- El lehendakari va a rendir cuentas sobre su gestión de la crisis sanitaria del coronavirus ante la oposición. Aunque el Parlamento Vasco está disuelto desde que se convocaron las elecciones ahora aplazadas, sigue disponible el control político a través de la Diputación Permanente, un órgano reducido que solo puede convocarse en casos excepcionales que no admitan aplazamiento. La Mesa de la Diputación acordó ayer, también con los votos de los socios de gobierno (PNV y PSE), dar cauce a la petición de comparecencia de EH Bildu, que comparten el PP y Elkarrekin Podemos.

Los socios de gobierno han dado luz verde a una decisión que les parece que entra dentro de la lógica en una situación de crisis, y que permite a Urkullu reforzar su mensaje de transparencia en paralelo a la comunicación fluida que ya tiene con los partidos. Lo que no ven los socios es que la Diputación Permanente se reúna todas las semanas. Urkullu tendrá que comparecer dentro de los próximos cinco días hábiles. La fecha dependerá de su agenda y del formato de la comparecencia, y hoy mismo se verá un informe jurídico y otro de los equipos informáticos del Parlamento para aclarar si la sesión será presencial con medidas sanitarias, o bien telemática, con los representantes políticos retransmitiendo la señal desde sus despachos o sus casas para evitar contagios, lo que puede ser una odisea para los técnicos, poner en riesgo que la comparecencia sea pública y dar origen a otra disputa, aunque se da por sentado que sí será pública.

El lehendakari, que ya compareció en la Diputación Permanente tras el derrumbe del vertedero de Zaldibar, se tomó con normalidad lo ocurrido. Otro cantar es la intención de EH Bildu de otorgar a este órgano excepcional y con competencias limitadas todas las funciones que tiene el Parlamento con el argumento de que la situación es de emergencia. Supondría que pudiera aprobar leyes y, sobre todo, reunirse todas las semanas, un potente altavoz de desgaste político contra el Gobierno. La proposición no de ley de EH Bildu para forzar un cambio en este órgano fue rechazada ayer con los votos de PNV y PSE en la Mesa (tienen tres asientos, frente al escaño que tienen cada uno EH Bildu y Elkarrekin Podemos). Se apoyaron en un informe oral del letrado mayor del Parlamento que considera inadmisible modificar el reglamento a través de una proposición no de ley. Se remite al artículo 66 del reglamento, que obliga a que cada petición de convocatoria de la Diputación Permanente sea argumentada y recoja asuntos inaplazables. Por ello, no se puede reunir por costumbre, sino que habría que reiterar la petición de que se reúna tantas veces como se quiera convocar. Sí prosperó la petición de EH Bildu de encargar un informe jurídico. Estará listo el martes que viene, pero parece difícil que haya un vuelco, y la discusión se encamina, si acaso, a una futura reforma del reglamento con sus plazos y cauces. Elkarrekin Podemos también pidió que haya cierta actividad, y habló de “coma político”.

El secretario primero de la Mesa, el jeltzale Iñigo Iturrate, consideró “razonable y necesaria” la comparecencia del lehendakari porque, aunque cree que ya tiene informados a los grupos con reuniones frecuentes, es necesario mantener una buena relación. Pidió “unidad” y no hizo ningún reproche a la izquierda abertzale, aunque a nivel interno ha estado sobrevolando la queja de que Bildu puede estar forzando las costuras de la Diputación Permanente para entrar en un bucle de precampaña continua. El lehendakari defendió que ya existe una “transparencia total” por su parte, adelantó que la consejería de Salud tiene hoy otra reunión con los partidos, y que su gobierno comparece “incluso varias veces al día” ante los medios de comunicación, admitiendo preguntas. “También yo estoy a disposición de lo que decida la Mesa”, zanjó. Sobre la posibilidad de que la Diputación Permanente se reúna cada semana, aclaró que él está centrado en las necesidades de la crisis.

Según fuentes de Lehendakaritza, Urkullu no va a hacer una batalla con el formato de la comparecencia, telemática o presencial. Está a disposición de lo que se decida, y tendrá que valorar si acude con otros consejeros como la responsable de Salud, Nekane Murga. La comparecencia no será hoy porque no hay margen, debido a los informes que deben presentarse.

El lehendakari se va a ceñir a su estilo en la comparecencia, sin caer en el barro de la controversia política, y fijando la prioridad en la adquisición de material sanitario, además del segundo paquete económico que ha presentado. Pedirá arrimar el hombro. La oposición asume que debe moverse con cuidado y medir su crítica para no ser penalizada por los vascos en un momento que exige unidad. En cualquier caso, Bildu volverá a hacer bandera del cierre general de empresas con el argumento de que las vidas de los trabajadores presenciales están en peligro. El lehendakari plantea reforzar las medidas de seguridad de los trabajadores, y recuerda el impacto que puede tener un cierre no solo en el empleo, sino a la hora de garantizar servicios esenciales en esta crisis. Incluso la industria del acero es importante para el PNV, para las latas de conservas. El PP, por su parte, lleva días poniendo el foco en un supuesto desaire al Ejército.

La portavoz de EH Bildu, Maddalen Iriarte, evitó asumir un tono crítico y dijo que la comparecencia debe servir para “el auzolan” e intercambiar propuestas para acordar entre todos los siguientes pasos. Pidió el cese de la actividad económica no esencial, y también aclarar qué impacto tiene el mando único estatal en las instituciones vascas. Desde el PP, Carlos Iturgaiz dijo a Efe que Urkullu acude “obligado y con el morro torcido”, y que debió dar sus explicaciones antes en este órgano, y no en una “televisión afín”, en alusión a EITB.