La advertencia ya estaba escrita en su libro Las grietas de América, que relata un simbólico viaje entre los escenarios de dos asesinatos racistas, durante la transición de Obama a Trump, como hilo conductor de toda una historia de racismo estructural en Estados Unidos. Los sucesos del 7 de julio de 2020 bien podrían ser el epílogo al capítulo sobre Trumpistán.

¿Qué se decidía en el Capitolio cuando fue asaltado?

-La sesión era un mero trámite previo a la jura del cargo por parte de Biden. La ceremonia del Capitolio, que se tuvo que retrasar unas horas por la irrupción de los manifestantes, consiste en un recuento de los votos electorales para validar oficialmente al futuro presidente. Seis estados republicanos tenían la intención de poner objeciones por la acusación de fraude de Trump, pero algunos de ellos han dejado finalmente que se cumpla el trámite, por lo que ya no hay vuelta atrás. Incluso el propio mandatario dice ahora que facilitará una transición pacífica.

¿Cómo se fraguó la insurrección?

-Trump arengó a su electorado para que hicieran lo posible por impedir que se materializara el supuesto fraude electoral. En esa línea, convocó una manifestación llamada Marcha para salvar América. A ella acudieron grupos de ultraderecha como los supremacistas Proud Boys o los conspiracionistas Qanon. Ese es el perfil de las personas que entraron ayer en el Capitolio y que protagonizaron las imágenes del epílogo de Trump.

¿Hay una relación directa entre el discurso de Trump y las acciones de sus simpatizantes más violentos?

-Sí. Su política ha consistido en movilizar a la base republicana de extrema derecha que le ha dado apoyo en las calles desde el primer momento. Pero no ha sido del todo consciente de que estaba jugando con fuego. Trump ha devuelto de manera implícita a todos estos grupos el apoyo que ellos le han brindado. Lo hizo en 2017 cuando los supremacistas atropellaron a manifestantes antirracistas en el atentado de Charlottesville, y lo ha vuelto a hacer ahora.

¿Cómo?

-En ambos casos mostró complicidad con los atacantes y dijo entender sus motivos. Es una violencia claramente inspirada por los discursos de Trump.

Cuando sus simpatizantes más extremistas se encontraban dentro del Capitolio, Trump difundió un vídeo muy ambiguo en el que, por una parte, les mostraba su admiración y decía entenderles; pero, por otra parte, les pedía una retirada pacífica. ¿Qué le pareció el mensaje que lanzó el presidente?

-Trump es un buen comunicador y, como tal, juega con los matices. Seguramente, asesorado por el Partido Republicano, hizo unas declaraciones necesarias, pero insistió en su mantra sobre el fraude electoral. De todos modos, es la primera vez que vimos a Trump agachar las orejas.

Los enfrentamientos se saldaron con cuatro asaltantes muertos y 50 detenidos. En un país con grupos de civiles armados hasta los dientes, parece que este balance se queda corto.

-Así es. Por suerte, las milicias armadas no llegaron a participar en el asalto al Capitolio, como sí que ocurrió el pasado mayo en Michigan. Una situación así con tanta gente y en Washington hubiera acabado muchísimo peor. Aunque esto todavía no es descartable, sobre todo en estados con milicias potentes como Oregón.

Si los asaltantes hubiesen sido negros, ¿habrían conseguido entrar?

-Se ha visto a las claras en qué consiste el privilegio blanco que tanto denuncia Black Lives Matter. Resulta impensable que unos militantes afroamericanos de este movimiento hubieran rebasado las vallas y los controles de uno de los edificios con mayor seguridad del mundo con tanta facilidad como lo hicieron los supremacistas y conspiracionistas.

¿Lo lograron gracias a la complicidad de la Policía?

-Yo no me atrevería a asegurarlo a ciencia cierta pero, desde luego, hay imágenes que se prestan a esa interpretación. Tampoco me extrañaría nada que fuera así.

Además del asalto a un edificio que es icono de la democracia estadounidense, también se vieron imágenes de ataques contra las y los periodistas por parte de los manifestantes. ¿Por qué?

-Porque actúan en consecuencia con el discurso de Trump. Vimos a personas destrozar cámaras y micrófonos de periodistas a los que tantas veces ha acusado Trump de mentir y ser cómplices del supuesto fraude electoral demócrata. Atacarles es, al fin y al cabo, una reacción lógica.

Aún quedan dos semanas hasta la toma de posesión de Biden. ¿Qué va a pasar?

-Es prácticamente imposible predecir nada en medio de un ambiente con tanta tensión. La situación es preocupante, pero, paradójicamente, lejos de dar alas al Partido Republicano, ha generado divisiones internas y muchos de sus líderes se han desmarcado de la estrategia de Trump. Lo más probable es que finalmente la transición sea tan pacífica como ha anunciado el presidente, porque da la impresión de que con el asalto al Capitolio su estrategia de confrontación se le ha ido de las manos. Parece evidente que Trump va a dejar el poder, pero el trumpismo seguirá vivo y armado en las calles.