El griego Christos Nikou ha reconocido este sábado desconocer cuál es el significado real del amor, algo “que todos estamos buscando”, a pesar de que “a veces, resulta doloroso”. Esa búsqueda constante, sin embargo, está detrás del que es su segundo trabajo como director, Fingernails (Esto va a doler), una película, candidata a la Concha de Oro, que parte de pequeños elementos de ciencia ficción para narrar con cierto humor negro un triángulo amoroso.
En un mundo atemporal, donde las referencias populares parecen estar mezcladas, una pequeña máquina es capaz de reconocer si una pareja está realmente enamorada o no. Para ello, solamente es necesario introducir una uña de cada uno y esperar el resultado. “No tengo buena relación con la tecnología. Hoy en día, parece que el amor solo nos puede llegar a través de las aplicaciones de citas. Estamos dejando que nos digan qué es el amor”, ha afirmado el cineasta sobre el origen de la historia.
Tras competir con su ópera primera, Apples, en la sección Orizzonti de Venecia, Nikou comenzó a escribir un guion con el que intentaba descubrir qué significa el amor. “Sobre todo, creo es algo que hay que trabajar”, ha apuntado, poniendo como ejemplo a la pareja protagonista de su nuevo filme, una chica y un chico treintañeros que creen haber encontrado el amor verdadero. O, al menos, ha sido lo dice la tecnología, porque ella, a la que da vida la irlandesa Jessie Buckley, duda al conocer a otro joven, interpretado por Riz Ahmed.
En medio de este triángulo amoroso, Nikou presenta un instituto de evaluación en el amor que parte de todos los clichés posibles para potenciar el enamoramiento de las parejas, desde las canciones en francés y la lluvia, hasta las películas de Hugh Grant. “Buscamos los estereotipos del amor, pero, en realidad, cada vez más parejas jóvenenes acuden a terapia para mejorar su relación”, ha indicado el director.
Estos arquetipos le permiten, además, jugar constantemente con el humor, algo que va asociado al propio director, tal y como ha quedado demostrado en su comparecencia, en la que continuamente ha soltado bromas. “Quería crear una sonrisa melancólica en el espectador. Por eso también aposté por un final optimista”, ha indicado, al tiempo que ha confesado ser un ferviente admirador de canciones ochenteras de pop que no tienen buena fama y que él ha decidido incluir en el filme.
Producida por Blanchett
Fingernails guarda cierta similitud con otro filme de un cineasta griego, Langosta, de Yorgos Lanthimos, en el que los solteros son enviados a un lugar donde deben encontrar el amor en un plazo máximo de 45 días. Con él también comparte una trayectoria en común, ya que ambos debutaron en el cine en su país natal para dar el salto a Hollywood. “Creo que tiene que ver más con un sentimiento a lo Cristobal Colón que hay en Estados Unidos de decir que ellos han descubierto a los cineastas. Aún así, solo puedo decir que hay mucho talento en Grecia y que es muy difícil rodar allí”, ha expresado.
De hecho, este segundo trabajo solo ha salido adelante gracias al apoyo de una plataforma, Apple TV, y al de una actriz, Cate Blanchett. “La conocí en Venecia y hablamos de trabajar juntos. Yo tenía este guion, pero no había ningún personaje para ella, así que decidió producirla”, ha revelado.
La huelga de actores y actrices de Hollywood ha impedido que ella esté en Donostia. Tampoco han podido venir sus actores protagonistas, los mencionados Buckley y Ahmed, y Jeremy Allen White, conocido por su papel en la serie The Bear. “Forman una nueva generación de intérpretes excelentes, tanto como actores como seres humanos”, ha apuntado Nikou, que se ha mostrado especialmente sorprendido con Buckley, capaz de improvisar tomas en cualquier momento.
A pesar del apoyo de una plataforma, el cineasta se mostrado crítico con ellas y ha hecho un alegato en favor de las salas de cine. “No creo que el primer lugar para ver una película sea la televisión”, ha apuntado. Una última muestra de su desconfianza a las nuevas tecnologías.