- El comisario Felipe Lacasa, declarante en calidad de testigo por el caso Kitchen, aseguró que al menos cinco policías y su entorno recibieron durante varios años dinero de fondos reservados por espiar al extesorero del PP Luis Bárcenas. Lacasa, que comparecía por segunda vez, detalló que estos agentes fueron el comisario José Manuel Villarejo, en prisión desde noviembre de 2017 por diversas tramas policiales ilegales, los también comisarios Enrique García Castaño y Andrés Gómez Gordo, y los inspectores José Ángel Fuentes Gago y Bonifacio Díaz Sevillano.

De los cinco señalados, todos menos García Castaño dependían directamente del entonces director adjunto operativo y, por tanto, número dos de la Policía, el comisario Eugenio Pino. Este ha sido señalado durante las investigaciones por ser el presunto líder de la llamada brigada patriótica, creada por el político del PP Jorge Fernández Díaz durante mandato como ministro de Interior, entre 2011 y 2016, presuntamente para espiar a compañeros de partido que pudieran poner en compromiso la opacidad de las actividades ilegales de la formación. Además, García Castaño era el jefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCO), el grupo policial encargado de operaciones encubiertas de obtención de información contra el terrorismo y la delincuencia organizada.

Durante el tiempo en el que ocurrieron los hechos investigados, el comisario Lacasa ocupó el cargo de secretario general de la Dirección Adjunta Operativa (DAO) de la Policía Nacional entre septiembre de 2013 y mayo de 2015. Dentro de sus funciones, Lacasa llevaba el control de las cantidades entregadas a agentes y unidades a través de los fondos reservados del Estado español, destinados teóricamente a cuestiones de seguridad del Estado, pero que en este caso se desviaron supuestamente para pagar la colaboración de confidentes mientras durase la operación de espionaje a Bárcenas por parte del Gobierno popular de Mariano Rajoy.

Lacasa reiteró que nunca oyó hablar de la operación Kitchen ni vio ese nombre reflejado en los documentos que le entregaban los cinco policías para justificar los gastos de los fondos reservados. Sin embargo, sí admitió que le extrañó que la UCAO, encabezada por García Castaño, tuviera una asignación especial diferenciada de la que recibía la Comisaría General de Información, responsable de la lucha antiterrorista, en la que estaba integrada. El testigo declaró que Villarejo era “muy meticuloso” con los justificantes del empleo del dinero, al contrario que sus cuatro compañeros, que tampoco se autoexigían el control al que no estaban sujetos.