la mentira tiene las patas cortas y la historia pone a cada mentiroso en su lugar. Es el caso de la negación “oficial” de que la Alemania nazi participó aliada con el bando golpista de julio de 1936 contrario a la Segunda República. Franco, por ejemplo, mintió al señalar a los mineros asturianos y republicanos vascos como autores de la destrucción de Gernika el 26 de abril de 1937, cuando se acabó demostrando que la Luftwaffe ejecutó el bombardeo contra la villa vizcaina junto a pilotos fascistas italianos, y tras el beneplácito de los militares españoles sublevados.

“La España sublevada negó su responsabilidad y su autoría en estos hechos. Tras la guerra, se reconstruyeron edificios encima de las ruinas, pero todavía permaneció una materialidad que evidencia la participación nazi en el conflicto: las estelas de los caídos alemanes en combate”, detalla el investigador de la UPV/EHU e integrante de la iniciativa memorialista Memoria Gara de Gasteiz, Josu Santamarina (Urrunaga, 1993).

Y la evidencia continúa ahí. Aún hoy se conservan vestigios materiales de la Legión Cóndor sobre suelo vasco. El ejemplo más claro es una estela alemana que -esto es importante- “por decisión popular”, se mantiene en la zona de Zarimutz, un barrio de Eskoriatza. “Quizás en estos días ya es la última y hay que dejar claro que el vecindario decidió que siga ahí. Son importantes las decisiones colectivas a la hora de ver qué hacer con estos símbolos”, pide tranquilidad Santamarina, y lo argumenta de la siguiente manera: “Yo estoy a favor de quitarlos, pero decidido en proceso colectivo, me revienta que haya decisiones técnicas o clandestinas con alevosía que los destrozan. Deberían poder guardarse y mostrarlos contextualizados en un lugar cerrado”.

En el caso de la estela de Zarimutz, el historiador alavés incide en pedir cautela: “El pueblo ha pedido que esté ahí y aunque es una estela que recuerda a un piloto nazi, estiman que es algo que ocurrió en el lugar y que hay que recordarlo quitándole todo significado de loa”, defiende. Santamarina es coautor de un estudio titulado con humor: ¿Qué hace una estela nazi como tú en un pueblo abertzale como este? Los vestigios materiales de la Legión Cóndor en el País Vasco. La investigación la firmó junto a Xabier Herrero.

El capítulo de lo sucedido aquel 1 de abril de 1937 en Zarimutz es conocido. Son muchos los autores que han recordado el suceso en el que un piloto de la Legión Cóndor era derribado y ametrallado mientras saltaba en paracaídas. Junto a la de Zarimutz han sobrevivido hasta hace breves fechas otras estelas germanas en Urbina -eliminada en 2018- y Larrabetzu. “El caso de Urbina fue curioso porque es un pueblo muy combativo, muy militante”, rememora el investigador alavés, quien evoca que fueron tres los artilleros gravemente heridos el 31 de marzo y poco después fallecidos.

La muerte de los efectivos alemanes que conmemoran estos memoriales está relacionada con la ruptura del frente al inicio de la campaña en Euskadi. Fuera de este episodio, otra estela ubicada en Larrabetzu -hoy guardada- conmemoraba la muerte del sargento August Wilmsen, abatido tras recibir un disparo al arrojarse en paracaídas, el 1 de junio de 1937.

Santamarina recuerda que “estos vestigios demuestran que los nazis sí estuvieron aquí durante la guerra. Son casos que hablan del carácter incómodo de una materialidad que, si bien homenajeaba a miembros del bando ganador y por lo tanto pertenecía al paisaje de la victoria, evidenciaba una realidad negada: la decisiva participación de la Legión Cóndor en el bando de Franco”, pormenoriza el miembro de Memoria Gara, una plataforma ciudadana que ha conmemorado esta semana las jornadas Martxoak 3, relativas a la matanza de Estado ocurrida en Gasteiz aquella fecha de 1976.

“Testimonio vivo” El historiador alavés pide una reflexión porque acabada la guerra, el Estado totalitario de Francisco Franco continuó rindiendo homenajes a la Legión Cóndor. Incluso con posterioridad a 1945, cuando el nazismo había sido derrotado en toda Europa. Hoy, 75 años después de aquel tributo, y casi 84 del golpe de Estado, el caso de la estela nazi de Zarimutz continúa confirmando la actuación de la fuerza aérea alemana al servicio de los generales Mola o Franco.

“Estas estelas son el testimonio vivo del recurso permanente a la violencia y a la mentira que fue un pilar fundamental en la dictadura de Franco” -concluye Santamarina-, “siendo evidencias empíricas que refutan frontalmente las tesis revisionistas que ocasionalmente se intentan imponer”. Y es que tal y como dejó escrito el investigador británico Laurence Rees, “la historia no da lecciones ni se repite, solo advierte”.