En la tele, como en la vida, en ocasiones estallan curiosas simbiosis. Llamativos emparejamientos que rompen con cualquier cliché o convencionalismo moderno. Como el malogrado dueto formado por Malena Gracia y el machista de Arévalo, la pareja compuesta por Nicolás Sarkozy y Carla Bruni (el atractivo del poder), Risto Mejide y Laura Escanes (amor de Instagram), o Antonio García Ferreras y Ana Pastor (indirectas en directo). Que funcionen bien o mal, para corto o largo plazo, es lo de menos. Su simple constitución ya genera un hecho noticioso. Un chascarrillo que el pueblo desea analizar. Por ello, cuando la pasada semana el cantante madrileño Omar Montes trasladó a la prensa (y al mundo entero) su inesperada amistad con Jeff Bezos nadie en Twitter calló ni quedó indiferente.

Porque si ya el ex de Isa Pantoja sorprendió el pasado 2019 tras afirmar que había tenido una premonición sobre la pandemia mundial del coronavirus, ahora ha causado hasta ansiedad en el corazón de la mismísima prensa rosa al asegurar que el CEO de Amazon le ha contactado para que sea uno de los tripulantes de su próxima aventura espacial. "Me escribió un mensaje privado por Instagram, porque tenía en su playlist mi canción La rubia, me lo propuso y yo acepté. Me están haciendo pruebas para asegurarse de que aguanto las fuerzas G en el despegue y, de momento, las he superado satisfactoriamente. Aunque no voy a negar que tengo miedo, los agujeros de gusano me imponen muchísimo", ha llegado a relatar.

Realidad o ficción, ya hay quienes aseguran que el artista suelta más bolas que José Luis Moreno, y que la fantasía americana no finaliza, para nada, en el espacio exterior. Siempre según Montes, el hombre más rico del mundo también contaría con él para grabar su primera serie a nivel mundial. Una producción internacional mitad chándal y barrio, mitad lujo al estilo Medina, la exclusiva ciudad donde vive Bezos junto a Bill Gates y otros multimillonarios. Mansiones con playa privada, tecnología punta y hasta un esqueleto de T-Rex.