La ciudad de los ojos grises yLa ciudad de los ojos grises La ciudad dormida son dos novelas independientes en su desarrollo, pero están ligadas por el escenario, Bilbao. En la primera, el epicentro es la revolución industrial. En la segunda, el fin de unos tiempos alegres: son los felices años 30 que terminan abruptamente con el inicio de la Guerra Civil española. En sus novelas se puede plantear el juego de saber cuánto hay de él en los personajes que las protagonizan. Félix G. Modroño confiesa que cuando escribe en pasado se siente cómodo porque puede meter su personalidad en la piel de otros. En esta ocasión, la historia se centra en una baserritarra, una mujer de campo, de Gernika, frente a un periodista urbano, Ignacio Segurola. Como telón de fondo, la guerra civil, un acontecimiento que desactiva a esta ciudad y al resto de Euskadi. El escritor comenta que siempre que termina un libro se enfrenta a un dilema, el título: "Me cuesta mucho titular. En tres palabras tienes que resumir la esencia de una historia que tiene varios cientos de páginas. Al final lo consigo, aunque no sé si acierto o no", asevera.

¿Qué nos encontraremos si damos un paseo de la mano de su nuevo libro?

Veremos un Bilbao que se ha transformado totalmente desde la anterior entrega de esta saga, desde La ciudad de los ojos grises. En aquel, la transformación fue social por culpa del hierro y por mor de la economía. En esta ocasión es todo lo contrario, aquí son la política y la guerra las que cambian la ciudad.

¿Es difícil imaginar cómo era aquella ciudad tan lejana y próxima a la vez?

Bilbao era una ciudad alegre en los años 30, policultural y con un intensa vida social. La gente vivía en relativa concordia, y de la noche a la mañana deja de ser lo que era para convertirse en una ciudad en guerra, con todo lo que llega después.

¿Cuál ha sido su fuente de inspiración para escribir La ciudad dormida

Tenía muchas ganas de contar la transformación de esta ciudad. El título viene un poco por los años duros que se sufrieron, y no solo en Bilbao, sino en todas las ciudades. Pervivieron los edificios, pero la esencia de la ciudad quedó dormida, quedó en espera. Además, quería hacerlo dentro de una historia que aunara la vida tradicional de un caserío, por eso la protagonista es una baserritarra de Gernika que de repente llega a una ciudad cosmopolita y queda deslumbrada por lo que es Bilbao y por sus habitantes. También por la figura del periodista, que es Ignacio Segurola.

¿Una mujer de caserío frente a un hombre de ciudad?

Sí. Quería contar esa dicotomía, pero de repente pasan de ir a ver obras de teatro en el Arriaga, incluso despiden allí a Margarita Xirgu, a una ciudad asediada y puesta en peligro por los permanentes bombardeos. Aquella ciudad asediada y después vencida da muchas explicaciones sobre en lo que luego se convirtió Bilbao a nivel social y político. Por extensión, explica también en lo que se convirtió todo el País Vasco.

Su último libro, La fuente de los siete valles

No tiene nada que ver con La ciudad dormida, aunque sigue dentro de mi línea de centrar a mis personajes dentro de marcos históricos. Ese libro habla sobre todo en San Millán de la Cogolla, porque quería hacer un homenaje a la cuna del castellano y del euskera.

"Estuve encerrado en una habitación cubierta de fotografías antiguas de Bilbao"

Dos libros suyos en un año, que no suele ser lo habitual.

No, no lo es. Estuve, desde que se publicó la anterior hasta que terminé esta novela, encerrado varios meses.

¿Confinado voluntariamente y literariamente?

Estuve encerrado en una habitación cubierta de fotografías antiguas de Bilbao. Cuando fui a salir de esa encerrona voluntaria llegó el confinamiento obligatorio.

Así que usted ya tenía práctica y entrenamiento. ¿Una ventaja?

Pues fíjate, lo he llevado mal. Cuando es voluntario, tú decides cómo llevarlo. Después de muchos meses escribiendo, necesitaba aire, y de repente todo cambia y me vuelvo a ver encerrado. Entre unas cosas y otras he estado un año encerrado solo en casa.

Y ha salido con ganas de comerse el mundo.

