- La compañía vasca con sede en Donostia Irisbond utiliza la tecnología de eye tracking, de seguimiento ocular, para el control de máquinas con el movimiento de los ojos gracias a la inteligencia artificial. La empresa inició su camino en 2013 como una startup que ahora busca consolidarse en los mercados con su sistema Hiru, válido con todos los sistemas operativos, porque la pandemia de coronavirus y la necesidad de eliminar los contactos físicos para evitar los contagios ha puesto a la tecnología de controlar equipos y máquinas sólo con los ojos en el primer plano, señala su cofundador y CEO, Eduardo Jauregui. Este ingeniero donostiarra de la Universidad de Navarra (Tecnun) analiza la empresa y el futuro de la tecnología en la que trabajan en Euskadi.

¿Cómo nació Irisbond?

—Esta iniciativa empresarial surgió del centro tecnológico vasco especializado en visión artificial Vicomtech en 2013 como una oportunidad para utilizar la tecnología de eye tracking hacia la comunicación alternativa para personas con dificultades tipo ELA, parálisis cerebral o tetraplejía. Pero pronto vimos que había también una posibilidad de utilizar esta tecnología para controlar las máquinas, en general.

¿Qué es Irisbond?

—Una pequeña empresa de una veintena de personas que trabaja en ayudar a cambiar la forma en que las personas nos comunicamos con el entorno. Somos un agente importante a nivel internacional en este nicho de mercado en el que estamos media docena de compañías y ahora queremos aprovechar la tecnología para abrazar nuevos campos además del asistencial.

Ustedes son un ejemplo de emprendimiento que se ha consolidado gracias al programa vasco BIND 4.0. ¿Cómo lo valoran?

—La iniciativa BIND 4.0 del Gobierno Vasco me parece una de las mejores desarrolladas en Euskadi pues pone en colaboración a una nueva iniciativa emprendedora con una compañía consolidada. Y eso es positivo. En nuestro caso, colaboramos con ABB en el desarrollo del control de un robot con la mirada, un área en la que queremos seguir trabajando en el futuro.

¿Euskadi es un marco adecuado para el emprendimiento?

—Partiendo de que no es Estados Unidos, creemos que iniciativas como BIND 4.0 están en el buen camino. Además, pensamos que cada vez más, y eso lo vemos en Adegi, donde estamos presentes, hay más interés de las compañías digamos tradicionales para acercarse a las nuevas tecnologías e ideas emprendedoras. Creemos que hay, sobre todo, un emprendimiento interno que ha posibilitado que muchas empresas vascas se hayan reinventado. Se necesitarían más instrumentos de apoyo financiero de las administraciones porque en los primeros años en este tipo de proyectos empresariales tecnológicos consumes caja antes de entrar en beneficios. Pero que nadie se equivoque, el emprendimiento es importante pero no es la solución a todos los problemas, se requiere mucho trabajo y sacrificios importantes para sacar adelante una empresa.

¿Qué perspectivas de negocio tiene el 'eye tracking'?

—Hoy es un mercado que mueve unos 350 millones de dólares anuales en el mundo pero en cinco años se va a triplicar y estas son previsiones conservadoras previas a la pandemia.

¿El covid ha abierto puertas a esta tecnología?

—Sí, sin duda. La necesidad de limitar el contacto físico para evitar contagios ha hecho que estemos trabajando con nuestra tecnología en cajeros automáticos para sacar dinero, en ascensores para seleccionar la planta a la que vamos, en control de accesos, etc. Además, las grandes tecnológicas, como Apple, Microsoft o Samsung, con la que colaboramos, se están acercando a estas tecnologías como forma de mejorar la usabilidad y la experiencia de usuario. La voz ya está y la mirada es el siguiente paso. Con Samsung hemos probado la tecnología de eye tracking en las cámaras embebidas de una tablet, por ejemplo, y con un software adecuado hemos conseguido que un usuario pueda formar palabras y frases con los ojos.

¿Qué puede aportar la tecnología que desarrolla Irisbond en el marco de la denominada industria 4.0?

—Mucho. Si tenemos en cuenta que la tecnología eye tracking permite dar órdenes a las máquinas tan solo dirigiendo la mirada o propiciar que un trabajador pueda acceder a la interfaz de una máquina solo con el citado el movimiento de sus ojos en vez de interactuar con los diferentes dispositivos mediante teclados u otros periféricos como un ratón, una pantalla táctil o con la voz, creemos que el campo que se abre en la industria, por ejemplo, es enorme. El control por voz tiene problemas en entornos con ruido, algo que en la industrial es habitual. Por contra, la mirada no tiene ningún tipo de limitación. Lo primero que hacemos al llevar a cabo una tarea es mirar y luego efectuar la acción en cuestión. En un futuro cercano interactuaremos con los ordenadores, los smartphones o los televisores, además de con la voz o los gestos, también con la mirada.

¿Las aplicaciones posibles son tantas cómo se puede uno imaginar?

—Sí. Creemos que el potencial y las aplicaciones son infinitas. Podemos manejar una máquina solo con el movimiento de los ojos. De hecho hoy en día nuestra tecnología se usa para que personas con alguna discapacidad puedan comunicarse moviendo los ojos sobre una tablet, gracias al uso de inteligencia artificial combinada con rayos infrarrojos. Hoy, nuestro producto ayuda a personas con alguna discapacidad a interactuar con una pantalla de ordenador y abrirles una ventana al mundo. Estar presentes en EEUU, en Boston, nos ha permitido entender la aplicabilidad de esta tecnología a futuro. Por ejemplo, pensamos que el eye tracking será una realidad en el coche autónomo del futuro para controlar diferentes elementos dentro de media docena de años. Sin embargo, el uso de esta tecnología en sectores como el del neuromarketing, el poder saber dónde está mirando una persona y cómo interactúa con la publicidad, nos puede aportar mucho valor a día de hoy, y ya estamos en contacto con empresas para ofrecer esta tecnología en el mercado.

Su empresa fue seleccionada por un centro de innovación ligado al MIT de Boston, ¿qué supone ello?

— Para nosotros, el hecho de haber sido seleccionados por el Cambridge Innovation Center para su prestigiosa beca ha sido una gran oportunidad. Cuando fuimos allí teníamos varios objetivos. Queríamos saber cómo podríamos integrarnos en el mercado estadounidense que, por ejemplo en salud, es muy potente. Pero queríamos acercarnos al MIT pues trabajamos en desarrollar herramientas de inteligencia artificial que nos permitan controlar con total precisión un dispositivo de eye tracking sin la necesidad de disponer de un hardware adicional. Los dispositivos de eye tracking están basados en tecnología infrarroja para la detección de la mirada y un hardware para su control. En el MIT se están realizando importantes avances basados en redes neuronales y visión por computación. Finalmente, otro objetivo de nuestra estancia en Boston era analizar otro tipo de aplicaciones de esta tecnología en sectores más allá de la comunicación alternativa, como Defensa o neuromarketing.