarse a degüello sobre sus adversarios, la derecha no desaprovechó la ocasión. El primero en abrir la espita fue el dirigente de Vox, Santiago Abascal, quien acusó por Twitter a Iglesias de enviar "matones a sueldo" al acto electoral de su partido en Vallecas "para atacar a la policía y a Vox". La ultraderecha, que partía de una situación privilegiada pero que ha perdido fuelle las ultimas semanas, no iba a dejar pasar una oportunidad de entrar de lleno en el asunto. Incluso acusó al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, y al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de ocultar las detenciones "mientras exigían condenas por unas cartas", en referencia a las cartas amenazantes enviadas a Marlaska, a Iglesias y a la directora de la Guardia Civil, María Gámez, entre otros.

Abascal exigirá que se aclare "hasta qué punto" Iglesias está "directamente implicado" en la violencia y ha afirmado que "ampliará" la denuncia de su partido por lo ocurrido en Vallecas. El guante lanzado por Vox fue aprovechado por el PP, ojo avizor en cualquier polémica que sirva para tensionar una campaña de la que, en principio, y según todas las encuestas, su candidata Isabel Díaz Ayuso saldrá vencedora, y con cierta comodidad. Así, el líder del PP, Pablo Casado, exigió a Sánchez que haga una "condena rotunda" a las presuntas agresiones que "matones a sueldo" de Iglesias infligieron a agentes de la Policía en el mitin de Vox. "No solo le pagamos la niñera, sino escoltas que patean policías", censuró.

Como no, Ayuso también entró de lleno en la polémica. "(El 4 de mayo) vamos a celebrar cómo Pedro Sánchez se esconde, cómo Pablo Iglesias se va y cómo las mentiras se caen", aseguró en un acto llevado a cabo en Móstoles, uno de los puntos calientes del cinturón rojo de Madrid donde el PP busca arañar todos los votos posibles al PSOE bajo la dicotomía entre "comunismo a libertad". De hecho, esa zona será su bastión en el tramo final de campaña. Otro tanto hizo el candidato de Ciudadanos, Edmundo Bal, que expresó su condena tras conocer las detenciones de los dos miembros de Podemos, al igual que la presidenta de la formación naranja, Inés Arrimadas, que en un acto evidenció la necesidad de que Iglesias "no pise en ningún momento el Gobierno".

Por su parte, lo partidos de izquierdas optaron por no echar leña al fuego, aún y cuando el tema se convirtió en carnaza electoral a tan solo tres jornadas del paso por las urnas. Así, el candidato del PSOE, Ángel Gabilondo, y la de Más Madrid, Mónica García, no hicieron alusiones a las detenciones y centraron sus respectivas declaraciones en la celebración del Día Internacional del Trabajo en pedir a los trabajadores que voten por el cambio en Madrid. Ambos marcharon junto a Iglesias en la manifestación de ayer, entre aplausos y mensajes de ánimo de los asistentes, y en una jornada reivindicativa en la que optaron por lanzar mensajes contra el Gobierno neoliberal -del PP, pero que ha tenido a poyo de Ciudadanos- que ha venido gobernando los últimos dos años en Madrid.