- El secreto a voces tras estallar la guerra entre ambas formaciones posconvergentes se oficializó ayer. Carles Puigdemont anunció que se da de baja del PDeCAT señalando que trabajará para “mantener una relación cordial entre las dos formaciones”, después de que el partido presidido por David Bonvehí haya llevado a los tribunales al del expresident acusándole del control de las siglas en su camino hacia formalizar de JxCat.

Su paso se sumaba al del exconseller Lluís Puig, los cinco senadores del grupo de JxCat y los concejales del partido del área metropolitana de Barcelona, pero el goteo de bajas a lo largo de las últimas horas ha sido incesante. Para empezar, también han roto el carné del PDeCAT los presos soberanistas Jordi Turull, Josep Rull y Joaquim Forn; e igualmente lo han hecho la consellera de Presidència y portavoz del Govern, Meritxell Budó; el titular de Territori, Damià Calvet; el responsable de Polítiques Digitals, Jordi Puigneró, y el conseller de Interior, Miquel Buch. A todos ellos se unieron el presidente de JxCat en el Parlament, Albert Batet, y la exvicepresidenta del PDeCAT, Míriam Nogueras. Todos ellos creen que JxCat es la “herramienta idónea” para “hacer política a favor de la libertad”.

Con todo, el PDeCAT cifra las bajas en un 7% de los 13.000 militantes que dice tener, es decir, unos 900 afiliados. Bonvehí expresó su reconocimiento y respeto a su “compañero y amigo” Puigdemont y aseveró que continuarán trabajando “para, cada uno desde su visión, conseguir la independencia de Catalunya”. “Seguimos hablando”; zanjó el líder del PDeCAT.