- La ruptura total en el ámbito posconvergente entre el sector de Carles Puigdemont -ahora englobado en la marca Junts per Catalunya- y el PDeCAT de David Bonvehí y Artur Mas ha provocado derivadas en la negociación presupuestaria en el Estado. Así, cuatro de los ocho diputados de JxCat en el Congreso, los pertenecientes a la formación de Bonvehí, han comenzado a abrirse a negociar con el Ejecutivo de Pedro Sánchez las Cuentas de 2021, para marcar así discurso propio de cara a las elecciones catalanas, en las que el PDeCAT presentará candidatura propia.

Ayer mismo, el PDeCAT dio otro paso en esa vía y lanzó un primer aviso a Junts para que revise la relación y el funcionamiento en los grupos del Parlament y del Congreso de los Diputados, teniendo en cuenta que desde ahora los componen dos partidos diferentes. En este sentido, los posconvergentes quieren “perfil propio” a cambio de mantener la convivencia en las dos cámaras.

De esta forma, aunque en los grupos parlamentarios no se produjera finalmente una ruptura total, los representantes de los dos partidos podrían votar diferente en algunas cuestiones, entre ellas los presupuestos del Estado. O al menos es lo que buscan los de David Bonvehí, que trasladan la pelota a los coordinadores parlamentarios de JxCat en la Cámara catalana y en el Congreso.

Según señalan a este diario fuentes oficiales del PDeCAT, por el momento no se ha producido una ruptura en los grupos parlamentarios, pero sí consideran indispensable revisar la relación y el funcionamiento para lo que resta de legislatura. En caso de que esto sea imposible, los de Bonvehí no descartan un divorcio de los grupos en el Congreso y el Parlament en las próximas semanas.

Tras estos movimientos, Pedro Sánchez, consciente de que esos cuatro votos pueden ser necesarios para llevar a buen puerto la votación presupuestaria, recogió el guante y ofreció la revisión del delito de sedición como anzuelo para los posconvergentes. En una entrevista en TVE, el presidente del Gobierno español aseguró que se compromete a reformar el Código Penal para rebajar las penas por este delito, que afectaría a los presos catalanes. Añadió además que los políticos deben ser “empáticos y sensibles” con la “ruptura emocional” que el encarcelamiento de los condenados por el 1-O supone para “parte de la sociedad de Catalunya”.

Pedro Sánchez, que se debate entre priorizar en la negociación presupuestaria a ERC o a Ciudadanos -grupos que se vetan entre ellos-, ve en el cambio de posición de los cuatro diputados del PDeCAT una ventana para ir sumando más apoyos a su proyecto de cuentas para 2021, que se torna indispensable para desarrollar las ayudas de la Unión Europea. En esa línea de ofrecimiento a los de David Bonvehí, el presidente del Ejecutivo defendió ayer que hay que sacar “muchas lecciones” con “la situación que existe con líderes que están en la cárcel” desde 2017. “Y no solo desde el punto de vista del incumplimiento legal, sino desde la ruptura emocional que está representando”, añadió Sánchez.