¿Se puede hacer periodismo de investigación hoy en una televisión pública?

—El periodismo de investigación siempre es más costoso, pero aporta un plus de credibilidad. Se puede y se debe hacer.

Supongo que lo fundamental es crear un equipo competente.

—El equipo, sin duda, lo es todo.

Y seguro que no es un trabajo de 9 a 2 por la mañana y de 3 a 5 por la tarde.

—Es un trabajo que lleva mucho tiempo y obliga a trabajar bien las fuentes, el contenido, a estar siempre conectada, atenta. Hay temas que se resuelven en dos semanas, otros llevan meses y algunos nunca consiguen ver la luz. Es un trabajo que exige compromiso y dedicación.

Por cada hilo que llega a buen puerto, ¿cuántos se quedan en nada?

—Muchos, pero eso significa que estás haciendo bien el trabajo. Cuando hay que dar por muerta una vía y con ello, todo el esfuerzo que te ha llevado llegar hasta allí, cuesta, pero hay que saber desprenderse de los hilos que no sirven, para llegar al objetivo.

¿Cómo se escogen los temas a los que hincar el diente?

—Siempre buscamos temas que están en nuestra sociedad, que nos afectan y generan debate. El objetivo es lograr que algo se mueva en la cabeza de quien ha invertido una hora de su tiempo en vernos, provocar una reflexión, aportar un dato que desconocía, una versión diferente.

¿También se piensa en las preferencias de la audiencia?

—La audiencia siempre manda, y en televisión, más. Y la audiencia de este tipo de reportajes es, afortunadamente, muy exigente desde un punto de vista periodístico.

¿Cuáles son los temas preferidos por los espectadores de Euskal Herria?

—Observo un cambio en las preferencias desde temas más puramente políticos a asuntos más sociales. Creo que la audiencia vasca demanda, cada vez más, temas que tengan que ver con su día a día, con lo que consumen en casa, en su móvil. Estamos asistiendo a grandes cambios que generan muchas dudas y la gente necesita respuestas contrastadas.

Si le pregunto a usted concretamente, apuesto a que uno de ellos es la Corona española...

—No pierdo detalle sobre cada paso del emérito y, sobre todo, de su entorno. Cada movimiento en torno a la Casa Real va encaminado a blindar al actual rey Felipe VI. Lo que está ocurriendo nos daría, seguro, para una segunda entrega de La Armadura del rey.

¿Cuántos escándalos más se necesitan para que caiga la monarquía?

—Mientras los escándalos que conozcamos puedan achacarse a un rey emérito amortizado, no caerá. No se cuestiona al actual rey ni se exige la transparencia que sí deben el resto de instituciones para no poner en cuestión la monarquía y con ello el modelo de Estado.

¿Veremos sentarse en un banquillo al rey emérito?

—Todos los indicios de esta democracia apuntan a que no.

Y ahora que no nos lee nadie, ¿le gusta más la tele o la radio?

—En la radio me siento como en casa, pero la tele me sigue planteando muchos retos. No soy capaz de elegir, es como cuando te preguntan si te ha gustado más el libro o la película, son formas distintas de comunicar, cada cual con su atractivo.