He salido con ganas de comerme todo. En el confinamiento obligatorio me marqué un objetivo para llevarlo lo mejor posible mentalmente y me he puesto a dieta.

¿Hacer dieta en una situación extrema no supone alimentar el estrés y la ansiedad?

No para mí, pero hay otros elementos que si me suponen o me han supuesto estrés. He realizado comidas sanas y he hecho todo el ejercicio que podía. He perdido 20 kilos. Las ganas que tenía yo de tomarme una cerveza al aire libre, o dos, o tres€

La cerveza no suele ser una compañera ideal para una dieta.

Ahora no miro si abuso un poco, lo que hago es caminar mucho. Ahora se trata de mantener el esfuerzo que he realizado en los últimos meses.

Será de las pocas personas que ha conseguido adelgazar en la cuarentena.

Es que a mí me gusta llevar la contraria. Ja, ja, ja€ Veía que la gente ponía sus comidas copiosas en las redes y yo me hacía mi pisto, mis verduritas, mi yogur con nueces... y ahí aguantaba yo. El aliciente de la báscula me ha animado a seguir.

¿Y dónde quedaba la novela que dormía como la ciudad esperando a que abrieran de nuevo las puertas de la movilidad?

Sabía que la novela estaba ahí y también los lectores, pero me dediqué a cuidarme. Soy coqueto y me apetecía estar medianamente presentable en la fotografía que estaba seguro me ibais a hacer en la presentación del libro.

Vaya. Está muy bien lo de la coquetería saludable. ¿Estaba previsto que esta novela saliera antes?

Estaba prevista para el mes de abril y era una de las apuestas editoriales para ese mes, un mes muy ligado con los libros. Estaba programada para principios de ese mes de cara al Día del Libro. Después la editorial dijo que se retrasaba a junio y finalmente fue en julio.

¿Ha perdido algo con el retraso?

No. Salió a primeros de julio, hace casi un mes, los lectores están respondiendo, y los libreros están contentos por cómo la gente se está acercando a las librerías. Hay una campaña institucional de apoyo a este sector. Espero que a mucha gente se le haya acabado la lectura en el confinamiento y tenga que renovar los títulos.

Se dice que muchos recuperaron el placer de leer durante esa cuarentena obligada y otros descubrieron los infinitos universos que se esconden detrás de la lectura. Supongo que eso es una buena noticia para un escritor e intenso lector.

Ojalá. En mi caso fue lo contrario. No me concentraba en leer y tampoco en escribir, como muchos pensaban. No pude escribir ni una sola línea dedicada a un libro. Tan solo escribí en redes alguna tontería para decirles a mis seguidores que seguía ahí. Me ha costado mucho concentrarme, pero sí que hay gente que me ha dicho que se ha leído algunos libros, incluso por primera vez. Si ha sido así, bienvenidos sean, aunque me consta que mucha gente no lo hemos llevado tan bien en el sentido literario.

Tanto tiempo esperando para tener todo el tiempo del mundo para leer y luego falla la concentración cuando lo tienes.

Es una forma de reaccionar. A los que somos muy lectores nos ha costado concentrarnos. Cada uno lo hemos llevado de la mejor forma posible. Aunque estuvieras acompañado, que no era mi caso, la ayuda tiene que venir de uno mismo. Teníamos tiempo, pero no ganas. Ya ves, la felicidad nunca es completa. Pienso que en general se ha aprendido a disfrutar de ese tiempo libre impuesto.

¿Hemos cambiado?

Estoy seguro que nadie es igual después de marzo. Pienso que ha cambiado la concepción del tiempo y de las prioridades.

¿Ese cambio es bueno?

No lo sabemos aún, pero sí creo que vamos a aprender a disfrutar más de lo que tenemos, de esas cosas que no hemos tenido en este tiempo.

¿Algo tan simple como tomarse una cerveza fuera de casa?

Exacto. Espero que la gente valore más el tiempo libre, la libertad y el aire que respira. Ese es mi caso: disfruto con un simple paseo por Santander o yendo a Bilbao. Ahora tenemos la oportunidad de disfrutar de las cosas más sencillas.

¿Tiene ideas para algún nuevo libro?

