La reforma de la ley de salud sexual y reproductiva contempla la baja por dolor menstrual, que será asumida por la Seguridad Social. Y es que las reglas dolorosas, dismenorrea, pueden ser en algunos casos incapacitantes. Las mujeres venían salvando la situación de la forma en que podían, llegando a ser objeto de represalias en el ámbito laboral. El Estado español ha sido pionero en contemplar esta baja a nivel europeo. Pero el dolor menstrual no es uno ni uniforme, según apunta Leire Goienetxe, ginecóloga de Osakidetza.

El dolor menstrual no es algo uniforme ni con la misma causa.

-No, la dismenorrea puede ser de dos tipos: primaria y secundaria. Llamamos dismenorrea primaria a aquella en la que no se encuentra ninguna anomalía ni enfermedad pélvica ni patología orgánica específica que produzca el dolor. La dismenorrea secundaria sería aquella en la que existe una causa orgánica, una enfermedad pélvica que provoca el dolor.

Hay mujeres que no pueden moverse de la cama por el dolor y otras que casi no se enteran. ¿A distintas causas, distinta sintomatología?

-La dismenorrea puede ser leve o moderada y cede con los antiinflamatorios no esteroideos. En estos casos la mujer puede hacer una vida prácticamente normal, con una calidad de vida buena. Pero hay un porcentaje de mujeres, entre el 10 y el 15%, que sufren dismenorreas más severas, más rebeldes y difíciles de tratar, que no responden a los tratamientos habituales.

¿La duración del dolor varía?

-Cuando la dismenorrea se debe a alguna causa orgánica la duración suele ser más larga y la intensidad puede ser mayor. Además, suele ir acompañada de otros síntomas que también favorecen el dolor. Por ejemplo, en las mujeres que tienen endometriosis puede aparecer la dispareunia, que es el dolor con las relaciones sexuales; el dolor al defecar, al orinar, el dolor pélvico crónico, sangrado uterino anormal...

¿Hay factores, como un parto, que intervienen en la desaparición del dolor?

-Depende de la causa. En las dismenorreas primarias sí se ha visto que el dolor mejora con la edad y los partos. En las dismenorreas secundarias la mejora va a depender de la causa que provoca el dolor y de la evolución de esa enfermedad.

¿Cómo se trabaja con los casos de dismenorrea secundaria?

-Primero hay que estudiar bien a la paciente, realizando una exploración ginecológica adecuada que nos permita tener sospecha diagnóstica del motivo que origina la dismenorrea. Posteriormente, podemos hacer una serie de pruebas de imagen, entre las que está la ecografía transvaginal, que nos van a aportar mucha informacíón. A veces incluso necesitamos otras pruebas de imagen, como la resonancia magnética pélvica.

¿Cuándo nos tenemos que preocupar y pensar que tras el dolor menstrual hay un problema más complicado de tratar?

-Ante una dismenorrea, si una vez historiada la paciente cuadra con las características típicas de una dismenorrea primaria, podríamos instaurar un tratamiento de primera línea. Si con este tratamiento no responde y el dolor es de intensidad severa o se presentan otros síntomas que nos puede hacer sospechar que puede esconder otra causa, debería realizarse una valoración ginecológica.

¿Cuando la mujer que sufre la dismenorrea es muy joven es conveniente realizar una exploración ginecológica?

-Si las características del dolor cuadran con una dismenorrea primaria, no sería estrictamente necesario explorar ginecológicamente a la paciente, especialmente si son mujeres muy jóvenes que no han tenido relaciones sexuales. Podríamos en este caso instaurar un tratamiento empírico de primera línea con antiinflamatorios no esteroideos y realizar un control cada cuatro o seis meses. Si con estos tratamientos el dolor persiste, sí debería acudir a un ginecólogo. y realizar una ecografía ginecológica. Pero no hay una edad a partir de la cual se recomienda acudir a un ginecólogo por dismenorrea, dependerá fundamentalmente de las características del dolor y de su intensidad.

¿El tratamiento en esos casos de dismenorrea primaria, de cuadro más sencillo, lo puede aplicar la médico de cabecera?

-Sí. Lo más importante es preguntar a la paciente sobre las características del dolor. Si estamos ante una dismenorrea primaria, un dolor que aparece entre el año o tres años después de la primera regla de la mujer, coincide con el sangrado menstrual, dura 24-48 horas y no va acompañado de ninguna otra sintomatología, es muy probable que estemos ante una dismenorrea primaria que se puede tratar como antes se ha indicado.

¿Hasta qué punto se puede controlar el dolor?

-El 90% de las mujeres que tienen dolor, sufren una dismenorrea leve o moderada que con los tratamientos de primera línea se puede resolver. Hay un porcentaje que no responde a ese tratamiento y que va a requerir un abordaje multidisciplinar.

¿Cómo sería este abordaje?

-Son abordajes que requieren de la combinación de tratamientos médicos y quirúrgicos, además de asociar a ellos una terapia física, un manejo adecuado del dolor e incluso en algunos casos, apoyo emocional y soporte psicológico y nutricional.

En los casos en los que la mujer se ve muy invalidada, ese apoyo emocional resultará importante.

-Sí. Es muy importante. Lo primero que hay que decir es que la mujer no debe convivir con el dolor por el hecho de tener la menstruación y es muy importante abordar y trazar adecuadamente, porque así va mejorar su calidad de vida. Hay determinados casos en los que el dolor no se resuelve, hasta tal punto que la paciente requiere de un soporte psicológico.

¿La atención a casos por dolor menstrual es frecuente en las consultas de ginecología?

-Normalmente son pacientes que tienen una enfermedad que provoca el dolor de regla fuerte. Dentro de estas patologías la más frecuente es la endometriosis. Las pacientes que tienen endometriosis y no responden a tratamientos iniciales suelen ser valoradas y estudiadas en una consulta específica de hospital, de patología orgánica de ginecología.

¿La valoración desde la atención primaria para decretar una baja es sencilla?

-La gran mayoría de las mujeres sufren una dismenorrea que se soluciona con los tratamientos de primera línea y el porcentaje que no se resuelve, 10-15%, se aborda desde una consulta especifica de ginecología. Es ese el porcentaje de mujeres que se estima que ve condicionado fuertemente su día a día, que sufre una dismenorrea severa y no responde a los analgésicos habituales. l