La política forestal de la Diputación de Gipuzkoa está en el ojo del huracán. La destitución de Julian Unanue (EA) como director de Montes ha levantado suspicacias en los propietarios de bosques baserritarras en su gran mayoría y los sindicatos agrarios, que se han revelado contra una maniobra que a su entender responde a la presión de los grupos conservacionistas y ecologistas para forzar un cambio de la política forestal. Esos 16 colectivos elevaron su voz contra la gestión de la Diputación, de la que esperaban un "cambio" cuando entró Bildu a gobernar en 2011 en favor de la biodiversidad y las especies autóctonas.
NOTICIAS DE GIPUZKOA ha reunido a los dos caras de esta moneda, el director de la Asociación de Forestalistas de Gipuzkoa desde hace 28 años y una bióloga que representa la voz de los colectivos conservacionistas. Se trata de Fernando Otazua (Bergara, 1957), ingeniero de montes; y Aitziber Sarobe (Zarautz, 1974), bióloga, profesora universitaria y miembro del Arkamurka Natur Taldea. He aquí las claves para entender esta guerra.
Según Otazua, la política forestal tiene tres pilares: "el económico, ecológico y social, que tienen que ser concordes, pero últimamente hay un cambio y parece que la política se basa en la biodiversidad, que es solo una cuarta parte de uno de esos tres pilares, el ecológico. Entonces, el subordinar toda la actividad forestal a ese eje empieza a generar problemas y va a ir a peor".
Pero, ¿qué tipo de problemas son? "La biodiversidad es una consecuencia de una serie de actuaciones. Si las actuaciones van en busca de una biodiversidad que es indefinida, que no se sabe exactamente cuál es, pues ya me dirás. Porque una biodiversidad que genera el sistema ya la hay en Gipuzkoa... ¿Qué pasa, que no te gusta y buscas otra? Yo no llego a comprenderlo".
Otazua continúa: "Si bien algunos sectores dicen que no se ha hecho nada, de un tiempo a esta parte hemos conseguido que el 21% de la superficie forestal de Gipuzkoa, que son 41.000 hectáreas, se incluyan dentro de la Red Natura 2000, una red europea cuyo objetivo principal es la biodiversidad. Y aún así, hay posturas que dicen que eso es insuficiente, que hay que cambiar la parte que corresponde al sector más productivo y eso nos llena de inquietud".
Aitziber Sarobe ofrece su versión: "Nuestro desencuentro es con los gestores de la Diputación, no con los forestalistas. Comprendo que los propietarios privados tienen derecho a hacer uso y sacar un rendimiento de ese terreno. Ahora, cuando eso pone en peligro el patrimonio natural, que es de todos, ahí la Administración Pública tiene que poner orden".
Sarobe admite que "venimos de un pasado horroroso Gipuzkoa estaba prácticamente deforestada hace 100 años y hay que tener como prioritaria la recuperación de esa biodiversidad potencial del territorio", ya que "hasta hoy la prioridad ha sido otra".
"Que todo es mejorable, no cabe duda", admite Otazua: "A la parte conservacionista le concedo un papel importante. La intervención de estos grupos ha permitido muchas cosas de las que estamos disfrutando hoy en día. Yo lo que pediría es que hiciera un reseteado y no vaya con una predisposición en contra de nosotros, que somos la parte productiva más acorde con el medio natural y contribuimos al medio ambiente. Pero hay dentro de ese mundo una parte que no entiende o no admite que de la naturaleza se pueda sacar un rendimiento económico. Le parece que se prostituye, de alguna manera. Si no prosigue Otazua, no se entiende el no reconocimiento de una serie de cosas que todo el mundo te reconoce, sobre todo la gente que viene de fuera. Yo cruzo el túnel de Apozaga de Eskoriatza y me da una gran alegría ver el paisaje", admite el forestalista. Sin embargo, a Aitziber le "deprime el valle del Deba".
EL PINO RADIATA. En el centro del debate
¿Hay demasiado? Y aquí surge otro de los puntos espinosos. El pino radiata. Una especie que para Sarobe se "implantó de forma abusiva a partir de los años 50", pero al que Otazua cree que hay que "agradecerle muchas cosas", como es su labor de proteger el suelo ante la erosión y regular la absorción del agua en el terreno, entre otras.
Sin embargo, dice Otazua, ahora se pide un aumento de otras especies, que a mí me parece fenomenal, pero no a costa de que baje otra".
Sarobe irrumpe: "Quiero dejar algo claro. Parece que estamos en contra del pino y yo al pino le tengo un aprecio impresionante porque es mucho más diverso y más semejante a los autóctonos que el eucalipto, por ejemplo. El problema es cómo se explotan los pinares, con métodos industriales, de maquinaria pesada y matarrasa (cortar todo).
