donostia - El decreto vasco de Bachillerato elude mencionar la reválida de la Lomce, pero contempla una “evaluación individualizada” en la que se comprobará “el grado de adquisición de las competencias correspondientes” del alumnado al final de esta etapa. La norma, que fue publicada ayer en el Boletín Oficial del País Vasco (BOPV) tras ser aprobada in extremis en el último Consejo de Gobierno antes de la campaña del 25-S, propone una redacción abierta que no aclara en qué consistirá esa “evaluación individualizada” que el alumnado de 2º de Bachillerato debe superar para obtener el título y acceder a la universidad.
¿Será el examen que diseñe el Ministerio de Educación que las comunidades deben aplicar? ¿Será simplemente una evaluación continua a cargo del centro que certifique, como hasta ahora, que el alumnado ha aprobado todas las asignaturas? ¿Será un trabajo de fin de Bachillerato, como en la universidad? ¿Será un concurso de redacción? ¿Un campeonato de cálculo? ? Nadie lo sabe, porque el decreto no lo explicita. El decreto ventila esta espinosa cuestión en apenas cuatro líneas y dos puntos. Uno, “al finalizar el segundo curso, los alumnos y alumnas realizarán una evaluación individualizada en la que se comprobará el grado de adquisición de las competencias correspondientes”. Y dos, “para obtener el título de Bachiller será necesaria la superación de la evaluación final de Bachillerato, así como una calificación final de dicha etapa igual o superior a cinco puntos sobre diez”. Nada más.
Esta redacción hace pensar que tras ella hay un intento deliberado por parte del legislador de no pillarse los dedos ni ante el Gobierno español -ya que la Lomce es una ley básica y la evaluación final (reválida) obligatoria-, ni ante la comunidad educativa vasca que comparte con el Gobierno Vasco su rechazo a las reválidas de la ley wert. Y ayer el Departamento de Educación no fue mucho más claro.
Fuentes del Gabinete de Cristina Uriarte se limitaron a afirmar que el decreto no prevé las reválidas, sino una “evaluación individualizada” por definir. Las mismas fuentes se ciñeron al mensaje en el que insite los últimos meses la consejera Uriarte: “Este curso no habrá reválida y el Departamento trabaja con la UPV/EHU para elaborar la prueba de acceso a la universidad que sustituya a la Selectividad”. Cabe recordar que este curso es de transición y que la reválida de la Lomce no tendrá ningún efecto académico hasta el curso 2017-2018.
Preguntado directamente si la “evaluación individualizada” vasca de 2018 será un examen del tipo Selectividad, el Departamento se limitó a decir: “Depende”. Cerrado, pues, el capítulo de las certezas solo cabe especular. ¿Y de qué depende que se haga o no un examen? Pues básicamente depende de lo que suceda en Madrid, lo que multiplica los posibles escenarios. Si hay terceras elecciones, el PP forma Gobierno y decide hacer la reválida podría haber examen en Euskadi. Si fruto de los pactos -todo el arco parlamentario excepto el PP y la mayoría de las comunidades rechazan la Lomce- las reválidas de ESO y Bachillerato se meten en un cajón, las cosas quedarían como hasta ahora. Así, el título de Bachillerato se obtendría con todas las asignaturas aprobadas y el alumnado pasaría a la universidad tras superar la prueba de acceso que determinen las comunidades.
Lo único cierto es que al final de este curso la “evaluación individualizada”, tenga la forma que tenga y, si se hace, no estará vinculada al título. Resumiendo, que el alumnado que apruebe todas las asignaturas obtendrá sin mayores problemas el título de Bachillerato. Así lo establece la Lomce y el real-decreto de reválidas que entró en vigor el 31 de julio. Y para acceder a la universidad deberán aprobar el examen que están elaborando Educación y la UPV/EHU, que contará el 40% de la nota final.
Por otro lado, el decreto no exige para acceder a Bachillerato haber superado la reválida de ESO, como establece la Lomce. Únicamente requiere que “los alumnos y alumnas estén en posesión del título de Graduado de ESO, además de quienes estén en posesión del título de Técnico de Artes Plásticas”. Mantiene el poder decisorio de los Consejos Escolares, aumenta el horario mínimo de Religión de 32 (en el caso de los centros que imparten la materia) a 34 horas y a 33 horas en 2º curso. Desaparece la asignatura de Ciencias del Mundo Contemporáneo en 1º e Historia de la Filosofía en 2º. Y en relación a las materias optativas, se pasa de la posibilidad de una materia de 3 horas a dos horas y se incrementan las horas de libre disposición del centro.
Una de cal y otra de arena El decreto publicado ayer en el BOPV cuenta desde el día 17 de noviembre de 2015 con el aval del Consejo Escolar de Euskadi en su versión de borrador. Este parlamento de la escuela vasca realiza una lectura bastante positiva del articulado relacionado con disposiciones de la Lomce en el decreto. El órgano consultivo del Gobierno Vasco señala que el decreto “minimiza la aplicación de los que, a juicio del Consejo, constituyen los aspectos más negativos de la Lomce” y, más concretamente, “el acceso mediante la opción de enseñanzas académicas, la prueba selectiva para obtener el título de Bachiller, el traspaso de competencias decisorias desde los consejos escolares a la figura del director y el currículo altamente prescriptivo”.
Sin embargo, el dictamen contó con los votos particulares contrarios de agentes muy significativos del sector educativos que tienen silla en el Consejo: Steilas, CCOO, la Confederación de Padres y Madres de la Escuela Pública Vasca (EHIGE), ELA y LAB. Todos ellos coinciden en considerar que el proyecto de decreto “no renuncia suficientemente a mantener los aspectos más negativos de la Lomce”. Censuran la inclusión de Religión en esta etapa, “generando una confusión horaria en el reparto de las asignaturas optativas”. Consideran que el incremento de horario “no supone una mejora de las prácticas educativas” en la etapa de Bachillerato, al contrario, creen que “un exceso de la carga lectiva puede suponer una disminución en los resultados académicos” del alumnado. Y respecto a las reválidas, señalan que “no hay datos” sobre la diferencia entre esta “evaluación individualizada” y las reválidas de la ley Wert, lo que “conlleva la aceptación de la prueba final de Bachillerato que impone la Lomce”.