Ideas siempre tengo. En mi ordenador siempre tengo como siete u ocho carpetas donde guardo documentación y escritos argumentales. Mi problema es empezar a arrancar, empezar a escribir, empezar a redactar. Mis novelas van surgiendo en la cabeza. Un escritor no solo lo es cuando se pone delante de un ordenador y empieza a teclear. Se supone que un escritor, cuando llega a la fase del tecleo, tiene que tener las novelas maduradas en la cabeza.

¿Escritor 24 horas al día?

Pues sí. Tu mente tiene que estar abierta a la historia las 24 horas del día. Ponerse a escribir, el acto físico del tecleo, es secundario.

"Soy un escritor de impulso"

¿Por qué se resiste tanto a arrancar?

Porque cuando lo hago sé que no voy a poder levantarme del sitio donde estoy escribiendo. Me reconozco como un escritor de impulso; no vago, no indisciplinado€

¿Pero casi?

Ja, ja, ja€ Cuando empiezo no paro, pero no soy de los que por las mañanas se despiertan y piensan: Voy a escribir un ratito. No. Hago otras cosas, leo, estudio y pienso. A la hora de redactar, me resisto un poco en ponerme a ello.

Seguro que tiene algún argumento en su cabeza.

En La ciudad dormida he dejado un pequeño hilo suelto. La historia que cuento es completa, pero si los lectores me lo pidiesen, podríamos tirar hacia una tercera novela sobre Bilbao; esa es mi idea.

¿Otra transformación sobre la ciudad?

Sí. En esta ocasión sería la transformación estética y arquitectónica, y nos acercaríamos a la ciudad que conocemos hoy.

Pero siempre se ha refugiado usted en el pasado...

Me encuentro muy cómodo en el pasado, pero es un poco tramposo. A mí no me gusta la autoficción y yo cuento muchas de mis historias personales, que si las traslado en el tiempo disimulan más, ¿no te parece?

No le veo en la industrialización vasca y en la guerra civil.

Ja, ja, ja€ Yo tampoco, pero sí hay mucho de lo que puede ser uno. En este libro he cogido a Bilbao tal cual era en los años anteriores a la guerra y durante la guerra. He metido unos cuantos personajes y les he hecho vivir una serie de acontecimientos. No es una novela histórica, es una ficción histórica.

¿Nombres reales?

La mayoría. Los dueños de las tabernas, los políticos, los comerciantes€ son reales. Tengo una anécdota para contar y que ocurrió hace muchos años, cuando era joven. Al salir de casa, en una placita que hay delante de donde yo vivía, en un banco, me encontré con un mendigo que estaba tapado con una sábana porque había muerto. Al día siguiente miré el banquito de la plaza con recelo y lo que vi fue a una pareja de novios besándose. ¿Qué quiero decir con esta historia? Que me llama mucho la atención lo que sucede en un mismo lugar y en distintos tiempos. Me llama la atención que pasemos por la vida presente sin saber qué ocurrió en el pasado.

Quizá se hace así por aquello de pasar página...

Se deben pasar páginas una vez que las has leído. Me resulta muy cómodo ese mundo pretérito. Pierdo pudor a la hora de escribir novelas, cuento mis historias, las mías propias, y las pongo en manos de otros personajes en tiempos pasado. Lo que les sucede a los personajes me ha sucedido casi todo a mí, así que a veces escribo en primera persona.

PERSONAL

Edad: 55 años.

Lugar de nacimiento: Portugalete (Bizkaia).

Formación: Licenciado en Derecho por la Universidad de Salamanca.

Trayectoria: Durante más de dos décadas trabajó en el sector financiero en Sevilla. Hace tiempo abandonó su trabajo para dedicarse en cuerpo y alma a la literatura. Se siente cómodo en el pasado. En él incluye vivencias propias enmascaradas en personajes de otras épocas. Es riguroso con el lenguaje y utiliza estilos diferentes en la prosa que aplica a sus historias.

Novelas: Villalpando (2002), La sangre de los crucificados (2007), que es el primer libro de la saga protagonizado por el doctor Fernando de Zúñiga, al que siguen con el mismo protagonista Muerte dulce (2009) y Sombras de agua (2016). Otros libros son La ciudad de los ojos grises (2012), Secretos del Arenal (2014), La fuente de los siete valles (2019) y La ciudad dormida (2020).

Premios: Premio Ateneo de Sevilla y Premio Villano de Honor.