Sarobe lamenta que "nuestra voz no se ha tenido nunca en cuenta para que los planificadores elaboren modelos de gestión más sostenibles". Y también le parece "incomprensible" que se haya obviado a investigadores como ecólogos, biólogos, botánicos o zoólogos.
Lamenta que apenas hay estudios sobre la conservación de los bosques y los pocos que hay "son raquíticos", porque no se genera dinero a la investigación, y te estoy hablando de la Diputación de Gipuzkoa, que de un 1,8% del presupuesto para el área, "no sabemos cuánto de eso ha destinado a la investigación. En la Diputación de Gipuzkoa no se destina una partida para conservación y eso para nosotros es inaceptable".
Sarobe critica "todas las políticas de agricultura intensiva que se están llevando en este país, con ganaderías que no tienen ningún sentido en este entorno con un gran potencial" en términos de biodiversidad. "Hay un deber moral, ético y social de cuidar y proteger eso", dice Sarobe.
Por su parte, Otazua señala que al sector forestalista le "molesta" que les llamen lobby (grupo de presión) y cree que 16 colectivos conservacionistas que "no viven de esto y tienen la representación que tienen" han influido más en la Diputación que ellos. Además, aclara, "representamos a un colectivo de 2.500 propietarios con una media de nueve hectáreas de monte cada uno y entre los que hay 1.500 pequeños baserritarras: "Si hay alguna actividad controlada y regulada es la forestal".
UNA CHARLA DE DOS HORAS: ENTRE LA SOSTENIBILIDAD Y LA UTOPÍA
zarautz - El encuentro entre Sarobe y Otazua se alargó casi dos horas. NOTICIAS DE GIPUZKOA ha elegido un fragmento que revela la pasión con la que defienden sus posturas, que va más allá de la destitución de un director de Montes, Julian Unanue, algo que ambos califican de "anecdótico". Ambos fueron a la cita sabiendo que no iban a convencer a su contertulio. Defienden concepciones distintas sobre un mismo tema.
Fernando Otazua: -A mí, al socio forestalista, al baserritarra, nos duele que no se reconozca la parte de positivo que tiene que una persona plantase unos árboles hace 50 años donde no había nada y que están haciendo una labor importante. Nunca ha habido un reconocimiento por parte del ámbito conservacionista. Nos echan en cara que lo cortamos a matarrasa (podar todo). Su idea es que nuestra única obcecación es el rendimiento económico.
Aitziber Sarobe: -A ver, Fernando, si no hubiera pino, habrían salido otras especies de forma natural. Más del 90% de Gipuzkoa sería bosque de hayas, robles y alisedas, principalmente.
-F.O.: Mira, Aitziber, si desaparecemos de aquí y no viviera nadie, tendríamos un humedal en Itsasmedi (Zarautz) y el paisaje sería impresionante, pero eso es una utopía.
-A.S.: Una utopía no. ¿Qué pasaría, por ejemplo, si se le diese una subvención al baserritarra por conservar hayedos naturales o robledales sin explotarlos?
-F.O. Pues que nos haríamos ricos, pero haría falta todo el dinero de Suiza. ¿Pero supongo que el uso de la madera lo potenciáis? ¿o no?
-A.S. Mientras sea de una manera sostenible, por supuesto. Pero hoy por hoy no es sostenible.
-F.O.: Pero si llevamos un montón de años y se ha repoblado un 65% del territorio de Gipuzkoa, que hace 100 años estaba deforestada...
-A.S.: Ya, pero el uso de esa madera viene de la gestión que se hace del bosque y eso es lo que para nosotros no es sostenible.
-F.O.: ¿Cómo que no? Pero si es sostenible de las tres formas: económica, medioambiental y socialmente... Si no, habría desaparecido.
-A.S.: Y habría que ver, sin dinero público, hasta qué punto son sostenibles esas parcelas, porque no entiendo por qué muchos están dejando ahí ahora la madera pudriéndose.
-F.O.: Pues porque hay una crisis de consumo. Lo que sí achacamos a la Administración es que no utilice la madera en sus planteamientos. Hay empresas vascas que han hecho con madera de aquí la ikastola de Laskorain, el Ayuntamiento de Ikaztegieta e infinidad de obras. Por qué no la Administración, que está haciendo obras, le dice al constructor que utilice madera certificada de gestión forestal sostenible del País Vasco. Luego nos dicen que somos un lobby, pues esa es una exigencia nuestra y no nos hacen ni puñetero caso. Hoy en día, el ingreso que le supone al medio rural la venta de madera es en torno a 17 millones de euros y las arcas públicas, por cada euro que dan de subvención, recibe 2,2 en concepto de IVA.