Cantantes como Dora Postigo –hija de Bimba Bosé y Diego Postigo–, Ajax Pedrosa y Wekaforé Jibril se mezclan con veteranos intérpretes como Carmen Maura, Carmen Machi y Luis Bermejo en el nuevo trabajo como director del actor sevillano.

¿Cómo se reúne un reparto como este?

Tengo la suerte de que todos me dicen que sí. Hay mucha gente que quiere trabajar conmigo porque se ha corrido la voz de que soy simpático y no grito en los rodajes (risas). Lo cierto es que la mayoría de los personajes estaban escritos para ellos.

¿Por qué readaptar ‘El mago de Oz’ cuando estéticamente la película parece beber de otras fuentes? 

Me parece un cuento contemporáneo del que se han podido hacer muchas versiones. Está la icónica de Judy Garland, pero también una increíble de Michael Jackson o una de mis favoritas, Corazón salvaje. Creo que es una historia que da para mucho porque, a pesar de tener una estructura muy sencilla, habla de muchas cosas a la vez siendo capaz de generar miedo y ternura. Es, además, una historia que invita al delirio.

En su caso, la readapta a los códigos y la estética de la Generación Z. 

Me interesan muchísimo estos jóvenes que vienen detrás sin ningún tipo de vergüenza o pudor. Que no les hace falta pedir permiso para nada. Creo que tienen mucho talento y me parecía muy interesante mezclarlo con lo antiguo. En toda la película hay una conversación entre lo viejo y lo nuevo y yo me siento como una bisagra generacional entre ello.

"Me interesan muchísimo estos jóvenes que vienen detrás sin ningún tipo de vergüenza o pudor. Que no les hace falta pedir permiso para nada"

Al realizar esa mezcla corría el riesgo de sobrepasarse y caer en lo estrambótico. ¿Tenía unas líneas marcadas de hasta dónde podía llegar?

Nunca sabes si te pasas o no, pero creo que todo tiene su razón de ser. La naturalidad está ahí. Aunque parezca delirante, todo tiene una lógica interna propia.

Se le ve especialmente cómodo a la hora de rodar las escenas de baile. 

Cómodo, cómodo... (risas). Tiene su complicación, pero para mí es un lenguaje natural porque también he bailado y he tenido la oportunidad de trabajar con coreógrafos con los que ya había estado antes.

En un momento de la película, el personaje de Carmen Maura le dice a la protagonista que por mucho que sueñe algo, seguramente no se vaya a cumplir. ¿Cree que se busca demasiado el éxito?

He querido desmitificar la cultura del éxito o del triunfo americano. Igual la vida no es lo que te esperabas y hay un plan B que es mejor que el A. Detrás de una cortina, puede haber una persona manejando los hilos de tu vida. Creo que encontrar tu propio camino y no obedecer a éxitos sociales es lo que tendríamos que plantearnos. Se nos dice que si luchamos y luchamos lo vamos a conseguir y no es así. Hay muchos factores y eso hay que saberlo.

¿Cree que la sociedad nos prepara para el fracaso?

La sociedad te dice todo lo contrario, pero los sueños se madrugan, se curran, y ni aún así a veces se cumplen. 

Hace diez años dio el salto a la dirección con ‘Carmina o revienta’, que decidió estrenarla a la vez en salas, plataformas y DVD en contra de lo que le recomendaban Ahora, en cambio, ha realizado una película directamente para Netflix. ¿Ha cambiado mucho el panorama?

Cuando hicimos Carmina o revienta nadie daba un duro porque la gente pagara para ver contenido online. Ahora todo el mundo tiene veinte cuentas. Es una realidad que está conviviendo con las salas. Estas y las plataformas están condenadas a entenderse. Las salas están aguantando el envite y hay que seguir fortaleciéndolas porque siguen siendo la mejor manera de ver el cine, pero que las dos se lleven bien es un lujo para el espectador. Si piensas en El mago de Oz mismo, no sé si hay alguien que la haya visto en cines. A no ser que haya sido en un ciclo o algo así, hay películas que sino no se verían.

"Cuando hicimos 'Carmina o revienta' nadie daba un duro porque la gente pagara para ver contenido online. Ahora todo el mundo tiene veinte cuentas"

Hoy en día se le reconoce más como un creador que como un actor. ¿Ha costado que la industria le tome en serio?

Eso me da un poco de bajón. Era más divertido cuando solo era actor y me podía tomar esto como si fuera una actividad de extraescolares. Después de Arde Madrid la cosa se ha puesto seria y se han generado muchas expectativas. Es dificilísimo salirse de ellas y ser completamente libre para hacer lo que te da la gana y seguir jugando. Yo lo intento por todos los medios y creo que Rainbow es un ejemplo.

¿Hay mucha diferencia entre el Paco León actor y el Paco León director?

Sí. Creo que soy más aplicado y obediente como actor que como director. Como creador hay también un miedo detrás que, como se dice en la película, lo único que lo vence es la curiosidad. Es lo que a mí me hace tirar para adelante, pero también me acojono. Hay muchos momentos en los que me planteo a dónde voy.

¿Al cine español le falta curiosidad?

No lo sé. Creo que hay muchos creadores diferentes y lo bueno es que cada uno tenga su visión. El cine español disfruta mucho de la diversidad y, al igual que con las personas, hay que celebrarlo con el cine. Yo como soy muy poco académico, el que más me interesa es el que no se mira a sí mismo. A veces el cine puede ser muy endogámico y trata de parecerse a otras películas, pero a mí me gusta más lo que no se parece a otra cosa.