¿Qué son los autobronceadores y cómo funcionan?

Son cosméticos que funcionan oxidando las células muertas de las capas superiores de la piel, de ahí el efecto bronceado que dejan. Cada día de aplicación sube ligeramente el tono del bronceado, de modo que se puede controlar la potencia del color y dejar de aplicarlo cuando se desee.

¿Cómo se deben aplican para lograr buenos resultados?

Dependiendo de su formato se pueden aplicar directamente sobre la piel con las manos (no hay que olvidarse de lavarlas bien después para evitar manchas) o con una manopla para lograr un resultado más homogéneo. En cualquier caso, la clave está en realizar primero una exfoliación para eliminar el exceso de células muertas, hidratar la piel antes y después, y extender el producto por toda la superficie que deseemos broncear. Además, una vez obtenido el tono deseado, para mejorar su duración se aconseja mantener bien hidratada la piel y renovar la aplicación cada cuatro días aproximadamente para conservar el color.

¿Cómo elegir el mejor formato?

Hoy en día hay texturas y formatos para todos los gustos: cremas, geles, esprays, brumas, toallitas... La elección del formato radica en la versatilidad del mismo y de la zona a pigmentar. Una de las formas más versátiles es el gel, ya que permite aplicar el producto tanto en el rostro como en el cuerpo, garantizando por su textura un reparto totalmente homogéneo que ayudará a obtener un resultado uniforme y con efecto satinado.

¿Cómo acertar con el tono?

Normalmente, obtener el tono deseado es muy sencillo, y como hemos dicho es fundamental una correcta preparación de la piel (exfoliación+hidratación) antes de aplicar el autobronceador. El tono normalmente se observa transcurrida una hora. Una sola aplicación suele ser insuficiente, y para obtener el tono deseado hay que repetir en días sucesivos hasta alcanzar la tonalidad adecuada (normalmente 2-7 días). A partir de ahí, el mantenimiento requiere una aplicación cada cuatro días.

¿Puede ayudar la nutricosmética?

La nutricosmética no actúa sobre los autobronceadores, ya que el mecanismo de acción es totalmente diferente. Los autobronceadores colorean la piel sin que intervenga la melanina, y para ello incorporan sustancias que reaccionan con las células epidérmicas. Por ello es importante entender que, aunque aparentemente la piel esté morena, el autobronceador no es un producto que protege de la radiación del sol y será necesario utilizar un protector solar.