Maite Francés vive en el barrio Ciudad Jardín de Zumarraga, en uno de los chalets de protección oficial construidos por el Ayuntamiento hace 62 años. El árbol que se plantó en su jardín había crecido tanto que amenazaba con entrar en casa y además estaba enfermo. Llamó a un jardinero para que trasmochara el árbol. El jardinero le pidió permiso para hacer una talla en el tronco y ella no le puso ninguna pega.

El trabajo que está realizando Antxon Reyes está llamando la atención de todos los que pasan por delante del chalet. Hasta los ciclistas que participaron en la Euskal Herriko Itzulia, la primera etapa se disputó en Zumarraga y los autobuses de los equipos estuvieron estacionados en aquella zona, estuvieron contemplando la escultura.

Reyes es legazpiarra y lleva cerca de 20 años trabajando en el mundo de la jardinería. Trabajó para algunas empresas y después se puso por su cuenta. Junto con un compañero, es socio de la cooperativa Lorearteko. Hacen labores de mantenimiento, podas, trabajos creativos...

Además, desde el año pasado, venden flores frescas y plantas. Acuden a los mercados de Legazpi, Urretxu y Zumarraga y también trabajan en bodas y otro tipo de celebraciones. Trabajan sobre todo con particulares, pero también desempeñan algunas labores para Osakidetza y se encargaron de los jardines de Legazpi.

Desde hace 4 o 5 años, Reyes se dedica también a la escultura (los trabajos escultóricos los firma con el nombre de Luciato). “Soy un recién iniciado y estoy en proceso de aprendizaje”, dice con modestia.

Fue esta afición la que le llevó a realizar una escultura con el tronco del árbol del chalet de Maite Francés. “Un compañero me pasó un vídeo en el que aparecía un hombre haciendo una escultura con un árbol y decidí intentarlo”.

Para ello, eligió el árbol de la casa de Francés. “Estaba muy enfermo y pensamos tirarlo, pero el culo quedaría ahí, en mitad del jardín. Por ello, le pedí permiso para hacer una escultura con el tronco. No sé si quedará bonito, pero lo estoy intentando”.

Herramientas Utiliza distintas herramientas. “El trabajo más duro lo hago con la motosierra y después utilizo la rotaflex. Los detalles los hago con la gubia”. No quiere adelantar el motivo de su escultura. “Si me quedo a gusto con mi trabajo, la pintaré y le daré un barniz especial para que el tronco aguante el máximo tiempo posible”, concluye.

Desde luego, Reyes no ha podido elegir un lugar mejor para realizar esta escultura. El nombre del barrio, Ciudad Jardín en castellano e Hiri Lorategia en euskera, no engaña: es un paraíso para un jardinero.

Esta urbanización se construyó hace 62 años, cuando Zumarraga estaba creciendo de la mano de la industria y se estaban edificando los primeros barrios obreros. Los 19 chalets bifamiliares y sus jardines, situados en el centro del pueblo, rodeados de bloques de viviendas y cerca de la antigua GI-632 y el ferrocarril, son un pequeño pulmón verde y una alegría para la vista.

Todas las casas tienen su propio jardín y en todos hay árboles. Como al resto de los vecinos les guste la labor que Reyes está realizando en el jardín de Francés, no le va a faltar trabajo en una larga temporada.