Las personas adultas "debemos dejar atrás la idea de que no llegamos a todo o de que no somos lo suficientemente buenas para nuestros hijos", dice Ares González, quien sostiene que "tenemos que cambiar la foto y mirar con gafas de niño. Así comprenderemos que lo que les ocurre tiene un sentido y se corresponde con sus necesidades o con su momento educativo", asegura en su publicación este maestro y formador. Reconoce que el sistema nos empuja a vivir con prisas y no está hecho para tener hijos. Los permisos por nacimiento no son suficientes, las medidas de conciliación son prácticamente inexistentes y cada día los padres, sobre todo las madres, hacen malabares para compaginar vida personal, familiar y profesional. "¿Los tres grandes problemas? Exceso de información sobre cómo educar, no saber distinguir lo importante de lo secundario, y el síndrome de la madre perfecta. ¿Qué es lo que tu hijo realmente necesita? Tu presencia, alguien de referencia que le atienda, le escuche y le acompañe", resume.

Mi hijo de cinco años se cae de la bici, se raspa la rodilla y empieza a llorar. ¿Por qué le levantamos inmediatamente y no le dejamos que llore?

A la mayoría de las personas adultas nos cuesta sostener el dolor o la tristeza de nuestros hijos. Todas las emociones necesitan ser escuchadas y acompañadas; el llanto también.

¿Cree usted que podría encontrar sin GPS la Catedral de Burgos? ¿Por qué buscamos entonces tanto dirigismo en la educación de los hijos?

Supongo que sí. Mi madre me enseñó a preguntar por las calles desde pequeño, así que tardaría un poco más, pero llegaría. Volviendo a la infancia, solemos tener miedo de lo que vayan a hacer o ser y tratamos de controlar lo que ocurre. Es muy difícil conseguirlo y es mucho mejor crear espacios y tiempos donde puedan ser y acompañarles en las dificultades que surjan en el camino.

Cuando los hijos son pequeños a los padres les agobia ver tanto libro-guía para conseguir un niño perfecto. ¿Necesitan una lista de lecciones para educar y criar a sus vástagos?

Lo que necesitamos todos los padres es saber distinguir lo importante de lo secundario y construir nuestro propio camino con la familia. Es la labor de libro, que nos orienta y nos da toda la información necesaria para que vivamos mejor en nuestras casas.

Mirando las librerías, ¿no tenemos exceso de información sobre cómo educar a un hijo?

Sí, yo mismo me he dado cuenta con las familias que se leen un libro sobre sueño, se aplica y entonces la pareja sale perjudicada. Por eso he aportado una visión global de la crianza con seis puntos que son fundamentales para el desarrollo de toda la familia.

¿Cree que está muy extendido el síndrome del padre y, sobre todo, de la madre perfecta?

Sin duda, y así lo explico. El síndrome de la madre perfecta se ha desarrollado durante generaciones y generaciones de mujeres a las que se les ha exigido que hicieran todo más que bien, perfecto: cuidar, limpiar, criar€ Este síndrome sigue pesando de forma inconsciente, haciendo que cada día nos autoexijamos y agobiemos. La clave es salir de ahí, reconocer que nos quieren tal y como somos. Que vamos a aprender por el camino y que el objetivo de la crianza es disfrutar de ella.

Niño y juego parecen palabras siamesas. ¿Juegan los padres lo suficiente con sus hijos? ¿Les dejamos jugar?

El mundo está diseñado para los adultos y cada vez quedan menos espacios públicos y menos tiempos donde los niños y niñas puedan expresarse y ser. El juego es la forma más elevada de aprendizaje y pone en relación muchas áreas del cerebro. Respecto a jugar con tus hijos, la regla fundamental es que te apetezca jugar. Si no quieres, es mejor que jueguen autónomamente.

Vida personal, actividad laboral, trabajo doméstico, relaciones sociales, vida con prisas... ¿Nos queda tiempo para los hijos?

Siempre digo que estamos en uno de los peores momentos históricos para tener hijos. Apenas queda tiempo para su crianza, para disfrutar de ella y para educar con atención. Si nos dejamos llevar por las responsabilidades, obligaciones y notificaciones diarias se nos acabará el tiempo. Es importante pararse a decidir cuáles son nuestras prioridades para poner límites a aquellas que nos quitan tiempo innecesariamente. Tu presencia determina el desarrollo de tus hijos. Dedico el primer capítulo del libro a ello.

Abrazos, besos, caricias, emociones€. ¿Ya se las permitimos y participamos lo suficiente en su manifestación?

Esto depende mucho de cada familia, porque unas personas son más corporales y afectivas mientras que otras lo son menos. De cualquier manera, los niños necesitan cada día piel y vínculo, y por lo general la mayoría de familias desarrollan un apego seguro. Lo que nos suele costar por la educación recibida es permitir que expresen todas sus emociones, que las hablemos y les pongamos palabras. Esto es uno de los retos más importantes hoy en día.

¿Es imprescindible ponerse las gafas de niño para educar?

Es necesario ponerse las gafas de niño para ver la vida a la altura de sus ojos. Entonces comprobaremos que sin querer les metemos prisa, que el espacio no está preparado para sus necesidades, que necesitan moverse libremente€ Uno de los mejores ejercicios que podemos hacer como padres es sentarnos a su lado. Así observaremos y comprenderemos cómo está, qué hace y porqué.

PERSONAL

Formación: Maestro y formador de educación y crianza. Está especializado en acompañamiento respetuoso a la infancia, innovación y pedagogía familiar, y crecimiento personal.

Trabajo: Tutor de aula en el Colegio Lourdes de Madrid, colaborador de la revista Aula Infantil de Graó e impulsor de la web Alaya difundiendo infancia.

Iniciativas: Ha creado dos espacios de formación: Crecer en Familia y Escuela de Docentes.

Publicaciones: Autor, entre otros, de Educar sin GPS (Editorial Planeta).