Madrid - Desde que Tamara Falcó ganó la cuarta edición de MasterChef Celebrity se ha convertido en el perejil de todas las salsas. No hay más que visitar su Instagram para comprobar que hoteles, firmas de ropa, belleza o de calzado sueñan con que ella luzca sus creaciones, el objetivo también de algunos de los aprendices de Maestros de la costura.

Su paso por el talent de cocina le ha servido a Tamara como experiencia para conocer a fondo la tensión y los nervios que conlleva una prueba en televisión. “No sabéis lo mal que lo estoy pasando por todos vosotros”, les dijo nada más llegar a los concursantes. Vestida con una camisa blanca de generosos volantes en el cuello y un pantalón estampado, la hija de Isabel Preysler confesó que su top pertenecía a una colección cápsula que ha ideado con su amigo de fogones el diseñador Juan Avellaneda, Avellaneda loves Tamara, con el que mantiene una buena amistad desde que coincidieron en el programa de cocina.

Durante su visita al programa el lunes no dudó en comentar que, si su madre es siempre un referente de elegancia es porque “se conoce muy bien y sabe qué es lo que mejor le sienta”, y señaló que su progenitora también le quita importancia a ese hecho. “Siempre dice: es que yo sé cómo vestirme”. Con su habitual naturalidad, Tamara Falcó presenció la primera prueba del espacio en la que los aprendices tuvieron que confeccionar un vestido de alfombra roja con un presupuesto limitado, solo 40 euros. La recomendación que Tamara les dio a los aprendices para realizar su reto fue: “Si es para alfombra roja, cuanto más elegante mejor”.

No hay que olvidar que ella también es creadora de moda a través de su marca TFP by Tamara Falcó, con la que ha lanzado ya varias colecciones. Sin embargo, confesó que en el caso de que apareciera la “persona adecuada” no sabría “qué vestido de novia ponerme”, aunque tiene un tablón de Pinterest cargado de ideas. Acompañada por Raquel Sánchez Silva, Tamara paseó por el taller escuchando y dando consejos a los aprendices mientras realizaban la prueba y no pudo evitar abrir los ojos como platos y con expresión de infinito asombro cuando Borja mencionó al Maligno, en su chascarrillo habitual. Católica confesa y practicante, en alguna ocasión ha revelado que su ideal de mujer buena “es la Virgen”, por lo que comentó que la broma no tenía “mucha gracia”.

Prudente y comedida, cuando terminó la prueba tuvo excelentes palabras para el trabajo realizado por cada concursante. Resaltó la elección del tejido en unos casos, alabó el diseño en otros y la buena costura en el de Joshua y Margarita, mientras que del vestido de David resaltó su creatividad, aunque quizá le “faltara” algo de técnica, a lo que el aprendiz contestó: “¡Qué niña más mona. Me la quiero comer”.

Ella se fue y el actor y director de cine, Eduardo Casanova entró en el taller con Carlota Barrera para hablar de la moda sin género, luciendo uno de los trajes de la diseñadora. “Tengo percha, pero no todo me queda bien”, dijo Casanova, que alabó el trabajo de Alejandro Palomo, de cuya firma, Palomo Spain, se viste en muchas ocasiones. “Le admiro, tiene una creatividad increíble”. “Que la moda tenga patrones tan marcados en femenino y masculino es relativamente reciente”, explicó Caprile. Precisamente, los aprendices tuvieron que realizar diseños sin género en la prueba de expulsión en la que participaron Joshua, Begoña y Xiaona, un reto que la estudiante oriental acabó perdiendo y fue expulsada del taller.