si es de los que se acuerda del taladro una vez al año para hacer una chapuza puntual, necesita una herramienta que quizá no vuelva a utilizar el resto del año o un tocado que, de comprarlo para salir al paso, acabará en el rincón de los recuerdos, aguante el impulso consumista. Cuente hasta tres y antes de gastar un euro eche un vistazo a la página www.gauzateka.com. Encontrará aquí un servicio de préstamo de herramientas y otros enseres cotidianos que, quizá, pueda servirle para evitar sucumbir a la tiranía del consumismo. ¿Por qué no compartir lo que ya se tiene?

Basado en experiencias exitosas de largo recorrido en países como Canadá, Reino Unido o Alemania, llega a Donostia de la mano del Grupo Emaús Fundación Social un innovador proyecto que aúna necesidades reales y prácticas de personas que no tienen por qué ir a las primeras de cambio a una gran superficie comercial a tirar de tarjeta. “Estamos ante una interesante iniciativa en la que se aúna el cuidado del medio ambiente con la filosofía elkarlana (colaborativa) desde un punto de vista innovador”, explica Begoña Cabaleiro, responsable de comunicación de Emaús.

Como casi todas las grandes ideas, el proyecto surgió de manera casual. Fue la visita de una mujer francesa la que les puso en canción. Acudió un buen día al número 6 del Camino de Mundaiz de Donostia, ese espacio de 2.000 metros cuadrados que se ha convertido en una referencia de la economía circular y solidaria, donde anteriormente se ubicaba el gimnasio.

La mujer visitaba Emaús Social Faktory cuando trasladó a sus responsables el interés que podía despertar entre la ciudadanía esta nueva fórmula de consumo, por la cual la propiedad de las cosas deja de existir y se sustituye por un uso colaborativo. “Una fórmula que optimiza al máximo la satisfacción de necesidades particulares”, detallan desde la Fundación Social.

El innovador proyecto, que responde al nombre de #gauzaTEKA, no ha hecho más que comenzar a andar y ya cuenta con 50 socios. Las personas sensibilizadas con el medio ambiente, conscientes de que los recursos del planeta son limitados y que hace falta sumergirse en otros modelos de consumo, no tienen más que visitar la página y registrarse como usuarios. Encontrarán para hacerlo las mismas condiciones que se exigen en una biblioteca al uso. Una vez solicitado el producto a través de la web, el préstamo se prolonga durante quince días que pueden ser renovables.

La economía colaborativa no ha hecho más que comenzar, y crecerá de manera exponencial en los próximos años. Conscientes de ello, el objetivo de esta nueva iniciativa es que aumente con el tiempo el número usuarios que acudan a Mundaiz a recoger cualquiera de esos utensilios. Desde Emaús advierten de que el proyecto “no se va a uberizar”. De hecho, en estos incipientes comienzos ya hay quienes hablan de una “cara B” de este nuevo paradigma, en la medida en la que puede implicar la precarización de las condiciones de trabajo.

“En este río revuelto, la #gauzaTEKA aprovecha las ventajas que aporta la economía colaborativa y circular” pero sin olvidar la búsqueda de empleo digno para personas en situación de exclusión. “El servicio es gratuito, y lo importante es darlo a conocer”. Con el tiempo, y en función de la respuesta de la ciudadanía, se cobraría una cantidad simbólica que, quizá, pueda dar lugar a un puesto de trabajo.