Los posibles efectos del cannabis han sido objeto de debate desde siempre. Sin embargo, una nueva investigación publicada en el Canadian Medical Association Journal indica que los adultos menores de 45 años, que consumieron esta planta en los últimos 30 días, sufrieron casi el doble de infartos en comparación con aquellos que no tenían la droga en su organismo.

La forma de consumirlo da igual y no reduce los efectos graves, tanto si se fuma o se ingiere, el riesgo de sufrir un infarto de miocardio sigue siendo alto.

Durante el estudio, se analizaron los datos de unas 33.000 personas de entre 18 y 44 años. El 17% declararon haber consumido cannabis el mes pasado, el 1,3% ya había sufrido un infarto, mientras que solo el 0,8% de los no consumidores reportó lo mismo.

Además existen personas que aseguran que el cannabis no tienen ningún efecto secundario grave que afecte a la salud. Es por eso que uno de los autores principales del estudio, el doctor Karim Ladha, dijo “hay cada vez más pruebas de que esto podría ser potencialmente perjudicial para ti, tanto a corto plazo como a largo plazo”.

Un buen equilibrio

Poner en la balanza los riesgos y los beneficios es clave a la hora de consumir cannabis. La investigación también señala que la planta sirve para aliviar el dolor y para otros fines médicos.

Según el coautor del estudio, David Mazer, dice que tanto los consumidor como los proveedores de atención médica tienen que “equilibrar los riesgos y los beneficios del cannabis en su propio contexto específico”.

A pesar de que los expertos si han señalado los posibles beneficios, estos no aconsejan fumar o vaporizar el cannabis. Esto es así porque se descubrió una posible relación de este tipo de consumo con accidentes cerebrovasculares y daños pulmonares.

Ladha prevé que en un futuro sea posible realizar un estudio más completo en tiempo real a los consumidores habituales, para así obtener mejores resultados y conseguir extraer datos más concretos.

Sin embargo, este doctor es consciente de las limitaciones a las que se enfrenta y confiesa que “es difícil llevar a cabo este tipo de estudio porque el cannabis no es legal” señaló el experto de EEUU.