Aunque el calendario siga marcando nuevas fechas de conmemoración del 26 de abril, la jornada en la que Gernika quedó prácticamente reducida a escombros -se estima que el 71% de las bombas arrasaron los edificios de la localidad vizcaina- algo se estremece en el interior de Crucita Etxabe y Emilio Aperribai, ambos ya desgraciadamente de los pocos supervivientes que hace 85 años salieron con vida de las bombas lanzadas por la Luftwaffe nazi y la Aviazione Legionaria fascista. Eran tan solo unos niños -Aperribay tenía solo ocho meses-, pero “aún me acuerdo al detalle de todo lo que pasó aquel día, de todas las cosas que tuvimos que ver”, rememora Crucita. A su lado, Emilio también cuenta de memoria cómo tuvo que salir de Gernika. Lo hicieron a la carrera y con lo puesto.

Crucita -que tenía 6 años cuando vio las bombas caer sobre su pueblo- prosigue con su relato. “A la vuelta Gernika era una gran bola de fuego. Estaba arrasado, había calles que quedaron en nada. Y todavía me acuerdo de la situación, Todo el mundo se preguntaba por sus seres queridos, que dónde estaban. Era todo un caos. En nuestra huida llevábamos las llaves de casa en el bolsillo, pero a la vuelta vimos que no había casa. Pensamos: ¿qué vamos a hacer?” Vivían en la céntrica calle 8 de enero de la villa, su hogar se había evaporado. Gracias a la ayuda de unos familiares pudieron salir adelante, aunque las consecuencias del terrible ataque aéreo siguen bien presentes. Etxabe y Aperribai, pese a los achaques propios de la edad, tomaron parte en los actos organizados por el Ayuntamiento de Gernika-Lumo. Acudieron a la entrega de los Premios Gernika por la Paz y la Reconciliación en el teatro Lizeo, a la posterior comida de los supervivientes en el frontón Jai Alai y después, por la tarde, estuvieron en el responso a las víctimas del cementerio de Zallo. Son ya conocidos al coincidir en este tipo de actos, a los que acuden “año tras año”.

Etxabe aún se emociona cuando recuerda todo lo que tuvieron que pasar, una situación que hoy en día la sufre la población ucraniana. Otro tanto lo hace Aperribai, que tuvo que salir a la carrera en brazos de su madre en dirección a Forua, Su hermano Jesús y su padre tuvieron que buscar cobijo en un refugio, del que se salvaron “milagrosamente”. “Cuatro días después, cuando pasó toda aquella barbarie”, pudieron reencontrarse. Etxabe lo tiene claro. Y manda un mensaje de aliento a los refugiados ucranianos. Algunos de ellos han encontrado un resguardo seguro en la propia villa foral. “Que muestren que son valientes. Nosotros estuvimos en esa misma situación y logramos salir adelante”, resume. Aun así, “espero que nadie se vea abocado a pasar por lo que pasamos. Que no haya ninguna víctima de bombardeos nunca más. Y en ningún lado”, proclama.

Etxabe y Aperribai se sumaron a miles de personas que, de una forma u otra, estuvieron ayer en Gernika para unirse a la conmemoración del aniversario del bombardeo. Las diferentes iniciativas organizadas contaron con numeroso público y junto a ellos, hubo nutrida representación de todos los partidos vascos. Por parte del Gobierno Vasco, además de lehendakari Urkullu, participaron miembros de parte de su Gabinete -Idoia Mendia, Josu Erkoreka y Beatriz Artolazabal-. Además de que la mayoría del del arco parlamentario estuvo representada. No faltaron miembros del PNV -Andoni Ortuzar, Itxaso Atutxa, Maitane Ipiñazar...-, de EH Bildu -Julen Arzuaga, Maialen Iriarte...-, del PSE con su líder Eneko Andueza a la cabeza, o de Elkarrekin Podemos - Miren Gorrotxategi-. También estuvo presente el delegado del gobierno en la CAV, Denis Itxaso. Por último, y como todos los años, también tomaron parte las localidades hermanadas con Gernika.

“Gernika era una gran bola de fuego. Había calles del centro que quedaron arrasadas”

Víctima del bombardeo

“Tuve que salir en brazos de mi madre, resguardado, en dirección a Forua”

Víctima del bombardeo