lasarte-oria - Ni heridos ni fallecidos, afortunadamente. Pero el shock por la tremenda explosión ocurrida en la fábrica Michelin de Lasarte-Oria quedará en la mente de miles de personas durante días. El estallido ocurrió ayer de madrugada, hacia las 0.00 horas. Los vecinos de la localidad descansaban plácidamente en sus hogares cuando una enorme prensa de cocción de la factoría reventó por motivos que aún se desconocen. “Estaba sobando en el sofá y me ha despertado. Un susto del copón. Ha pegado una explosión de acojonar, ha movido los cristales”, relata sin andarse con rodeos Fernando Arruti, responsable del bar Iñaki, quien habita a pocos metros del lugar de la detonación.

Incrustadas en el subconsciente de Arruti han quedado explosiones de bombas de ETA, que, en un primer momento, emergieron de su memoria de forma instintiva. “Me han tocado varios atentados y he pensado que eran bombazos”, reconoce este hostelero, quien ayer departía con la clientela y comentaba el gran susto que sobresaltó a la población lasarte-oriotarra.

Pasadas las horas, se aclaró el origen del estallido que causó una intensa humareda negruzca: una gran caldera de fabricación de membranas (una olla express gigante) que, posteriormente, permiten dar forma a los neumáticos fabricados por Michelin en todo el mundo.

El alcalde del municipio, Jesús Zaballos, explicó a este periódico que la dirección de la empresa ha abierto una investigación para determinar las causas del accidente y ha paralizado temporalmente toda la producción de esas piezas. “Afortunadamente, no ha habido ningún daño personal”, confirmó el primer edil de Lasarte-Oria.

descanso Precisamente, el azar pudo colaborar en la ausencia de damnificados. La hora del estruendo, en torno a las 0.00 horas, coincide con el momento de descanso del turno que comienza su labor dos horas antes, según precisó a este diario un empleado de la multinacional. “Es muy posible que en ese momento no hubiese nadie en la sección. Después del reventón algunos trabajadores fueron atendidos porque entraron en estado de shock. Los destrozos internos son gordos. Según me han comentado, ese taller no se podrá abrir en los próximos dos o tres meses y ya han recolocado a algunos obreros en otras secciones”, pormenoriza este trabajador.

Los vecinos de la calle Zapategi conocen algunas rutinas del personal que opera en el pabellón afectado porque su bloque residencial se encuentra a pocos metros. Desde sus ventanas se divisa la zona afectada, cuyas paredes metálicas se deformaron por la potencia de la onda expansiva.

José Miguel Bermejo vive en ese edificio y acostumbra a salir al balcón a darle unas caladas a los pitillos, justo enfrente del pabellón reventado. “No me pilló fumando de milagro, salgo mucho a la calle”, rememora Bermejo, quien confirma que los obreros hacen una pausa hacia la medianoche y salen al exterior, lo que les pudo salvar la vida.

Este hombre descansaba en su casa junto a su familia cuando el “zambombazo” le asustó y le hizo saltar del sofá. “Fue impresionante, una barbaridad. Había mogollón de humo, estaba flipando”, detalla.

bomba En ese mismo momento, sus dos hijos se encontraban en sendas habitaciones. “Empezó a moverse la puerta del cuarto como si la estuviesen forzando desde fuera, pensaba que era mi hermano bromeando. Salí y me lo encontré en el pasillo porque él también creía que yo estaba golpeando la entrada de su cuarto”, expone Mikel Bermejo con elocuentes gestos corporales que reflejan el momento de la onda expansiva.

En la misma edificación contigua al punto del estallido, Lander Orzaiz veía plácidamente la tele acompañado de su perro. De repente, el violento temblor. “Pensaba que me habían tirado algo a la ventana y se venía entera hacia dentro. Nunca he oído un ¡Pum! Y creo que era lo más parecido a una bomba, como si fuera Goma 2. El perro se puso a ladrar a muerte”, expresa este joven.

Su vecina, Marian Zabalegi, agrega que el edificio vibró por completo y, acto seguido, todos los vecinos salieron a los balcones. “Viendo todos los días la guerra en Siria, te pones en el lugar de esas personas con las bombas que explotan y se te queda un cuerpo...”.